EDITORIAL
Editorial
Amaos los unos a los otros
Pueden y deben hacerlo Ellos que saben de qué hablamos
Saben bien qué urge y que cada día vivido no volverá a ser
Ellos pueden detener la matanza y disolver la tiniebla del día
fundar una patria incandescente y embriagadora
y el sueño de una humanidad renacida de sus cenizas
Ellos, que pueden y deben hacerlo, no lo harán
porque piensan que es preciso morir matando
para gobernar el caos que su desamor desatara un día
Ellos pueden encadenar a la muerte con las palabras
reducir el genio del mal que en vano quiso someter las energías
de la existencia
obtener de la tierra los frutos largamente esperados para todos
develar los muchos mundos que convergen en el nuestro
Pero no hay periódicos sin matanzas ni tinieblas sin leyes de acero
Para la patria están los cementerios -piensan-
y para los sueños esta pesadilla de unos y otros
Pero la muerte los ha encadenado a sus palabras
y el genio del mal los ha hecho pensar vanamente que es posible someter a la vida
Saben bien que una hormiga pasará siempre por el ojo de una aguja en su irreducible dignidad
No querrán hacerlo: su ausencia de amor no se los permitirá
Pero no volverán a vivir la Edad de Oro en la que fuimos Uno