Rosa María Chávez (Guatemala, Nación Maya)
Por: Rosa María Chávez
La sangre
ya no es un misterio
se vende, se alquila,
se roba, se devuelve,
se derrama, se bebe,
se orina, se decolora,
ya no vale, no une, no detiene,
no coagula, no sabe a hierro,
se arman circos para absorberla,
la sangre
ya no es un misterio
Ella,
papel absorbente
mucosa líquida, llanto seco,
espasmos y corazón,
ya no hay padre ni madre
ni lazos, ni cuentos, ni sangre,
se acabo, se lo bebió,
de un tajo cortó pedazo de hierro,
ella,
silueta vegetal
medio mira, medio come,
medio da y medio recibe,
acumula montañas de vidrio y barro
fábrica de melancolía,
tiembla ojo izquierdo
premonición del mal tiempo
izquierdo no ve nada
izquierdo sopla neblina
y todo lo envuelve la espesura
se jala el pelo
golpea su robusto cuerpo hace muecas frente al espejo
se hinca, cubre su rostro, se limpia los mocos,
se observa ridícula,
débil sonrisa, carcajada,
se sonroja corazón fatigado
tiene hambre
prepara maquina comida
atora su delgada ansiedad
cierra ojo derecho
y casi ciega
duerme.
Rosa María Chávez Juárez nació en San Andrés Itzapa, Chimaltenango, Santa Cruz del Quiche, Nación Maya, Guatemala, el 9 de agosto de 1980. Poeta, actriz, gestora cultural y artesana. Mujer maya K'iche por línea paterna y maya Kaqchiquel por línea materna. Maestra y estudiante de la academia de Lenguas Mayas de Guatemala. Ha publicado el poemario Casa Solitaria; 2005. Sus poemas aparecen en Antologías, revistas culturales, periódicos y publicaciones alternativas. Actualmente se desenvuelve en el medio artístico del centro de la ciudad y es parte del movimiento que promueve la apropiación del espacio público como escenario y el acercamiento al arte. Facilita talleres de poesía, escritura creativa, sensibilización literaria, teatro y cuenta cuentos para niños y niñas. Es integrante del colectivo de creadores y gestores culturales Caja Lúdica, en el Centro Cultural Metropolitano, con quienes desarrolla el proceso de sensibilización artística cultural con grupos de jóvenes y niñas del área urbana y rural de Guatemala. Los personajes que habitan Casa solitaria son putas, drogadictos, sirvientas, la soledad es la del observador, no del que ve desde lejos sino el que experimenta y cuenta desde su mundo, en este caso, el mundo de la calle, de los rincones olvidados de la ciudad/casa. Casa solitaria resulta una nueva incursión en el espacio contemporáneo, partiendo de la ciudad y sus espectros, pero desde la habitación, no el devenir de las calles y de la historia, sino la intimidad de un espacio más pequeño, y por pequeño e íntimo, primigenio: el individuo. La Casa es solitaria por la soledad de los singulares que la habitan en un «ancestral cautiverio del silencio».