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Edwin Thumboo, Singapur

15º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Javier Naranjo

Por: Edwin Thumboo
Traductor: Rafael Patiño para Prometeo

Hawai

Arriba de estas grises lomas volcánicas, tímidos, diminutos
Matorrales con minúsculas flores secretas, se espesan
Y aman en ondulante hula-hula de luz de luna.

Ellos empiezan a temblar, arden cuando el sol
Con todos sus remedios, corona los picos, y desata
Diablos de polvo para espantar y sorber desordenados ventisqueros.

Ascendiendo, la savia del viento duplica nuestro pulso,
Duro y húmedo, moviendo espíritu y cuerpo,
Amalgamando su expresión. Curva y flanco
Cambian actos decisivos en sutil y profunda entrega.
Tus ojos son palabras levantadas del ámbar,
Tus cejas horizontes esperando los colores de la tarde.

Cuando el día comienza a enumerar sus promesas, la isla
Vuelve y suspira y sueña alrededor de tu ombligo.

Entonces nuestra sangre galopa, crin zumbando
Cada nervio, haciendo arco iris minúsculos
Entre estos despeñaderos; se remonta abrupta entre
El grito abierto del cielo. Entonces, súbito, mágico,
Tu zarpazo sorprende con recurrentes ondas,
Nos mantiene entre el círculo de nosotros mismos.

Abajo, el mar, un azul reptante, inmensamente
Continental, llevaba silenciosas jornadas. Miramos,
Tocamos, tratando de conocer la totalidad del silencio.

 

Redescubrimiento

No se mueven: nuestros miembros se aferran
Contra la esperanza. Tus suspiros
Con fuegos silentes de nuevo desenvuelven
El hambre paciente de mis ojos.

Y cuando viramos en la jaula
Nuestros cuerpos hacen, y hallan un mar
Sin marea ni edad,
Un acto de amistad nos libera.

 

Resurrección

Evangelio profundo, tus ojos
Eran estaciones de la cruz.
Aunque solemne y muy dispuesto,
Permanecí desigual a tu actitud ferviente;
Podía ansiar pero no tocar para
Llevar esa brillante blasfemia
De sangre y tierra,
El grandioso Sabbath.

Absorta por las convicciones, nunca conociste la
Agonía entre rocas monsónicas,
Los nerviosos, impredecibles cangrejos oblicuos.
Vi despojos de belleza en conchas rotas,
Precisa la elevada soledad del águila,
Los cardúmenes de súbitos saltos plateados
Que rompieron el corazón, empujándolo tierra adentro,

Hasta que la sangre empujó suavemente, sin memoria.
Así que te dispersaste por mis nervios,
No modulada, gradualmente no sentida,
Desconocida, pero entera, allí
En mi secreto conocimiento. Así
A través de los años estos ojos
Vuelven, hablan, modulan; sin intentar
Recobrar, afirman el amnios,
Este sueño, este propósito

Cuyo sol posesivo moldea
La enorme savia anhelada a tiempo
La rima persuasiva de nuestros miembros.
Y la semilla, engendra una silenciosa
Paz poderosa, suaves declinaciones, ceremonias
Sobre tu imagen en la punta de mis dedos.
Las noches se restablecen y susurran
En la suave búsqueda de luz desvanecida,

Mientras las estrellas declaran sus fuegos;
Mientras la luna se vuelve un lenguaje.

 

Lectura de un poeta
 

1
De pie junto a la pileta ella es luz de sol,                                     
En un jardín que atamos con flores
Y canciones, mientras caminamos entre nosotros mismos.

Entronizada dentro de un momento táctil,
Carente de principio, carente de fin, 
Su ceño, levantado suavemente por jóvenes lotos,  
Recibe la profunda reverencia del firmamento
Mientras sus ojos contemplan siete kois de oro       
Nada serenamente entre provincias de silencio.
 
Entonces, sobre el lado izquierdo, donde el corazón
Reside, levanta su mano, con disgusto,
Como compelida por persistentes hilos
De amargura, vientos antiguos, ahora tristemente
Vienen juntos, llevándola
Por vías que sólo obtienen ásperas cosas.
 
Siempre hay oscuridad para borrar,
Tras de lo que de nuevo ella es
 
Luz de sol a la espera de ser poemas.
 
 
2
Ella es alguien a quien todos conocemos, especialmente
Aquellos cuyos nombres están escritos en el agua, que pulen     
Infinitos grandes y pequeños, que a veces son bendecidos     
Por vías que absuelven el fracaso de sus versos, cuando,           
Peregrinando, hallan el corazón inmaculado de una estrella, 
Que nos devuelve a esta imagen, citada a hurtadillas otra vez más.         
 
Entonces lexicón y gramática y denominación se revuelven,        
Produciendo metáforas, metonimias, silepsis, a más de  
Variados parientes, para lograr una febril
Hechura. Que nunca está hecha, porque nuestras palabras no
Condensan todo. Una copa siempre resbala, se fragmenta
Entre lamentaciones en la puerta de la imaginación.
 
El poema perfecto es tiempo futuro. Entre tanto,                        
La pulcra imperfección debe suplir. La vida sigue                      
Medita palabras para tiempos modernos, anima a                      
Este arranque, este minuto, y el próximo, doblando
Hacia nosotros, para revelar al poeta sobre el llamado del poema.

3
Pregunta: ¿Existe diferencia si has escuchado                             
Antes éste, u otras siete personas leen     
El mismo poema, siendo siempre el mismo?
¿Cuál escuchamos o queremos, tú, él y ella y yo?
 
Anticipamos, habiendo escrito un poco nosotros mismos.
Algunos sólo esperan, expectorando pero indecisos,
Contemplando medios para conjugar iconos verbales.
Otros se inclinan ante una gran autoridad, a saber,                     
Fonemas inmersos en salmos, para instigar contra el desespero;   
O toscos despojos de historia ancestral, 
Especialmente espectáculos post coloniales de media noche
Marcados por la magia de la placenta ponderosa.                     
 
Quizás esa naciente celebración en nuestras cabezas, esperando
Ser liberada; o enterrada, porque el amor, murió cantando;    
O un CD especial que lleva un verso de Keats, sabiendo que
Una gota de rocío no es más que un mundo de rocío. Entonces, sólo entonces,
Semi finalmente, aquella ecuación satisfactoria, brevemente grandiosa,             
Formada como todo propósito que quema, quema entre frío resplandor,
Luego asciende la garganta del lenguaje mientras ordena
Símbolo, sonido e imagen para abrir, y cerrar, puertas
 
Otro poema hace su trabajo y entonces se disuelve
En tierra, agua, fuego, aire.
 
 
4
Impaciente, lo calmo comienza a romperse y deshacerse, 
Como dedos rimando dirige artificio y talante.
Una vez más ella es luz de sol junto al estanque, una vez más.
Llamada, revisada, recapturada para esta reunión.        
Ella tiembla, delimita su espacio en varios recuerdos,
Se transmuta en muchas distancias
 
Mientras escuchamos a aquella que vinimos a encontrar.
 
El vestíbulo de cristal se vacía; espera otra llegada.    
 
Pero ella nunca se va, nuestra sola certeza
Mírala como quieras; como puedas;
Mientras viajas,
O, te sientas inmóvil.


Edwin Thumboo Singapur, 22 de noviembre de 1933. Poeta y crítico literario, es considerado pionero de la literatura inglesa en Singapur. Director en Jefe del Centro para las Artes en la Universidad Nacional de Singapur, donde ha sido decano de la Facultad de Artes, de la Facultad de Ciencias Sociales y convertido en profesor emérito, en 1997. Publicaciones: Rib of Earth, 1956; Child´s Delight: Book 1, 1972; Child´s Delight: Book 2, 1972; Gods Can Die, 1977; Ulysses by the Merlion, 1979; A Third Map: New and Selected Poems, 1993. Recibió el National Book Development Council of Singapore Book Awards for Poetry en tres ocasiones, en 1978 por Gods Can Die (1977), en 1980 por Ulysses by the Merlion (1979) y nuevamente en 1994 por A Third Map (1993). También recibió un Bintang Bakti Masyarakat (Estrella del servicio público) en 1981 con un adicional en 1991, y la Pingat Jasa Gemilang (Medalla por servicios meritorios) como Poeta distinguido y erudito literario en 2006.

Última actualización: 30/12/2021