Biancamaria Frabotta, Italia
Por:
Biancamaria Frabotta
Traductor:
Martha Canfield
Como si el sueño recíprocamente los raptara,
en la oscuridad cruzan los dedos
se rozan con la punta de los pies
y piensan – los extremos se tocan
en el corazón de la noche.
Uno de los dos incluso ya sueña por el otro.
Propenso más al contagio que al presagio
se adormece el amor conyugal
de la mano, la cintura ceñida
como para bailar, mientras la otra
vida empuja en las puertas de lo reprimido
y las vence. Ambos del lado izquierdo.
El alba los despierta un poco más hermanos.
*
Mi esposo tiene un corazón generoso
como ese dios que dona el primer verso.
De noche no se tira las frazadas
hacia el pecho ni me pinchan sus pelos
y al despertar quisiera unirse al coro
anónimo que sol y hambre asedian.
Mi esposo desconfía de las horas oscuras
y a su lado siento que me avergüenzo.
Y hasta de avergonzarme me avergüenzo.
Mi esposo desconfía de las cosas oscuras.
Así, por amor de él, cambiaré de estilo
atesorando para él cosas claras.
*
En la promiscua y dulce cárcel
nos dividimos el botín todas las noches.
Los días de breve distancia
y no su largo recorrido.
Uno a uno, como las cuentas del rosario
con la negligencia de los eventos.
Aun para nosotros dos, ladronzuelos
de huellas, en la almohada, que es nuestra
de las piedras negras dividamos
el futuro que no es nuestro
con sabia perspicacia
de las venas metálicas
librémosla, de la inicua redada
la seda del capullo.
Días del tiempo, superfluos y absolutos.
*
Tú, a quien los mudos enseñaron a hablar
a atajar los golpes de los cuerpos inertes
a lanzar desde el muelle de los sueños inciertos
el barquito de los niños de invierno
pecezuelos pescados en el turbio
remolino de un amor inútil
a mantener el juego, eludir el yugo
de nuestros humanos pesos invisibles
tú me enseñaste a hablarle a las paredes.
Anestesia
No sabes lo que dices, alma mía
que ardes dentro de una caja de arena.
Y sin embargo hablas, y haces
como el apuntador turbulento
que deja la reserva del bastidor
y recita en la luz su parlamento.
Que dormir contigo yo no quiero
cuando la luna alcanza el primer cuarto.
Una capa floja, de casa en casa,
los cubre a los insomnes.
Te desplazas, como para llevarme
y hasta el codo sumerjo los brazos
para tocarte y no puedo, amniótico
reflejo, mi carencia nunca saciada
que me obscurece y me coloca
si al fin el amor mío te despierta.
*
Una sola de tus pupilas yo quiero
la de la cabeza loca, la reluctante,
que cada noche expulsa a la fruncida
compañera de tus noches bravías.
Tallo de jade, esteta solitario
podrás, ingrata musa, reencontrarme
si surgiendo del arca de los sueños
me hago real y vengo a ronronearte?
El último verso
En los ojos cerrados
cuando les da el sol
se enciende un punto negro.
Y no por vicio quería
tenérselo el informe
y demorarlo adentro
en el abdomen ciego
transformado en patria.
Por no dejarlo morir de veras
y sin sepultar, ese último verso
lo adoptó, ese héroe inservible.
Áureo moho de la mañana muerta
aéreo gusanillo, casco polvoriento
cacahuete que escapas de los dedos
y, si se aferra, cápsula muy fiel.
Biancamaria Frabotta nació en Roma, Italia, en 1946. Poeta, editora y profesora universitaria, enseña Literatura Italiana Moderna en la Universidad "La Sapienza" de la misma ciudad. Fue redactora de las revistas Orsa Minore y Poesía. Ha publicado los libros de poesía: Il rumore bianco (Feltrinelli, Milán, 1982); Appunti di volo e altre poesie (La Cometa, Roma, 1985); Controcanto al chiuso (Rossi § Spera Editori, Roma, 1991); La viandanza (Mondadori, Milán, 1995, Premio Montale, 1995); y Terra contigua (Empirìa, Roma, 1999), entre otros. En 1989, publicó la novela Velocità di fuga. Para el teatro escribió la trilogía Trittico dell´obbedienza, Sellerio, Palermo (1996). Editó una antología de mujeres poetas italianas. Teórica del feminismo, a publicado algunos ensayos sobre el tema, entre ellos, Femminismo e lotta di classe in Italia (1970-1973), Roma, Savelli, 1975.