JOSÉ LUIS HOPFFER ALMADA (Cabo Verde, 1960)
Autobiografía ortónima
nací en una aldea
a la sombra de un caserón
y de la austera penumbra de las montañas
niño aún
recorrí las exhaustas márgenes de las riberas
la húmeda orografía de la Assomada
y me hice árbol de la planicie
el serpentear de los caminos
me hizo desembocar en el mar
y desaguar en el silencio
junto a una ciudad
extendida en azul y murmullo
* * *
de espaldas al mar
me insinué
hacia más allá de la isla
en la lenta y transparente
caminata de las nubes
para de leipzig besar
la nieve con olor
a carbón y melancolía
para de europa
largamente acariciar
el níveo y silente frío
hoy sé que soy
un simple signo de adán y eva
y de su edén pétreo en el pico de antonio
* * *
¿Te acuerdas, Dhigo
de las largas noches de la Assomada
entre los follajes del maizal
y de nuestros pies
vagando niños
en infatigables correrías verdes?
Todos nosotros éramos
negros blancos mulatos
todos éramos pielesrojas
de escalpes criollos
* * *
¿Te acuerdas, Txikoza
de las terrazas tendidas
sobre la decadente majestad
la decrépita monumentalidad
de las ruinas hechas grutas
de los castillos abandonados
de las sombras escondrijos
riba contra báxu
kutelu contra nhaga
en las largas noches de la Assomada?
Todos nosotros éramos
nhagar de corazón
plenos de natal
plenos de assomada
Traducciones de Elkin Obregón
José Luis Hopffer Almada nació en Isla de Santiago, Cabo Verde,
en 1960. Animador del movimiento Pro-Cultura (1986), cofundador de la revista Fragmentos,
1987. Colaborador de importantes revistas, ha publicado los libros: A
Sombra do Sol I y II, 1990; y Assomada Nocturna, 1993 y 2005. «Lo
que cuenta es el árbol de mi infancia, donde continúo y siempre», afirma Hopffer
Almada. Según Inocência Mata: «La evocación de los innumerables amigos de infancia,
recordando la vida vivida en el suelo de la cultura y en el humus comunitario,
prosigue y se exhibe en los poemas reescritos y aumentados de la nueva Assomada
Nocturna. Se trata a mi entender de un solo poema dramático, en el que el sujeto
enunciador convoca a sus interlocutores (que además ya no son rigurosamente los
mismos), y, por medio del diálogo que quiere establecer en situación de teatral,
en diálogo monologante, regresa al pasado, como si quisiera en él fortalecerse,
muchos años después. La palabra en este macropoema gana, así, poder de presentización
y una eficacia performativa en la medida en que, diciendo, el texto presenta
e identifica a los interlocutores en su idiosincracia, así como su diferente
lugar en el mapa comunitario del grupo, a pesar de la ausencia total de jerarquización,
de cualquier tipo: Todos nosotros éramos / negros blancos mulatos // todos éramos
pielesrojas / de escalpes criollos. Esta Assomada que José Luís Hopffer Almada
convida al lector a revisitar no es ya tan sólo nocturna (en rigor nunca lo fue):
pues el ambiente crepuscular que supuestamente habría de emanar del universo,
dada la insistencia del estribillo «(en) las noches largas de Assomada», se deshace
al calor de la convivencia, de la vida comunitaria, de las memorias compartidas,
de alegrías y angustias. Pues la colectivización de las varias voces («Todos
nosotros éramos» es el leitmotiv de este «relato»), en sus diversos meandros
espaciotemporales, crea una sinergia centrípeta que culmina en la más eufórica
solidaridad, precedida de la evocación de los tiempos de convivencia y comunión.