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Toyin Adewale-Gabriel (Nigeria)

Por: Toyin Adewale-Gabriel
Traductor: Rafael Patiño Góez

Exploradora de aromas

Como el fuego devora la hierba,
como las llamas consumen las cerillas,

la calle se traga mis pasos,
mi voz se disuelve en el suelo.

Conozco la bilis verde del hambriento.
Conozco el triunfo del polvo,

la despreciativa arrogancia del sol,
sobre los restos de empapadas

ratas. He cenado sobre perros raquíticos,
con sabor a orina acre.

Y a los pies de intrincados remanentes,
encuentro los más altos despojos,

De muslos de pollo aborrecidos por exceso.
Yo, exploradora de aromas,

vadeando a través del laberinto de arroz,
deleitándome en la basura. Digo que tus desechos

son para chuparse los dedos.
Dicen que los ricos también lloran,

danzando para aliviar su vergüenza,
sus llagas palpitantes.

 

Safari

(para Ogaga Ifowodo)

Cuando leí mis poemas,
goteantes de fuego y alcantarillas,
me preguntaron, "¿no escribe usted
acerca de árboles y constelaciones?"

Y yo dije, en esta tierra amamos con dolor
hasta las melenas parecen látigos.
No puedo fingir que la sangre en
mi boca es salsa de tomate.

Tu libro se aflige en mi mesa.
Las bromas en nuestro almuerzo se volvieron rancias
Qué sacrificio soportamos,
ladrillos sobre cabezas desgastadas.
Cargas que crecen abundantemente.

A través del polvo, busco tu aroma,
tu corazón de safari, esa curiosa dicha
que irriga tu poesía,
veo huesos vendidos en cuentas bancarias,
un depósito, a la espera de bárbaros.

Es por ello que el viento esparce tus palabras,
de avispas, de redes, de gemidos.

 

Escúchate a ti mismo

(En memoria de Durban)

¿Dónde hay una palabra para asir el borde de las aguas azules
cuando las olas luchan como esposas rivales?

¿Dónde hay una palabra para asir una mujer
cuando ella corre, corre, corre...

¿Dónde hay una palabra para sofocar el fuego
cuando un cielo carece de hogar?

Escúchate a ti mismo.
Escucha la murmuración de los mares,
lavando las piedras del fogón de Nombolisa.
Escucha a la esperanza vagabunda
balanceando ganchos de ropa en los semáforos en verde.
Escucha al hombre que no puedes tocar
los niños esposados, la inocencia despojada.

 

Música

 

Mediodía, bajo un sol que perdió su fuego,         
tu arpa azul sacia su sed de canción, 
desplegando sus acordes, alas de fuego,
arqueándose de puntillas, una entrometida,
desenterrando las edades, como una
bebé hambrienta empujando un pezón en su boca.

Arpa desenterrando un tesoro,   
aquí estoy, una perla toma asiento en mi trasero.
Ofréceme una danza, hálame cerca,
nutre mis trenzas y yo
ascenderé, peldaño a peldaño,
más allá de los corredores oxidados,
más allá de los ríos dolorosos,
más allá de los labios que no puedo besar.

Me alzaré sobre la tierra
junto a las aguas del reposo.

 

Llegadas

 

¡Noche de pan, noche de promesas
Noche brillo de estrella, noche faro!

Toda la noche camino contigo por vías gemelas
bajo una ducha de confeti plateado
la trompeta nos urge a las encrucijadas
escucha los cuernos quejumbrosos
en los surcos de mi herida abierta
tú y yo y las millas bostezantes
bajo el árbol de papayo
hemos firmado los tronantes tambores
si la luna declama ahora nuestros nombres
si las estrellas murmuran sobre adioses
se que volarás a casa sobreviviente
los cactus se volverán fecundo barro

 

Gorée

 

Llegamos al acantilado, un precipicio  
gritaba abajo, la muerte dormía allí,
roncando en las aguas aguamarinas
bajo la fortaleza francesa, fumadores de ganya*,
colgaban náufragos de árboles espinosos.

Viajamos durante un rato, un poco despistados
encontramos los baobab, brillando en el crepúsculo
susurrando cuántos se perdieron, cuántos nunca retornaron
sin saber por qué, balbuceábamos como bebés      
en la casa de esclavos, olores como recuerdos nos atraparon
en la reunión de caminos a la entrada del no retorno

nos embarcamos hacia la venta a través del mar interminable,   
la mixtura de voces, las noches sin cubierta 
cuando hace señas la esperma de un amo, los niños se esparcen
como polvo de harmatán*, qué puede decir el portugués;
sólo que nosotros también estábamos aquí, aquí, pisoteando hombres y peces

aquí, los volcanes se volvieron roca y arena,
los baobab viven para contar el cuento a un
museo de mujeres, encendidos colores se desposan
al sol,  rojo ladrillo para la pérdida, turquesa para el goce,
verde para un hombro elegante envuelto en un bubú*

En la avenida de los baobab,
se reclinan griots*, rasgueando balafones*
dígannoslo a nosotros, estas cosas que olvidamos
el jardín de plantas del desierto
las ruinas de los cañones.  

 

* Ganya, uno de los tantos nombres que Canabis posee en oriente.

* El harmatán es un viento alisio continental que sopla del este sobre el Sahara y el África occidental.

*Griot: Príncipe poeta.

* Balafón (palabra francesa) es un instrumento musical compuesto por láminas como las del xilófono y con calabazas como resonadores. Nota del traductor

* Bubú (Boubou, en francés) es término malinké –Guinea- designa una amplia y larga túnica que visten los africanos.   

 


Toyin Adewale Gabriel nació en Ibadan, Nigeria, en 1969. Poeta y narradora. Realizó estudios universitarios de Literatura e Inglés. Es poeta, narradora, editora, y crítica literaria para The Guardian, Post Express y The Daily Times. Fue cofundadora y coordinadora varios años de la Asociación de Escritoras de Nigeria. Obras: Naked Testimonies, 1995; Breaking The Silence, 1996; Inkwells, 1997; Die Aromaforscherin, 1998; Flackernde Kerzen, 1999; 25 New Nigerian Poets, 2000; Aci Cikolata,Gunizi Yayincilik, 2003; y Nigerian Women Short Stories, 2005.

Fue escritora en residencia en Suecia y Alemania, ha sido invitada a importantes encuentros de poesía en Europa, África y América. Por encima de cualquier consideración de género, su poesía se destaca en la contemporaneidad como una de las voces más destacadas de la nueva poesía africana. Su trabajo es una especie de mixtura cultural en la que aparecen los temas comunes de la poesía africana: la sabana, la fauna, los paisajes humanos y su entorno, la geografía del dolor -Gorée-, etc., y junto a tales elementos se dan otros pertenecientes a la poesía universal, de otras latitudes y culturas y que dan como resultado una singular mixtura de gran belleza y que posee una fuerza que nos seduce y nos integra a su palpitación poética. En sus poemas hallamos elementos que se dan como hierbas salvajes, y que apuestan a un manifestar más allá de lo simplemente poético y lírico hallando así imágenes de sabor acre, irónicas y dolorosas, itinerario del dolor. Poesía intimista con visos elegíacos, su obra se destaca nítidamente y deberá estar incluida en cualquier antología de poesía africana que se precie de ser integral.

Publicado en abril de 2004.

Última actualización: 21/06/2021