Antjie Krog (Suráfrica)
Por:
Antjie Krog
Traductor:
Nicolás Suescún
País de dolor y de gracia
(a)
entre tú y yo
cuán desesperadamente
cuánto duele
cuán desesperadamente duele entre tú y yo
tanto dolor por la verdad
tanta destrucción
tan poco que queda para sobrevivir
de aquí para dónde cogemos
tu voz se lanzó
con furia
sobre la sólida extensión fría de nuestro pasado
cuánto le llevará
a una voz
alcanzar a la otra
en este país que sangra suspendido entre nosotros
Tierra
bajo órdenes de mis antepasados fuiste ocupada
si supiera un lenguaje podría escribir pues fuiste tierra mi tierra
sólo que nunca me quisiste a mí
por mucho que me estirara para echarme
en susurrantes cauchos azules
en el ganado con los cuernos bajos yendo hacia Diepvlei (Hondoarroyo)
meciendo sus temblorosas papadas bebiendo
en sedosas borlas en el caucho brotando gota a gota
en espinos que han resbalado hasta el vacío
a mí nunca me quisiste
a mí nunca pudiste soportarme
una y otra vez te sacudiste para librarte de mí
me levantaste
tierra, lentamente en mi boca no tuve más nombre
ahora se pelean por ti
te negocian dividen acorralan venden roban hipotecan
yo quiero irme bajo tierra contigo tierra
tierra que no me acoge
tierra que nunca me perteneció
tierra que amo más en vano que antes
Canción de amor africana
ni la húmeda intimidad de tus párpados aromáticos como el hinojo
ni la violencia de tu cuerpo resistiéndose entre las sábanas
ni lo que viene hacia mí como tu vida
tendrá tanta menuda piedad de mí
como verte durmiendo
tal vez a veces te veo
por primera vez
tú con tu pecho de guayaba y uva
tus manos frías como cucharas
tus grandes penas altivas manchan de azul cada parte
nos soportaremos uno a otro
incluso si el sol abraza los techos
incluso si el estado cocina lugares comunes
llenaremos nuestros corazones de color
y nuestras trifulcas de pinzones
incluso si mis ojos ascienden hasta el horizonte
incluso si la luna viene con la espalda desnuda
incluso si las montañas forman una conspiración contra la noche
persistiremos cada cual
a veces te veo por primera vez
Desde que nosotros
desde que empezamos a andar
por este camino los lirios
florecieron del todo los globos oculares
quietos y abandonados
de los azul claros las afelpadas
paletas dobladas de la fila púrpura desde
que empezamos a andar por este camino
la hierba ahora jadeaba semillas
los ranúnculos han dejado caer
sus hojas como uñas cortadas
la bata de baño de la camelia
entre los cedros se secó y cayó
de las ramas desde que empezamos
a andar por este camino las duras
colas de caballo de las glicinas
se desprestigiaron la caída de agua
de las banksias terminó su salto mortal desde
que empezamos a andar por este camino
volvieron las golondrinas y podemos
oler el jazmín desde su
yugular la nieve
de las montañas se derritió
desde que empezamos un hombre cayó
hacia atrás en todo este aire
que respiramos es el aire
de todo este mundo el cielo
abrumado en escritos sobre
el dolor al atardecer nos volvemos
oscuros de habla al traducir
la desintegración nuestros
talones huelen a algo mortal pero
dios qué fuertes se han vuelto nuestros
muslos desde que empezamos a andar
por este camino qué feroz qué salvaje
nuestra filigrana al batir de terror el corazón
Mamá va a llegar tarde
que yo vuelva con ustedes
cansada y sin memoria
que la puerta de la cocina esté abierta yo
entro arrastrando las maletas regalos comprados de prisa
los sueños afligidos de la familia
se escapan por el corredor las ventanas manchadas
con su lenguaje abandonado bajo la luz
fuerte del baño me cepillo los dientes
pongo una píldora en la lengua: el jueves
que pase por donde mi hija está durmiendo
con la sabana bien doblada bajo el mentón
en el tocador los gusanos de seda se crían en oro
que pueda dejarle a mis hijos
fruncidos como puños sobre sus almohadas
sus inquietos ruiditos golpean el cuarto
que pueda sacar del cajón un camisón
deslizarme en la rendija a tu espalda
que el calor me traspase
no me hace ni poeta ni humana
en la emboscada de la respiración
me muero dentro de una mujer
Ni la familia ni los amigos
esta noche todo habla a través de los muertos
hacia mí
su quebradizo montón de huesos
mi amado por más tiempo amado
yace solitario añorante acunado en alguna parte perdido
y enjuto
estoy abrumadoramente despierta esta noche
de mí tan poco ha llegado a existir
tú eras todo lo que tenía en este mundo
amado mortal
solo y frío estás detrás de mis costillas
África me hizo darlo todo
está tan oscuro
está tan inhóspito
suave amado bromista
de mí tan poco ha llegado a existir
ya no me queda
sino mi última piel
Antjie Krog Kroonstad, Suráfrica, 1952. Poeta, filósofa, periodista, profesora, conferenciante y editora. Durante los años 80 trabajó activamente en el movimiento anti-Apartheid. Ha publicado ocho volúmenes de poesía en afrikaans. Otras obras de poesía, en afrikaans, Dogter van Jefta, 1970; Januarie Suite, 1972; Mannin, 1974; Beminde Antarktika, 1974; Otter in Bronslaai, 1981; Jerusalemgangers, 1985; Mankepank en ander Monsters, 1989; Lady Anne, 1989; Voëls van anderster vere, 1992; Gedigte, 1989-1995; Down to my Last Skin, 2000; Kleur kom nooit alleen nie, 2000; Met woorde soos met kerse, 2002. Novelas: Account of a Morder, 1997; Lang Pad na Vryheid (traducción de El largo camino a la libertad de Nelson Mandela), 2000.