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Chiranan Pitpreecha, Tailandia

Por: Chiranan Pitpreecha
Traductor: Raúl Jaime Gaviria

La historia del árbol del caucho

 

Los rayos de la mañana acarician los límites del bosque
Tendidos sobre prados, arriba en senderos montañosos,
Llameante, el calcinante sol cubre la tierra natal
Como si el cielo y la tierra fuesen consumidos por la llama.

Las hojas del ayer caen y se quiebran
El viento ardiente remolinea y arroja un polvo humeante,
Inhala el térreo y penetrante vapor de lo que te rodea,
Que por azar dejó el pasado atrás

La copa del árbol del caucho se pliega en solitarias sombras grisáceas
Reflejándose afiladamente en resecas tierras bajas
la última hoja cae y flota  a lo largo del camino
Gira para arrostrar el viento cálido, dibujando un adiós

… en la roja, agrietada y seca tierra
El árbol del caucho enterró sus raíces, irguiéndose firmemente ante ti
De tiempo en tiempo lleva una herida de cuchillo
Y lentamente las lágrimas fluyen.

Clara y blanca como gotas de leche fresca
del corazón de una madre, decantadas para su hijo
La herida de la tierra marca nuestra forma de vida,
Es la cicatriz que sella nuestra gratitud.

 

Piedra resquebrajada

 

Soy  una pequeña piedra,
Escondida en dolor y miseria
Tras el verde musgo en un vórtice
Uniéndome a una corriente, convirtiéndome en arroyo.

La frialdad y la soledad son mi confinamiento
Cada día reafirmo la corriente que pasa
Que repetidamente susurra el sonido del pasado
Hablando de historias desde el nacimiento del arroyo.

Entonces entiendo que en esta tierra existían
Verdes montañas, bosques salvajes, praderas y riscos,
Con aldeas y gentes sobre la tierra
Antes que el arroyo fluyese en la ciudad

El agua ondeante reluce contra la luz del sol,
Las hojas del naranjo fatigadamente se escurren hacia abajo,
La sangre densa se hace visible, diluyéndose en el fluido,
Y allí, un cadáver flota en el río.

Hojas agujereadas por balas enemigas
Y un rastro de sangre roja flota en el agua profunda,
Una llamada misteriosa porta el eco de un sonido acusatorio,
Eterno e insoportable

Soy una piedra resquebrajada
Desolada y llena de dolor.
Mejor si fuese una partícula de polvo
Que sostener mi aliento bajo el agua.

 

 

La vida y sus condiciones

 

En su vida temprana, las claras y verdes hojas
Gradualmente tiemblan hacia el encuentro de la primera luz del sol
El primer capítulo sigue el ritmo de la inquietud
Jóvenes capullos estallan uno sobre el otro antes de caer a tierra

Con el fin de convertirse en grandes árboles y donar valores
Resueltos, sólo juzgados por el tiempo
Dependen día tras día de los rayos solares
Agua y tierra controlan los periodos del crecimiento.

Somos probablemente como árboles
Tiernos, temblorosos hacia la cálida luz solar
Para crecer inmensos y ser cubiertos de hojas
Cuidado y consideración (de tenerlos) habrán de usarse

… Queremos prosperar
Para triunfar a la medida de nuestros sueños
Para hacernos valientes y retar al sol
Para erguirnos firmemente, sin miedo a la fuerza del viento

Y esta es la condición:
Si nos conducimos apropiadamente
Y queremos que no se caigan los árboles
Nuestras raíces han de estar enterradas profundamente, lo suficientemente profundo.

 

Primera lluvia

Las primeras lluvias de mayo
Arroyo abajo, rojas
Lluvias de acero, violentas,
Una hilera de sangre.
Cuerpos perforados, sangre fluyente

Como el agua inundando las calles
Una hilera de sangre
¿Cuántas estrellas cayeron y se estrellaron?
¿Cuántos corazones se quebraron y aplastaron?

La herida de nuestra tierra natal
¿Cuándo habrá de sanar?
¿Qué poder diabólico
Ha osado asesinar a la gente?

La sangre guerrera continúa viviendo,
La muerte agitando al pueblo
El alma resistiendo,
Protegiendo la justicia de la gente.

Las primeras lluvias penetran la superficie y desaparecen entre la tierra
Impregnando memoria y sentido
Enriqueciendo la tierra con su humedad
Nutriendo las cosechas del poder del pueblo.

 

El desafío de una flor

Dos manos en la mujer para atrapar
Con firmeza la esencia de la vida.
Los retorcidos nervios desgarrados por el trabajo.
No para acicalarse con relucientes sedas.

Dos pies en la mujer
Para escalar hacia sus sueños,
Para mantenerse en pie, firme
No para usufructuar el hacer de otros.

Ojos en la mujer
Apuntando una nueva vida
Para mirar lejos a través de la tierra
No sólo para lanzar amorosas miradas seductoras.

La mujer tiene un corazón
Una constante llama
Construyendo la fuerza, creando una masa,
Qué persona ella.

Una vida en la mujer
Para diluir las huellas del mal con sensatez
Vale libre
No sólo de dama de la lujuria

Una flor aguda en sus espinas
No se abre para ser admirada
Crece en su apertura

 

Se abrirán las flores

Flores, las flores se abrirán,
Puras y audaces florecerán en nuestro espíritu.

Blancas, la juventud se arrojará
Resueltamente hacia la transformación, encendiendo las llamas de nuestra certidumbre.

La sabiduría contra el desencanto
Da un paso adelante, hacia las multitudes.

Vida presta al sacrificio
En medio de la confusión, para el bien del pueblo.

Flores, las flores se abrirán en toda su osadía
Lentamente podrán florecer, para durar eternamente.

Aquí, allí y en todo lugar
Frescas flores, para todo el pueblo.

 

Llevando provisiones
 

Arreglando mis cosas, preparando mis alimentos
Para llevar provisiones desde el Este
Viene la lluvia, el cielo oscuro y brumoso
El camino es sinuoso y  largo.

Rugido de trueno, un sonido estrellado
El camino resbaladizo, cubierto de plantas, húmedo y frío
Mosquitos, y caracoles sorbiendo sangre salada
Debo forjar mi camino abriéndome paso con coraje.

En mi corazón, espero que en mi regreso
Pueda recibir noticias frescas
Sobre mi hijo distante, tan lejano
Mi muy amado tiene casi un año.

No importa cuan duro y miserable sea
Incluso cuando mi sudor se torna rojo sangre
Y mis huesos son sorbidos por caracoles
Mis labios están aún firmemente dispuestos, mis puños aún apretados.


Chiranan Pitpreecha nació en Tailandia en 1955. Es poeta, historiadora, periodista, activista política, defensora de los derechos de las mujeres y autora de relatos de viajes. Es una de las autoras más reconocidas en su país. Reconocida líder del movimiento estudiantil tailandés de los años setenta, En 1989 editó su primer libro de poemas, La Hoja desaparecida, basado en sus experiencias personales en la selva, donde escapó con miles de estudiantes, debido a la opresión del régimen de entonces, y se unió a la insurrección comunista. Obtuvo el prestigioso Premio de Escritores del Sudeste Asiático. El PEN International de Tailandia, seleccionó su poema Piedra agrietada, como el Mejor Poema de 1981, y en 1982 su poema Primera lluvia igualmente como el mejor poema del año. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, japonés y malayo.

Última actualización: 02/01/2022