Katia Chiari (Panamá)
Por: Katia Chiari
*
Detente,
hay semillas en la risa.
Tu pico risueño.
Cautiva mi flor.
Acuna el viento una carcajada,
ríe, ríe una lágrima.
Detente,
un pichón los pétalos abrió.
*
Rumbo a tu pecho
un molusco en mi boca
se metió.
Se sacudía
por siete mares.
...y de pronto
todo un mar
me regaló.
De Lagartijas y Estrellas
*
Alargo mi espuma
hasta el rompeolas de tu cuerpo.
Son de conchas
nuestros besos,
son de arena
los te quiero.
Alargas tu espuma
hasta el rompeolas de mi cuerpo.
Son de agua
nuestros cuerpos,
son de sal
los calendarios.
La espuma se alarga.
De Lagartijas y Estrellas
*
Siento un torbellino atrapado en mi pecho,
grita tu nombre y se bate en el impulso.
Lo reprimo,
me reprimo
y oculto la desnudez
y sus debilidades.
De Lagartijas y Estrellas
*
Dos meses,
un instante,
siete lunas,
la vida que me queda,
tú.
De Aguaspiedras
*
Detente,
hay semillas en la risa.
Tu pico risueño.
Cautiva mi flor.
Acuna el viento una carcajada,
ríe, ríe una lágrima.
Detente,
un pichón los pétalos abrió.
De Aguaspiedras
*
Seca venía
sudando aguardabas.
Tome de ti
hasta embriagarme
y no saberte mi madre
o mi amante.
Despierta
solo recuerdo el caer de mis olas.
De Aguaspiedras
FOTO AMANECE
En adelante llamaremos lugares comunes a lo ya dicho
por otros que no soy yo.
Esta es la foto de un lugar común en la historia de la poesía.
Amanecer no tiene sinónimo.
Deber mi silencio a evocaciones ajenas, cuando el instante se posa eterno
en el encuentro entre la tierra y el sol y mi cuerpo pende de una taza de café,
no puedo. Tengo urgencia de contarles que el yo que me habita no entiende
por qué alguien duerme mientras el milagro se repite. Necesito decirles,
no es la marca de una nueva jornada, no la prolongación del calendario,
es regalo, origen, éxtasis, silencio. Diminuto yo, ¡Despierta!
La lluvia bromea de cuando en cuando. No hay momento más naranja
ni reloj más exacto. Amaneció en mis ojos. Otro yo para contarlo.
Afortunado lugar común para nosotros, los sinónimos de tantos otros.
De Fotos, recortes, poemas, recibos y una que otra confesión
FOTO PUBLICITARI
La niña posa su ombligo con la sonrisa incrédula
al primer coqueteo del flash.
Ignora lo que vende, compra atención.
Para el amo publicitario una querida más.
La masa revuelta
acaricia la fantasía de penetrar ese ombligo.
La felicidad no esta en un perro. Razonan algunos,
la felicidad.
La niña
tiene un seno en la mano.
La casa ideal
un perro en el jardín.
De Fotos, recortes, poemas, recibos y una que otra confesión
POEMA RENUNCIA
Con un signo de interrogación
de tanta espera envejecido.
Sin memoria del detalle.
Con la certeza por castigo.
Somos ajenos de nuevo
como cuando nacimos.
De Recortes, fotos, poemas, recibos y una que otra confesión
No hace falta ahora aprender de memoria
los nombres de tus hijos,
los aniversarios de las pasadas conquistas;
las fechas que acusan tus ultrajes;
basta con saber de ti un oficio,
tener un trabajo, una casa,
una familia donde fundar el corazón
para llenar el calendario de razones
y caminar hacia delante.
Katia Chiari nació en Ciudad de Panamá, Panamá, el 4 de diciembre de 1969. Bachiller en Ciencias, Letras y Filosofía, realizó estudios de Francés en la Alianza Francesa de Panamá y de Japonés en la Universidad de Panamá. Publicaciones: Lagartijas y estrellas, 2000, Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño, 1999; Palabrabierta, 2002; Aguaspiedras, 2003, Premio en el Concurso Municipal de poesía «León A. Soto» 2001; Recortes, fotos, poemas, recibos y una que otra confesión, 2004, Mención Honorífica en el Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño, 2003; Más allá de tu humedad (Panamá, 2004).
Es una de las voces representativas de la reciente generación de escritores Panameños. Una generación obligada por la circunstancia global a acometer, hasta donde lo permita el vocablo, nuevas formas de ver el mundo, de asumir roles, de decidir, de pensar, de abordar el canto. Se trata de una generación desvinculada de los conflictos generados por la impronta canalera, que marcó el siglo XX de la literatura panameña. Es una poesía de búsqueda la suya, de cuestionamientos, donde los lugares comunes son espacios obligados para el pensamiento y la acción. Se trata de una voz transparente, ajena al verso escabroso, recurrente. Se deja escuchar con acentos personales y definidos.