English

Kailash Vajpeyi, India

11º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Kailash Vajpeyi

Resignación

Te felicito, Siglo Veinte, por tus extravagancias.
Yo aquí me rindo.
noche y día
protestando contra tu demoniolatría
yo, que estoy reducido a una llaga
no tengo deseos de degradarme más.
Me retiro
como el dolor mudo y helado
bajo la costra de sangre seca.

¡Sigue con tus detonaciones, querido Siglo!
Vete a mamar a la madre tierra
o a fornicar con algún individuo anónimo.
No queda nadie que desafíe
tu suave arrogancia.
La poesía está en el exilio.

Te admiro, Siglo Veinte
por tus acrobacias.
Opaco y sólido,
tu gris razonamiento
me recuerda la edad de piedra
con innumerables brutos refinados.
En este laberinto tuyo
donde la bruma reflejaba la ignominia
yo era una rareza,
el vuelo sin sentido
de una mariposa solitaria
en la selva de cactus estramonios.

Antes de volverme totalmente loco,
debo admitir
que te estoy agradecido
por la cosecha de nuestras miserias,
por el impecable transplante de corazón
con abundancia de monóxido para inhalar.

En tu régimen aséptico
donde los desperdicios son el destino de todo talento
y las masas, como abejas asexuadas
forman el saldo en la cuenta bancaria de alguien más,
la sensibilidad de asfalto era un don
sólo que nunca lo pensé.

De otra forma, qué sentido tenía
arrullar a los bebes-robots.
Qué sentido tenía acariciar la espuma.

Como un reloj que aún golpea en la muñeca de un cadáver

seguí escribiendo poemas
seguí quemando inciensos
en una fábrica de armas

Aún así, no te culpo, querido Siglo
por mi derrota prematura.

Después de todo hay ríos
que no llegan nunca al mar.

 

El árbol de carne


Entre estos libidinosos
Insaciables
Que trituran monedas
Con los dientes.
Y cual sanguijuelas
Se adhieren a los leones
Me pregunto a menudo:

Cómo es que Dios cultivó
Sin razón
... Estos árboles de carne.

 
Castillo azul 


Tú serás el único oyente que quede
Sólo a ti te hablo.
Después de todo, para qué día
-hasta este día-
He estado cayendo y cayendo,
Dentro y fuera.
Ni he sido despedido
Ni he renunciado.

En medio de la multitud,
En la soledad,
Silencioso
O gritando
Estoy discutiendo
Con el castillo azul.

Sin sentido de la distancia,
Sólo sé del encuentro.
La presión arterial baja lentamente.
Los talones se me están gastando
Cayendo repetidamente en el recuerdo
De las escaleras que no estaban en ninguna parte.

He crecido
Yo, el malo.
Vivo 
En una comuna de ratas
En enemistad con las serpientes.
Tú serás el único oyente que quede.
A ti te hablo.

Los años pasados
Lemas,
Sitios –Llamadas de larga distancia
Cartas llevadas a mano
Promesas de que los ladrillos
Serán traídos mañana
Preocupación por el brebaje
Que debe prepararse para los estudiantes.
Los viejos deben ser asustados
Con los titulares de un periódico inocuo.

Muchos años pasaron
Haciendo todo esto.
No pude hacerme amigo tuyo
Ni cedió la enemistad del mundo.
No hay nadie tan desamparado
Que no pueda llorar.

Yo, que no pude ser muerto,
No estoy vivo tampoco.
No soy ni “no” ni “si”
No soy ni “ni” ni “no”
Yo no sé lo que soy.
No puedo afirmar nada con seguridad.
La mente me pesa demasiado.
Estoy en deuda con muchos.

Muchos cientos de asesinatos,
Incendios planeados,
Muchos robos
Hay muchos cargos contra mí.
Aunque desde una tienda de campaña
Toda aquella hondura insondable
Que hace de Alejandro un hombre
Está relacionada conmigo
Aún así, repito
Que no sé en qué cueva
     De qué valle
     De qué año
Vivo aterrorizado
Y me encuentro derrotado
Y sin eje.

Un oso me gruñe sin cesar.
Trato de trepar.
La lucha de encontrarte o no encontrarte.

Aun el pozo de la muerte no es tan torturante
Como este ejército
Que está siendo destrozado y condenado a muerte en mi interior.

Si mi problema hubiera sido decidir
Si quería ser Sthanu o Yayati,
Podía habérmelas arreglado.
Pero estoy lleno de montones de hulla y cal.
Soy una jungla de cactus
Donde las flores estallan como bombas
Cadáveres satisfechos
Y un estanque lleno de veneno
Que espera algún Yudhisthira.

En mi perturbada soledad,
Cada vez que surjo, como un terremoto,
Un pie rutilante
Que se mece en mi entrecejo
Desaparece.

¿Hay alguien ahí?
La mente se va a dar un paseo
Por la Plaza Lenin
O por Ripabhan.
Conspicuo “Yo”
Me he quedado sin brillo
Preocupado por 
La piel y las ropas.

Mis problemas son extraños.
No hay nada tan desprovisto de vida
Que no tenga la capacidad de distraer.
¿Cómo se puede ser
Una hoja del árbol del viento
Mientras se tiene un cuerpo?

No sé si la lombriz
Tenga que comer y excretar
Sólo tierra
O si en la resonancia final
De las palabras simples
Esté uno destinado a ser sometido a prueba
Hasta desaparecer finalmente.

No sé cuál será la secuencia
Por qué y cómo 
No sé si todos,
Después de vivir con o sin ética
Durante cincuenta o cien siglos
Tendrán que ahogar sus ídolos.

Nada pude hacer
Para mitigar el pesar de la tierra.
Los labios negros hubieran cantado canciones dulces.
El sol hubiera descansado.
Y habría sido disparada una bala menos.
Nada pudo hacerse.
El castillo está aún allí, 
Y yo sigo de igual modo
Amenazando con el puño.
La luz se está agrietando.
La menor de mis debilidades
Es muy, muy larga.
Igualmente rechazo
La enfermedad y la medicina.

Tú serás el único oyente que quede.


 
Antideseo 


Antes que ser 
Para ti
    Remordimiento
                  Complicación
        O culpa,
    Mejor
    Desaparecer de tu conciencia soleada
          Como una luciérnaga
        Que existiera
              De una oscuridad a otra
        Y que fue consumida
           Por su propia luz


 
Postura sankhya (1) 


Dije a mi cuerpo:
El mito del renacimiento
De entre tus propias cenizas es falso.
            Nada queda
            En el juego del odio y el afecto.
Aunque eres libre, hasta que la lana esté lista
Para cubrir con un manto de sangre
Los ennegrecidos brotes de la hierba.

Dije a mi cuerpo:
Hay un perro
Preso en un cuarto de espejos
            A pesar de las contorsiones
            El perro es libre
De cerrar los ojos
O convertirse, narcisista, en su propio enemigo.

Dije a mi cuerpo:
Cuando la selva está inundada
La mangosta y la serpiente se aferran a la misma rama.

            ¿De quién vengarse?
Ningún pájaro nace de sus propias cenizas.

Cuando mi cuerpo, de acuerdo conmigo
Comenzó a morir en vida
Todos avanzaron sobre él, pisoteándolo.

Dónde están esas gentes
Que me quitaron todo un mundo
            Dejándome a cambio
El gusto mudo de la no-existencia.

[1] Una de las principales escuelas filosóficas hinduístas


 
La poesía 

Había decidido
lavar las distorsiones – el rocío
o una capa de luz;
pero cayó enferma.

Combatiendo la rancidez de la podredumbre
quedó 
arruinada
y fue desarraigada.

Quién explicará a la estúpida oscuridad
que lo andrajoso de sus vestidos
no significa
que haya exhalado el último suspiro.


Deliberación 


¡No! No vas a llorar

No hay país en el que valga la pena vivir.
No hay hora adecuada para morir.

Por qué todo mundo ha de ser feliz.
Por qué no ha de haber bombas.
Por qué ha de haber límite al infortunio.
Por qué las sombras no han de ser multifacéticas.

¡Mira! El desierto se expande
los misántropos son objetos de alabanza.
El genio está atascado
los machos duermen con los machos.
Una mujer del Oriente
devora a su hijo... crudo;
en Canadá
envejeció un niño de once años
y murió.
El cuerpo es mera casualidad.

¿Cambio?

¿Creíste que podías cambiar?
¡Ahórrate el aliento!

Siddhartha, Cristo
el mismo Gandhi tuvo la misma ilusión
y todos tuvieron una muerte de perro.

Un ciego empujando 
a millones de ciegos
a un negro agujero... historia,
tal es su nombre.

Y el que empuja y los empujados
hasta disolverse... a medio camino
jamás se percataron 
de su error.

Aún crees que puedes abrazar el vacío,
curar las heridas del viento,
dejar una huella en las arenas del tiempo,
repetir la leyenda de Midas.

Bien, la tragedia está un tanto fuera de ritmo,
el argumento... maquinando en forma surrealista.
El cieno se ha adueñado del mar,
la fiebre se ha constituido en norma.
El rostro de la noche tiene un brillo celestial
tortura... impersonal.

Un villano apuñala la cruz,
inquiriendo a los espectadores
si necesitan una máscara de oxígeno.

Y por qué no.

Después de todo es un sueño perenne
donde el verde es verde
la imagen del horror.

¡Mira en el espejo!

Una civilización entera gime y solloza.
Sólo tú no puedes gritar
Prueba y olvida
la voz... ¡Ay de mí!

Hay versiones múltiples del infierno.

 

 
Lamentación de las palabras rotas 

En un esfuerzo inútil
De vivir a la vez
La fea rutina y la dolorosa soledad
Ha sucedido que 
He perdido contacto con mi cuerpo.
Como agua
Que, en medio de la corriente
ha olvidado su naturaleza de fluir
Donde quiera que estoy
A menudo
No estoy allí
La noche continúa hasta el mediodía
Y estando simultáneamente despierto
En muchos países
Lloro por mi ausencia.
Es difícil decir 
Quién odia a estas muchedumbres insensibles
¿Soy yo
O alguien más
Quien muere una muerte prematura
Sin suicidarse?
Viviendo en un cuarto
En lo alto de una ciudad
Que ama la comodidad,
Castigado por crímenes no cometidos,
Una y otra vez
La memoria me engaña
¿Me engaña, o es mi propia naturaleza?
No puedo decirlo.
Ahora, el que escribe y llora calladamente
¿Es el dolor sin sangre o el dinero?
También afuera existe una clase de cárcel
Como si yo estuviera prisionero sobre el planeta.
Lo que está disponible no tiene sentido,
Y tampoco lo tiene lo ilusorio.
No hay magnetismo en los labios de la amada.
Los amigos son como un tablero de ajedrez
Ahora estoy entre las piezas tomadas y fuera del juego.
Como una lámpara que arde bajo el mar,
También mi no-existencia se ha tornado falsa,
Sucede que he perdido contacto con mi cuerpo.


 
No aseveración             

La vida es
      Una coincidencia
    Infalibe
         Y eterna.
        El tiempo
  No se queda detenido
        Gracias a Dios.

       Si se quedara
              Nadie hubiera 
              Escrito
              Estas líneas.

 

Monumento de autocompasión 


Mientras la ciudad permanece
       Yo moriré
       Ni el Fondo de Ahorros
       Ni la familia
Vendrán a rescatarme
Pero tampoco yo querré que me rescaten.

La vida permanecerá
      Y yo moriré.

La gente, ante quien aparezco como enemigo 
       Seguirá allí (al menos unos cuantos).
Algunos de los que me son cercanos
Jugarán a estar tristes,
       Ignorando mis debilidades dirán 
       Que también fui un hombre.

Mis resentimientos actuales se habrán petrificado.
Las generaciones habrán sido sacrificadas.
Las civilizaciones habrán avanzado algunos pasos 
       Cuando yo, entre las llamas
       -Cómo, no lo sé-
       Me haya perdido.

Mi nombre no está escrito en ninguna parte de mi cuerpo,
       Aunque la oscuridad de mis poemas
       Centelleará a mi alrededor.
       Nadie guardará luto por mí.

A pesar de la promesa
La rebelión
El amor
La estupidez 
       Yo me dispersaré con las cenizas.

La ciudad estará aún allí.
       Sólo yo me habré ido.

 

Ni... Ni 


Todos los días agonizantes han muerto
La escritura... difusa.
Mellado e informe como lata vacía y desteñida
¿Debo acaso permanecer en una casa en ruinas?
¿Hacia dónde partiré?
Desarraigado, hundido, ¿qué haré?

     Con este cuarto de primeros auxilios;
     Esta prisión, dentro de mí...
     Algo debo hacer, ¿pero qué?

Un túmulo de semillas de flores chillantes
Fue arrasado por la corriente.
Un bosque verde se hundió y se perdió entre los juncos.

     ¿Cesaré de gritar? Por Nerón o por Ravana:
     ¿Abandonaré mi penar?

Dentro de poco todos habrán enloquecido,
En la luz
¿A quién diré:
¡Ven!
Te curan gratis
En un dispensario yanqui o en uno de Mao.

      ¿Qué remedio?
      ¿De qué dolor?
      ¿Quién dará?
      ¿Quién quiere que así se cumpla?

Algún día en el matadero,
Viejo, enfermo, testarudo o joven
Todos tenemos que morir.
¡Caeré!, pero ¿en dónde debo caer?

     En el mar de Arabia
     En el río Jehlum
     En la bahía de Bengala o quizá
     En un pozo seco.

En todos mis días antes y después del día después
¿Cuando no he sido golpeado?    
¿Devolveré ahora el golpe?

     Entre gente, infectado de
     Sinusitis, calor, ardor, hambre;
     ¿Debo acaso tirarme como un muerto con mi descabezado esqueleto palpitante?
     ¿o debo ir al grano?

¿Cuál grano?
Decídmelo alguien.

Esta fama 
Este honor
Esta hueca neutralidad
Todo ha perdido su sentido
Lléveselo alguien.

     Donde difícil es distinguir quién es falso y quién es honesto
     Y el asesinato es disculpado.

Fuego
Fuego
Fuego en derredor
¿A quién culpar?
¿Al viento enfermo, a la paja o al mundo enloquecido?

     ¿Me arrojaré en él?
     ¿O continuaré... contemplando?

     A Mahatma muerto
     A Gandhi vivo.


Kailash Vajpeyi nació en la India, en 1936, murio el 1º de abril de 2015. Poeta, ensayista, catedrático universitario y periodista. Su obra ha sido traducida y editada en inglés, alemán, ruso, danés, sueco, y español. Algunos de sus libros publicados en español son: El árbol de carne (1976); Visiones y mitos: una antología de poesía hindi contemporánea (Poesía contemporánea hindú, con poemas de amor); Visiones y mitos (1979); y Palabras de poder (1977). Ottors libros son: Havā meṃ hastākshara. Vani Prakashan, (2005), recuperado en mayo 2020; Shabd sansar, Bhartiya Jnanpith, 2006, recuperado en mayo 2020; Pr̥thvī kā kr̥shṇapaksha, Kitāba Ghar, 2006, recuperado en mayo 2020.

Última actualización: 12/02/2022