Amina Saïd (Túnez)
Por:
Amina Saïd
Traductor:
Rafael Patiño
siempre en el poema
yo escucharé el silencio
antes que la palabra
abrevaré en su propia boca
entonces nacen las cosas
las palabras el mundo
digo: siempre en el poema
escucharé el silencio antes que las palabras
y tú respondes: si existe un dios
es allí donde habita
yo descubro la exacta vertiente
de la sombra y de la luz
donde termina donde comienza
y el silencio palpita como el mar
en su vientre de sal
palpita como el ala de un pájaro
domesticando lentamente el cielo
como el viento la tierra la vida
y si existe un dios sí
es allí donde habita
así para avanzar sobre la tierra
seguimos un rayo de luna
hasta las horas apenas despiertas del alba
regresamos para todavía partir
acuérdate completamente del primer encuentro
bordeando caminos infinitos creemos
leer en la tierra como en un libro abierto y ella
nos deja un reflejo de lo visible
acuérdate de lo que olvidaste ver
así en el fondo de nuestros ojos
ningún espejismo muerte ninguna nube
ningún pájaro memoria de los seres lugares cosas
acuérdate cómo golpeaba yo la tierra con los pies
así en el fondo de nuestros corazones
ningún duelo se hace ninguna llama
se extingue ninguna pasión
acuérdate cuando torné la hoja contra mí
así de la punta de nuestros dedos nacen
galaxias senderos estrellados de caricias
puntos de sutura para nuestras almas
acuérdate de mi cuerpo entre el relámpago del placer
así sobre los labios de cada uno
ni un silencio muerte ni una palabra
y cada uno contempla aquello que olvidó vivir
entonces acuérdate
acuérdate de lo que tuvo lugar sin ti y sin mí
acuérdate del último y del primer poema
acuérdate de lo que nunca he dicho
de los sueños que no relataré
acuérdate de mis cóleras cuando reducida
a cenizas yo renacía árbol mujer pájaro
acuérdate de mis vidas vividas antes de ti
de los días en que yo desaparecía
de los lugares donde reaparecía
acuérdate de tu antigua paciencia
de los momentos en que la noche nos tejía un sudario de noche
acuérdate de mis vuelos de mis caídas
de nuestras alarmas de nuestras risas de nuestras lágrimas
de mi parte de sombra y de luz
acuérdate de la fisura oblicua de las miradas
que brillan entre las tinieblas
acuérdate de la ausencia que vendrá
*
cuerpo de mujer
cual posible jardín
esperanza de lugar
con sus frutos plenos
sus comienzos múltiples
su parte de eternidad
la luz secreta
de su sombra incendiada
sobre el columpio de la tierra
ella vacila ya
con todo el peso de la noche
en su faz sombría
la noche se implanta
yo soy la vida dice ella
yo invento
Para quien nació cerca del mar
siempre el cielo será reflejo
de aquella otra parte que nos ha formado
la memoria es vasta como el mundo
ésta no es una ausencia tú me acompañas
como jamás me ha dejado
el canto de la mar en sus espirales de nácar
cuando tú vengas (porque tú vendrás)
es fuera del tiempo de los hombres
tú habrás hecho tu duelo de las nubes
como cada día la tierra se anudará a la luz
tú vendrás y quizás serás tú
el último serás tú el primero
el mundo es vasto como la memoria
a veces me pregunto quién habla por mi boca
quién hace éste sueño antes del alba
o entre el milagro del día
quién transcribe las palabras sobre la página
me sopla los silencios
troquela mis noches en cuartos
y condensa el rumor del mundo
en un suspiro de mujer
cuando yo venga (porque yo vendré)
ignoraremos el claro de luna helado
el rosario de los días y de las noches
extendidos entre la palma luminosa del sol
no sabremos más nada del mundo
y lo conoceremos todo
estaremos tan lejos de él que estaremos muy cerca
el tiempo que dura un vistazo alargaremos el tiempo
nos recordaremos nos olvidaremos
reviviremos el tiempo de infancia
seremos parlanchines seremos mudos
nos enraizaremos en las venas de la luz
cuando tú vengas (porque tú vendrás)
será para nuevos nacimientos
cerraremos las pupilas gemelas del sueño
seguiremos con la mirada navíos invisibles
contando hasta siete siete veces
y seremos pacientes impacientes
tormentosos apacibles porque de la palabra
al silencio y del silencio al aliento
habremos estado muy cerca de abolir el tiempo
Debo marchar largo tiempo todavía
abrazar el espacio interior
elevarme de círculo en círculo
murmurar lo que hay en mi
más puro que el amor más desnudo
que la vida más vasto que la muerte
debo marchar largo tiempo todavía
nacer vivir morir revivir
cada instante de mi nacimiento
sobrevivir en mis renacimientos
en el deseo inmenso de la tierra y del cielo
en aquello que poseo de tu cuerpo
debo marchar largo tiempo todavía
para llegar hasta ti
quizás alcanzar una nueva primavera
porque yo no sé amar
sino en el tiempo de la luz
los ojos fijos sobre otra forma de sol
el día crepita
como fuego de sarmientos
parto en humo
volutas azules hambrientas de estrellas
estás en alguna parte muy cerca
en esta ciudad sin amo
donde tu imagen extraviada
se amotina en si misma
alguna cosa oscura
grita entre mi sangre
donde quiera que estés yo te veo
en cada rostro cruzado
y de repente estás allí
solar inaccesible lejano
muertas estrellas
tan lejanas aunque se ve todavía
su luz
pero nosotros no habremos dejado
sino un trazo de tierra
nosotros hemos soportado las fatigas de la vida
las llagas abiertas en el flanco de la noche
entre la fascinación de las palabras
lo inacabado nos persigue
como si fuera a abandonar nuestro cuerpo
o a reunírsele
nuestra sombra florece como un pájaro
Hay dos riberas
en nuestras palabras
en nuestros silencios
siempre un deseo
para despertar el deseo
desde siempre mi sueño
poseyó este rostro
herida de ausencia
como un blanco de súbito
entre el discurso
nutrido de incendios
Amina Saïd nació en Tunis, Túnez, en 1953. Estudió Letras en la Universidad de la Sorbona, París. Algunos de sus libros de poemas: Métamorphose de l'île et de la vague (Metamorfosis de la isla y de la ola), Paris, Arcantère, 1985; Sables funambules (Arenas funámbulas), Paris, Trois-Rivières, Québec, coedición Arcantière/Ecrits des Forges, 1988; Feu d'oiseaux (Fuego de pájaros), Marseille, Revue Sud, n°84, Premio Jean Malrieu, 1989; Nul autre lieu (Ningún otro lugar), Trois-Rivières, Ecrits des Forges, 1992; L'une et l'autre nuit (La una y la otra noche), Le Dé Bleu (El dado azul), 1993, Premio Charles Vildrac; Marcher sur la terre (Marchar sobre la tierra), La Différence, 1994; Gisements de lumière (Yacimientos de luz), La Différence,1998; De décembre à la mer (De diciembre a la mar), La Différence, 2001; La douleur des seuils (El dolor de los umbrales), Paris, La Différence, 2002; L'horizon est toujours étranger (El horizonte siempre es extranjero), CD, Paris, Artalect, 2003.