Joumana Haddad, Líbano
Por:
Joumana Haddad
Traductor:
Rafael Patiño/ José Luis Reina Palazón
Árbol azul
Cuando tus ojos se encuentran con mi soledad
El silencio se convierte en frutas
Y el sueño en temporal.
Se entreabren puertas prohibidas
Y el agua aprende a sufrir.
Cuando mi soledad se encuentra con tus ojos
El deseo sube y se derrama
A veces marea insolente
Ola que corre sin fin
O savia cayendo gota a gota
Savia más ardiente que un tormento
Comienzo que nunca se cumple. Cuando tus ojos y mi soledad se encuentran
Me entrego desnuda como la lluvia
Generosa como un seno soñado
Tierna como la viña que madura el sol
Múltiple me entrego
Hasta que nazca el árbol de tu amor
Tan alto y rebelde
Tan rebelde y tan mío
Flecha que vuelve al arco
Palmera azul clavada en mis nubes
Cielo creciente que nada detendrá.
Cuando me hice fruta
Hombre y mujer fui concebida bajo la sombra de la luna
Pero Adán fue sacrificado a mi nacimiento,
Inmolado a los vendedores de la noche.
Para colmar el vacío de mi otra esencia
Mi madre me bañó en aguas del misterio,
Me puso al borde de cada montaña
Y me moldeó en luz y oscuridad
Para que me volviera mujer-centro y mujer-lanza
Traspasada y gloriosa
Ángel de los placeres que no tienen nombre.
Extranjera crecí y ninguno cosechó mi trigo.
Diseñé mi vida sobre una hoja blanca,
Manzana a la que ningún árbol dio a luz.
La compartí y salí
En parte vestida de rojo y en parte de blanco.
No era sólo en el tiempo o fuera de él
Porque maduré en los dos bosques
Y me acordé antes de nacer
Que soy una multitud de cuerpos
Que dormí por mucho tiempo
Que viví por mucho tiempo
Y cuando me hice fruta
Supe
Lo
Que
Me
Esperaba.
Pedí a los magos que me cuidaran
Así que me llevaron.
Dulce era mi risa
Azul mi desnudez
Y tímido mi pecado.
Volaba sobre la pluma de un ave
Y me hacía almohada en la hora delirante.
Cubrieron mi cuerpo de amuletos
Y untaron mi corazón con la miel de la demencia.
Protegieron mis tesoros
Y los ladrones de mis tesoros
Me trajeron silencios e historias,
Y me prepararon para vivir sin raíces.
Y desde aquel día me voy
Me reencarno en la nube de cada noche y viajo.
Soy la única en decirme adiós
Y la única en darme la bienvenida.
El deseo es mi camino y la tormenta mi compás
En amor no echo el ancla en ningún puerto.
Gemela de la marea alta y baja
De la ola y de la arena
De la abstinencia de la luna y de sus vicios
Del amor
Y de la muerte del amor.
Durante el día mi risa pertenece a los otros
Y mi cena secreta me pertenece.
El que sabe mi ritmo me conoce
Me sigue
Pero nunca me alcanza.
Traducidos por Joumana Haddad
Sombras apenas
Yo pretendo que soy yo misma
Pero desconocidas criaturas viven en mí.
Ojos que no son míos ven el mundo por mí,
Y otros cuerpos se pasean con mi vida.
Yo pretendo que soy yo misma
Pero yo soy la conocida, encubierta.
Ni mis minas han sido descubiertas
Ni mis metales pulidos.
Lo que aparece de mí
Son sombras apenas que tú lanzas
Y ellas actúan por mí.
Son meras ideas que tú inventaste.
Tú puedes pensar que vivo aquí,
Pero no he llegado todavía, ni estoy a punto de hacerlo.
Para cruzar hacia ti no existe espacio para mí,
Ni luna para hacer una cita,
Ni noche para descender desde la luz del día.
Yo pretendo que soy yo misma
Pero vago en mi inexistencia.
El ocio sigue siendo una invitación allí,
El caos pastorea las estaciones todavía.
El tiempo allí no se ha convertido en tiempo todavía,
Ni las formas han llegado todavía a convertirse en formas.
Los labios son labios por naturaleza,
Y las nubes no persiguen a las lluvias de ellos.
Libre, yo desaparezco en mi espejismo.
No tengo identidad de la cual desistir,
Ni pertenencia para peligrar por ella.
Multiplico hasta extenuar los números
Y soy ignorante de ellos como de sus nombres lo es el mar.
Nadie me llama,
Nadie me conoce.
Solamente palabras
Lentamente me hacen.
Yo pretendo que soy yo con ustedes todos
Pero otras criaturas viven en mí.
Y si no he nacido todavía
Si mi ilusión me ha precedido para ti
Es porque he preferido retrasarme un poco
Hasta que llegue mi momento
Y entonces aquellas otras criaturas que he sido desaparecerán
Y yo me convertiré en mí misma.
Tu país, esa noche ardiente
1
¿Quién eres extranjera?
Tus máscaras borrando los rasgos de tormentos
son tu ventana ciega.
Con la avidez del relámpago robas el sueño
y de la lujuria de tus sueños te estremeces
Entregada al infierno de la carne,
tu fisura se abre sobre el vaso.
Cómo puede reposar tu soledad al fondo del corazón
a pesar de los días que hormiguean de nombres,
cómo puede revestir tu tristeza los párpados
y tu tarde profunda arrancar la mirada de la sima?
2
¿Quién eres tú, extraño recuerdo a la caricia,
raíces extrañas a la huida,
relajamiento oscuro como la densidad de la nube,
recogimiento semejante a sí mismo?
Tu carne ávida se sacia en su deseo
desierto extasiado en su arena sedienta.
Estrecha es tu tierra estrecha,
pero más vasta que el torso del amante.
Y una gota de tu desnudez basta
para que llueva la luna.
3
No te engendró un árbol,
ninguna estación te maduró.
Tus puertas están cerradas
pero tú eres tierna como un placer que se abre.
Tu cabeza
en lo profundo
en lo profundo
se impregna de imágenes.
4
Tu cielo, que permanece alto,
endulza el aburrimiento,
lo rocía de un gusto vencido,
tal el horizonte que sabe.
Di cómo tu imaginario guarda la esencia,
cómo al alba se cicatrizan tus deseos
y encienden tu sed de desnudo.
¡Cómo puede tener para cada salida del sol
su cuchillo, extranjera,
cómo te atreves!
5
Te pierdes en tu noche
y en los lugares de paso,
en cuanto a tu sombra ella busca tus manos múltiples
y oscila contigo bajo el arco de la voluptuosidad.
Extranjera tú eres
y tu lo sabes,
tú te rompes sobre tu reflejo,
después esperas la conclusión del viaje.
6
Tu país es esta noche ardiente
y no hay soles para apagarla.
Tus brazos ebrios bailan al borde de la presencia
cada vez que una mano se dispone a partir.
Tu país no tiene nombre,
ni fin tampoco.
Tu alma, cada vez que se acerca el instante de llegada
lo aleja.
7
Tú llevas tu soledad que corre en las llanuras
en busca de pájaros para el bosque
Tu soledad ligera
tal un seno que no ha atravesado el umbral de lo imaginario.
¿Dónde apoyas tu estrella cuando las tinieblas te tocan,
dónde brillas, astro peregrino?
8
Tu palidez te guarda, extranjera en desorden
y en la sombra tus rostros deshechos te esperan,
tu humor alfombra el sendero secreto
y en la noche tu alma
llora la realización de su delirio.
Las tristezas no son tu manantial.
Tampoco son el estuario,
sino el viaje que hace el oro del alma.
9
¿Extranjera, alma mía, quién eres?
Se te toma por la rebelde,
y no eres más que lubricidad que se traspasa.
Lo que se toma por rechazo
no es más de el vértigo del extravío.
Y el exceso de las máscaras borra tu rostro.
Joumana Haddad nació en Líbano, 1970. Poeta, traductora, periodista y profesora. Trabaja desde 1997 en el periódico libanés An Nahar. Publicaciones: El tiempo de un sueño, 1995; Invitación a una cena secreta, 1998; Abismo, 2000; No he pecado bastante, antología, 2004; El retorno de Lilith, 2004. Prepara una antología de la poesía libanesa moderna en español. Su poemas han sido incluidos en dos antologías realizadas por Abdel Kader Janabi sobre la poesía árabe moderna y publicadas en París: Le poème arabe moderne (el poema árabe moderno) y Le verbe dévoilé (El verbo develado). Ha entrevistado a reconocidos autores internacionales, entre ellos, José Saramago, Paul Auster, Umberto Eco, Yves Bonnefoy, Peter Handke, Wole Soyinka y Antonio Tabucchi.
Ha recibido: el Arab Press Prize, 2006; International Prize North South para poesía, de Fundación Pescarabruzzo en Italia Fundación Pescarabruzzo en Italia; Blue Metropolis Al Majidi Ibn Dhaher Arab Literary Prize, 2010; Rodolfo Gentili Prize en Porto Recanati, Italy, 2010; Cutuli Prize para periodismo en Catania, Italy; nombrada embajadora honoraria de cultura y derechos humanos de la ciudad de Nápoles, 2013; Career Poetry Prize de the Archicultura Foundation in Acquiterme, Italy, 2014; Social Economic Award en categoría de Social Media Influencer, 2018.