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Mónica Gontovnik (Colombia)

Por: Mónica Gontovnik

Mermelada de Guayaba

Algún color todavía en el fondo
del pequeño frasco
esperando ser lavado.
Mi voz alemana grita:
"todavía no se acabó".
El semilíquido lecho de fruta
que habla de mis raíces
origen carmesí
hojas rotas diminutas semillas que cargan
el color de la desesperanza.

Observo cómo el dulce de la guayaba
se concentra para que mis ojos
atestigüen el diseño transparente
y me pregunto si alguna vez
seré tan suave como para tomar la forma
de mis tristezas

 

Beajavta

Me he convertido en ave
cazadora nocturna
que se asoma
ojos amarillos
quién soy
luz que se escapa
intersticios de la tarde
sol bañándose
despidiéndose del mar
alarmando mis sentidos
que se abren
bendiciendo la oscuridad.

 

Kali

Se hunde el corazón
no sé
porque aquí están
aún
las estrellas en mis pechos
la otra serpiente subiendo
a punto de agarrar mi tercer ojo
calentando mi propia lengua
deseando
que la muerte me pudiese asustar
tanto como el amor.

 

Amroh


La tormenta anuncia oscuridad
pasajera.
Flores emergen por la punta de las ramas.                 
No ser barridas por el viento
es su esperanza.
Colores despejan nubes
frágiles tallos que sin caer
efectúan un último ritual
que la lluvia convierte en pétalos
nuevo terreno
nueva mañana
agua que roza el silencio que se dibuja             
              en el viento.

 


Baolamo

 Vino otra vez
el colibrí
alcancé a ver
su vuelo que tomaba
el junco
sin permiso
observé esa  ala
que se bañó
apresurada
quedando un color
un sonido sordo
en la retina
del día.

 


Gaber

 

La posibilidad
de no ser nunca
sino una puerta que se abre
se bate si hay viento
se rompe
y repara a si misma
en cada exhalación.
Un constante emigrar en voces
depositan humedad cálida
y extraña
en estos huesos.
El espacio se hace vacío
el camino en frente, clama.

 


Lejadlik


Espero
prendo
dos velas
una sola luz
luz para mis ojos
luz para la noche
luz para recordar el rito 
para tocar todas las otras manos
todas las otras velas
que cantan al unísono
invocando el nombre
la fuerza
reconociendo
el horizonte siempre vago
las tierras que nunca nos pertenecen
la oscuridad tranquila

luz que repetimos cada siete días
perpetuando el mandato
de la conciencia.

 


Lejaim

 

Se muestra
otra puerta
dulzura
se abre
si digo su nombre
tres veces
como un rezo en la mañana
antes del jugo de naranja
mientras la ducha
al calzarme.
Me llama
la puerta
toco su aldaba
antigua como la corteza del árbol
de donde sacó su figura
fría como el metal
que la resguarda.
Cuando la abra
cómo sonará?
cómo se escuchará mi nombre?


Mónica Gontovnik nació en Barranquilla en 1953. Es poeta, coreógrafa, directora escénica y performer. Ha publicado seis libros: Ojos de Ternera, Ediciones Alcaraván, 1979; La Cicatriz en el Ojo, Ediciones Puesto de Combate, 1980; Y Tirada Temblando Miraré el Relámpago, Ediciones Puesto de Combate (1982); Objeto de Deseo, Ediciones Kore, 1992; Flor de Agua, Ediciones Kore, 1993; y Pandora Parrandera (2002). Obtuvo una Maestría en Estudios Interdisciplinarios en Arte y Psicología para la Sanación, de Naropa Institute en Boulder, Colorado, USA (2001); un grado universitario (B.S.) en Danza de Skidmore University Without Walls de Saratoga Springs, Nueva Cork, 1982, y es egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Metropolitana de Barranquilla (1979). Entre 1995-2001 dirigió y co-produjo el Festival Internacional de Danza Contemporánea: Barranquilla Nueva Danza.

Última actualización: 23/11/2021