Juan Cameron (Chile)
Por: Juan Cameron
Alguna despedida
Me voy estoy cansado
tengo derecho a andar después de la jornada | de picar esta tierra |
doblemente con manos y cabeza |
de esconder esta testa bajo el suelo para gritar a gritos reclamar
con el pecho hacia el cielo ser mirado
No vine yo a este día | a mi no me invitaron |
Rasgué mis vestiduras y mi pecho para mostrar la sangre y su latido
y aquí me tienen sudoroso con el ala dispuesta
a cruzar el charco una vez más en busca de otro arado
Soy pájaro y gusano
soy este puño prieto que cava y salta y vuela
pues me hicieron así quienes sabían mi diario transcurrir | mi quieto canto |
Fui el aguador y el vino el héroe y la víctima
el testigo
Fui la tierna extensión cuando la noche reclamaba éstos mis dedos
tuve ideas las ví tuve una casa enclavada en la piedra y el paisaje
Ahora tomo vuelo busco apoyo
para correr la pista con un gesto | tal vez una sonrisa |
Me voy no es un pañuelo
es la pluma agitada que deja a lo lejos
un surco en esta pista para volver de nuevo.
Un retornado
¿Quién es este antipático que llegó cuando la danza había comenzado
Este aguafiestas | este paracaidista con pinta de Altazor |
que ingresó por la puerta trasera con ínfulas de cerdo del asado?
¿Quién dejó abierta la puerta de la casa construida por dentro
para que entrara orondo así un espantapájaros después de la cosecha
a pedir sus semillas |
con sus historias de vuelos y lugares y sus mitos de ave migratoria?
Tiene las marcas de un antiguo reino | nos habla |
de vinos imposibles | de mujeres con ojos detenidos en su rostro |
dice que el mundo es amplio e igual en todas partes | nadie calla su queja |
¿Quién le dio la palabra y esa voz de ultratumba como si fuera el dueño?
¿Qué sabe del desgarro?
¿Quién le autorizó a hablar del sustantivo así un río de sombras?
¿Porqué vino a amargarnos con sus pasos de baile aprendido en salones
financiado tal vez con dinero del fisco y el oro de otro imperio
y sus banderas raras que agita la memoria
si nosotros bailamos así como bailamos los mejores del mundo?
¿Por qué diablos entró cómo es posible tanta desidia
venirnos a contar de nuestra infancia cuando a pulso crecimos así la
zarzamora al borde del camino? |
¿Quién es el caminante con pretensión de mago quien ingresa con pasos
de algún antiguo rito? |
¿Quién abrió | quién dejó abierta la puerta al gallinero? |
Poema del extranjero
Jag är en främling i detta land | |
men detta land är ingen främling i mig! | |
Gunnar Ekelöf |
Este país no es mi país
su historia respira en mis batallas
escondido entre el humo y sus cadáveres
Más bien mis amigos suelen morir del corazón
pasar inadvertidos sobre los obituarios
Este país no es mi país
sus mitos no me alcanzan en la pantalla chica
de perfil ante los capataces
Nací años después no soy el responsable
de tal o cual barbarie | de la infame campaña |
ni robé la costumbre en casa del vencido
Mis conquistas son mías | pequeñas invasiones | asuntos sin cuidado |
y pago cuanto puedo pido a crédito
doy fe de mis tarjetas a los acreedores
Este país no es mi país
no me afectan los códigos de la técnica nueva
no entiendo cuanto hablan en los aparcaderos
ni el lenguaje cerril de los supermercados
suelo llorar en los dispensaderos | en los cajeros automáticos |
su dinero me causa una nostalgia parecida al dinero
Este país no es mi país
ni su cruz es mi cruz ni su nervio mi máuser
apenas si contesto cuando alguien me escucha
o promete tenderse
como un cuerpo en la ruta de las cavilaciones.
Este país no es mi país
ni siquiera es la carne debajo del cemento.
Patología del desaliento
Durante algunos años viví en un subterráneo
parecido a un submarino o a un vientre materno
Yo observaba el mundo a través de un periscopio
con su canal de televisión y el noticiario vespertino
Navegaba con cuidado por países con nieve
el Báltico el Mar del Norte las islas donde hablaban
un extraño murmullo que auscultaba a distancia
Confundía Helsinki con Temuco el blanco con el negro
y apenas emergía los fines de semana
cubierto por una escafandra y algunos libros bajo el brazo
Durante muchos años viví en un subterráneo
Las ratas y los periódicos me fueron conocidos
y supe de los zapatos de moda a través de una escotilla
que se alzaba apenas sobre la línea de flotación
bajo la bolsa marsupial
Me enteré de las cosas más increíbles tuve convulsiones
conocí paisajes que no supieron de mi paso
El silencio y unos pocos amigos fueron mis familiares
inscrito como estaba en la lista de desaparecidos
la hoja del boletín comercial comenzaba con mi nombre
Durante demasiados años viví en un subterráneo
conversaba con dos o tres personas cada fin de semana
el bullicio de las bicicletas espantaba mi oído
En mis salidas nocturnas (me perdone el poeta)
nadaba en la laguna junto a gansos y cisnes
que se agredían deportivamente por un pedazo de pan
para luego fondearse en su lugar de origen
No me arrepiento de nada aunque era bastante aburrida
aquella temporada en el subsuelo (en el invierno)
Un día desalentado por las circunstancias
quemé las naves y los libros y me convertí definitivamente
para inscribirme en los registros electorales.
Cada vez que regreso a mi país
Cada vez que regreso a mi país
cada vez que de un corto viaje regreso a mi país
Los viajeros que regresan después de un largo viaje
aplauden en la losa
aplauden largamente al término del vuelo
y en el extenso aplauso logra posarse el ala
con un graznido sordo como rumor de plumas
Algunos lloran en silencio
aplastan su nariz así un niño en la vidriera
y pequeñas figuras agitan sus brazos a lo lejos
más allá de los ínfimos vehículos y de las escalerillas
y aplauden y aplauden hasta tomar los bolsos
y arrastrar las valijas como un ave enjaulada por los corredores
camino a las aduanas
¿Qué aplauden los viajeros?
¿Aplauden su regreso la pericia del vuelo
la imagen de la casa después de tantos años?
Sepa Dios que aplauden los viajeros al posarse en la losa
el ala que los guía
mas agitan sus brazos como una gaviota
sorprendida en el nido en medio de la noche.
De Versos atribuidos al joven Francisco María Arouet y otros textos desclasificados.
Cachorro
Perdonad el pelaje descastado
este brillo es de tanto restregarme
de la baba la rabia la patada
Perdonad el mordisco por la espalda
es mi ternura agreste solapada
pero ternura al fin (la única mía)
En verdad salí cachorro
en la calle me hice perro.
De Perro de circo
Lectura de Juan Cameron en el 14º Festival Internacional de Poesía de Medellín Le escribieron poemas a ese Nietzsche
Juan Cameron nació en Valparaíso, Chile, el 28 de enero de 1947. Poeta, editor, traductor, periodista y tallerista literario. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: Las manos enlazadas, 1971; Una vieja joven muerte, 1972; Perro de circo, 1979; Apuntes, 1981; Escrito en Valparaíso, 1982; &, 1984; Poesía dispersa, 1985; Cámara oscura, 1985; Video Clip, 1989; Como un ave migratoria en la jaula de Fénix, 1992; If I go back/ Si regreso, Antología, 1993; Tras el propio paisaje, 1996; Registro curricular, 1997; Cuaderno de Rosario, 1998; Visión de los ciclistas y otros textos, 1998; Jugar con la palabra, (antología 1971-2000), Versos atribuidos al joven Francisco María Arouet y otros textos desclasificados, 2000; Canción, 2002. Ha sido incluido en antologías y compilaciones poéticas de Chile, Argentina, Brasil, Rumania, Alemania, Suecia, España, Inglaterra y Estados Unidos. Ha ganado diversos premios, entre ellos: Rudyard Kipling, 1978, el Premio Municipal de Literatura, Valparaíso, 1996, y el Premio Villanueva de la Cañada, Madrid, 1997. ha participado en encuentros literarios en Venezuela, Hungría, Suecia, Costa Rica. Fue director de la Sociedad de Escritores de Valparaíso y miembro por más de treinta años de la Sociedad de Escritores de Chile. Ha realizado traducciones desde el inglés y sueco.