Gerrit Komrij, Países Bajos
Por:
Gerrit Komrij
Traductor:
Elena Reina
[I]
Europa es una palabra, como cada palabra
Ahuyentada, humillada. Por el horizonte
Todavía resuenan vagos acordes finales.
Nadie los oye. Ya de nada alma o fuente:
Pobre niño mimado, a gritos, demasiado alabado
Con fétido aliento, perseguido
Por charlatanes, acariciado con látigos.
Sólo gente de feria conocía tu nombre.
Te esfumaste en el ruido. Sin pésame.
Tras los montes, muy lejos, allí donde yo habito,
Nadie había que te conociera. Aquí huele
A madera y se habla susurrando.
[II]
Sólo unas palabras frente al fuego.
No aspiran a la eternidad ni divagan
Sobre algo tan alto y fantasmal como la cultura.
Se mata el tiempo con cuentos ancestrales.
El arte no crea la forma, sino las formas el arte.
Noblemente se oye traído por el viento,
Gesto y ritmo - las palabras son un favor -
Surgir de nuevo lo oído tantas veces.
Nada perece donde todo se origina de nuevo.
Las palabras vuelan posadas brevemente
En la red de mariposa que un delicado niño
Liberara al instante. También quiere él vivir.
[III]
Las palabras volaron aún más lejos, a las ciudades.
Crearon forma, cultura y nos amasaron
A golpes, conscientes del pasado.
Hicieron alma del polvo y oro del bronce.
Convertidas en flechas errantes para profeta,
Contratos para prestamistas. Jaculatorias
Para pecadores con miedo. Fútiles las palabras
Se usaron, como calderilla, trilladas.
El sol brilló en la ciudad. Sonó una risa.
Cantó un pájaro. Conversábamos.
Algo bonito sobre el amor. Nadie veía
Los puños de acero, en la verja los cascos.
[IV]
Cascotes de vidrio en la valla. Alambrera.
Bombas de fuego. Sólo la cultura
Es capaz de cultivar bárbaros.
"Las palabras ya no son lo que fueron".
Las hemos adornado de tanta retórica
Y dotamos su ser de tanto peso,
Nos han aplastado. Ningún canto de cisne
Se nos ha concedido: Tan sólo queda un eco.
El eco de un idioma que inocente
Iba de boca en boca. La parada final paraíso.
Sólo un instante y él también habrá muerto.
Ni réquiem. Ni ojos para ver la guadaña.
[V]
Aún bailamos, aunque el Arca se ha hundido.
Fingimos tras un montón de tramoyas
Un Jardín de Edén y confundimos
Un nudo Gordiano con débiles enredos.
A veces brillaba algo genial, algún talento
En mitad del sombrío clamor callejero,
Pero nadie lo cuida o reconoce.
Se corre una atrevida carrera sin camino.
Donde ciudades y cultura son tumores
En una gran hidrocéfala cabeza, sólo capaz
De un banal estribillo - como éste - los oídos
Todavía por alcanzar. Sueño y noticias, todo es uno.
[VI]
O viejo o nuevo - es diversión.
Escombros. Sílabas. Sin permanencia.
Nosotros, cadáveres, conocemos su fetidez.
Me piden que prosiga tras sus huellas.
Los señores de política. Incansables.
Es la llamada a un espíritu
Exterminado por su propia lengua.
Cultivaron la cultura como a su estirpe.
Ni ojos, ni corazón, ni tiempo de arco iris.
Les faltaban manos para estrangular.
Desconfiad sobre todo de su falsa compasión
Cuando se disfrazan de cirujanos.
[VI]
Demasiado tarde, aquel papel. Camino por Ámsterdam.
En esta apocalíptica agitación ciudadana
Corre la sangre de la oveja inmolada,
Llamada cultura. No hay bálsamo que cure tal herida.
Aquí, en el corazón de los canales, gemían por la noche
Las almas. Inquisición. Sobibor.
¿Quién las responde? ¿Qué será de ellas?
Nunca grita ese coro infinito hasta estar ronco.
No hay palabras para calmarlas.
Gritan altísimo. El sol sale otra vez.
Trinos. Y ve cómo navegan los barcos de recreo.
Madre convida solícita a regaliz salado.
Gerrit Komrij nació enWinterswijk, Países Bajos, el 30 de marzo de 1944, falleció el 5 de julio de 200012. Poeta, novelista, antologista, traductor, dramaturgo, periodísta y crítico. Llamó primero la atención de un público más amplio a través de sus artículos y columnas. El sarcasmo cáustico caracteriza los artículos de Komrij sobre arte y literatura así como sus notorias críticas de la televisión, la caja fúnebre. Sus ensayos le hicieron acreedor al Premio Busken Huet (1979) y al prestigioso Premio P.C. Hooft (1993). El volumen de poesía Del op del os del klokketoren ganó el Premio Herman Gorter. En 1994 salió a la luz el voluminoso Alle gedichten tot gisteren (Todos los Poemas hasta Ayer). Además de su poesía, novelas y obras de teatro, Komrij fue también un traductor muy valorado y ha hecho que parte de la herencia cultural holandesa sea accesible a un amplio número de lectores a través de su antología de poesía holandesa del duodécimo al vigésimo siglos.