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Gabriel Jiménez Emán (República Bolivariana de Venezuela)

Por: Gabriel Jiménez Emán

Mi querida cerveza

Siempre sueño ir nadando en una gran cresta de cerveza
desenfundo mi arma en pleno oleaje
y siento la espuma, música plena en mis orejas
pero no soy capaz de disparar
                                   estaría hiriéndome al despertar
como el desesperado cuando la marea se levanta
juntando sus manos en la única súplica
la de entenderse con los muertos
y volar en pedazos el día menos pensado

No he podido encontrar muerte más bella
que la de suicidarme con cerveza
el gran secreto del oro de copas
atravesando mi garganta como una saeta
dulzura de ojos vacíos
                            Poesía
De noche inmensos chorros de cerveza
salen sin piedad de la tierra
arrastrándome a rincones
donde se pierde toda la vergüenza del mundo
mujeres funerarias salen de los confines
a besarnos, a morder nuestros labios en camas apagadas
con todo el silencio que destila el amor
                             en la gentil pornografía
riendo con ganas de la vida, como si regresando a nuestra casa
hubiésemos dejado herido el horizonte
varias gaviotas muertas y un lejano sabor a cerveza
que nunca nos humilla

 

En el parque

A Reynaldo Pérez-So

He llegado otra vez a este parque
y me he sentado a oír el ruido
que hace mi conciencia.
Al pararme y parpadear, al sentarme otra vez,
al registrarme los bolsillos siento que algo
se agrieta en otra persona, vasos y botellas
caen de mesas que nunca he visto
y se rompen sin hacer ruido.
He venido a leer al parque y no puedo adelantar la lectura
si un niño me mira,
pues mis ojos me miran con los suyos
y sólo veo páginas blancas
sobre mis manos.

Si un pájaro vuela cerca de mí
No puedo verlo realmente, sólo presiento su aleteo
¿en mis oídos? ¿en un árbol situado detrás del sol?
Ignoro asimismo por qué hiero la hierba con mis pasos
y de dónde he sacado fuerzas
Para igualarme a las hojas.

El parque está ahí siempre, aliviando mi tentación.
Y ahora no sé si estoy en él.

 

Las madres

Las madres no existen.

Van de un lado a otro
y no hacen nada preciso
pero bajo sus dedos
todo ocurre.

Nunca están completamente sentadas
o de pie
y cuando se acuestan
nadie las ve.

Las madres no existen.

Sólo aparecen
o desaparecen.

 

ME OBSESIONA UNA IMAGEN

          A Gustavo Pereira 

Me obsesiona una imagen que es muchas
Es la imagen de un patio llovido
Y de unas flores tímidas.
La imagen de un niño mirando las nubes
mientras un gato duerme sobre las hojas secas.
Es una vieja imagen que me sigue
cuando abro los ojos:
veo la cara húmeda del tiempo
y sueño, dentro de la hamaca,
con los inviernos rotos. 

Mientras tanto
mi cuerpo cumple su destino de cuerpo
por estos arrabales, va por antiguas callejas
reconociendo fachadas en su paseo nocturno.
Entra el cine, al bar. Y bebe su ron solitario.
Tantas veces vine, tantas veces fui
buscando esa Nada, sin saberlo. 

 

YO QUE ME CREÍA
 

Yo que me creía un gran poeta
Que me creía un hermoso imbécil con barba
Que me creía un sol cotidiano
Ahora me asomo al cuarto cerrado
De mi espíritu
Y veo peces dormidos bajo el agua
Veo pájaros perdidos en la noche blanca
Veo mis ojos aparecer en la puerta de mi alma 

Considero también la posibilidad de irme por el cielo
A beber cervezas con los amigos al lado de aquella nube
Que me hace guiños detrás de la mejilla de Dios
 

 

SOBRE LA PIEL DEL MAR
 

Sobre la piel del mar
la luz azul
del amanecer
recoge los restos
de la noche
y los envía
a la alcoba
donde los amantes
se han llenado
cada uno en el cuerpo
del otro
y caminan sigilosamente
en la penumbra
de la habitación
en busca
de agua
y de silencios acurrucados en rincones
afueras las palmas comienzan
su diálogo con el viento
mientras voy en busca del dulce pezón
de donde salgo limpio
a buscar los horizontes
a pescar delicias marinas
para mi boca
para mi labio inquieto de sueños
llevo tatuadas en la espalda
caricias de la amada
la brisa entra al espíritu
como ráfaga milagrosa
que detiene el tiempo
en la palma de mi mano 

 

ENAMORAO
 

El cielo me regala nubes borrachas
el mar me envía mensajes
a través de estas palmeras
las gaviotas alimentan fantasmas al romper
las olas
la brisa marina me estampa la cara
la imagen de tus
ojos
con su bandolín mi padre me dedica un valse triste
desde una
barcarola
una pareja joven pasa ante mis ojos
derrotada por el
amor
y un niño le pone un lacito de algas
en la tenaza a un
cangrejo. 

Allá dentro en la cocina de la casa
tú murmuras una canción marinera
mientras las botellas de vino refrescan la nevera
y los pescados crepitan en el aceite
para excitar a los
gatos
y acrecentar nuestro apetito de existir.
Un mosquito atraviesa la piel de mi brazo
con su dulce pinchazo
para confirmarme que estoy vivo
te llamo para que veas pasar la próxima edición de
gaviotas
las ruinas del pobre pasado de este pueblo
me deslumbran con sus muertes desconocidos
que pensaban en un
futuro
qué fortuna poder vivir este presente contigo
amor mío
enamorao como estoy de tus piernas de majarete del
trópico
de tus brazos de durazno joven
y de tus ojos que me miran desde una distancia turquesa
pues la muerte aquí no tiene recuerdo
perdió la memoria siendo niña
con un cabezazo que se dio distraída
con la bóveda del
cielo
abre tus brazos amor mío allí voy
como un meteoro a cobijarme en tus pechos
y a regalarte mi aliento
enamorao
metido en este atardecer bondadoso
que se ha dedicado a hacerme feliz
con todas sus
fuerzas
y
con todas
sus lágrimas.


Gabriel Jiménez Emán Caracas, Venezuela, 1950. Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y profesor. Libros de poesía: Materias de sombra, Premio Monte Ávila de Poesía, 1983; Narración del doble, 1978; Baladas profanas, 1993; y Proso estos versos, 1998; Historias de Nairamá (Fondo Editorial del Caribe, 2007); Balada del bohemio místico. Obra poética 1973-2006 (Monte Ávila Editores, Caracas, 2010). Narrativa: La isla del otro (Monte Ávila, 1979); Una fiesta memorable (Planeta, 1991); Mercurial (Planeta, 1994); Averno (El Perro y la Rana, 2007); Hombre mirando al sur. Tributo al jazz (Imaginaria, Coro, estado Falcòn, 2014). Cuento: Los dientes de Raquel, 1973; Saltos sobre la soga, 1975; Los 1001 cuentos de 1 línea, 1980; Relatos de otro mundo, 1988; Tramas imaginarias, 1990; Biografías grotescas, 1997; y La gran jaqueca y otros cuentos crueles, 2002; Había una vez…101 fábulas posmodernas (Alfaguara, 2009); Divertimentos mínimos. 100 textos escogidos con pinza (La parada literaria, Barquisimeto, 2011); Consuelo para moribundos y otros microrrelatos (Ediciones Rótulo, San Felipe, Estado Yaracuy, 2012); Cuentos y microrrelatos (Monte Ávila Editores Biblioteca Básica de Autores Venezolanos, Caracas, 2013); Los brazos de Karym (Caracas , Valenzuela). Ensayos: Diálogos con la página (Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1984); Provincias de la palabra (Planeta, Caracas, 1995); El contraescritor (Editorial El perro y la rana, Caracas, 2008); Impreso en la retina. Crónicas de un adicto fílmico (Universidad Experimental de Yaracuy, San Felipe, Estado Yaracuy, Venezuela, 2010).

Última actualización: 22/11/2021