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Darío Villegas (Colombia)

Por: Darío Villegas

                    De Trazado bajo las estrellas

 

Noticias

 

El Führer invade Polonia todos los días
César sigue siendo emperador en Roma

Y los caminos de la periferia
Se erizan de cruces
Para mansos inconformes
Como tú o como yo

Entonces
De qué suerte esta vida

Nuestro trabajo es pagado con fichas de casino
Nuestro trabajo mantiene legiones de soldados
La mirada vigilante de las cámaras
Drones en el cielo

Ingenuo  te preguntas
Hacia dónde la historia

Una serie nocturna
La oculta guerra sin fin

Así visto
Qué Es Realidad,                                     

En el caos de las versiones múltiples
En el océano de la confusión implantada

Dirán los expertos
Que debemos calmarnos
Dejar todo en sus manos
Que ellos saben lo que hacen

Realidad
Una creencia
Una mentira repetida

Propaganda.

 

 

 

 

Falsedad de la pobreza

 

La pobreza no es una virtud
Excepto para el dios de la avaricia

Por qué estaría bien sentirse pobre
En un universo de abundancia

El cielo resplandece de estrellas
Más allá de donde ven los ojos

El mar
La  selva
Los ríos
Están plenos de vida

En una gota
Cabe  un mundo

Dondequiera que mires
Todo es extenso
Múltiple
Animado

Las flores varían sus dibujos
Las mariposas llevan colores imposibles
Los árboles se ensanchan
No ahorran

Cuántas hojas caen de sus ramas
Y cuántas otras nacen

La escasez es una idea humana
Un consenso
Implantado por la fuerza

Un lindero que te han puesto
Delirante
Como el precio de la tierra

No te olvides celebrar
La abundancia en la que surges

Eso cuenta.       

 

 

 

Márgenes del mundo

 

Voy por las márgenes del mundo
Casi invisible
Casi un espectro

Escapado
De las fábricas y las oficinas   
Por un agujero de la red

Un remanso al pie del torrente
Descansa en la presencia del árbol

Cada hoja
Y su tejido
Son dibujo de otro árbol

Fluir de raíces
Extendidas hacia el cielo

La eternidad de la vida
En el vuelo de la mariposa

Mi hogar es el viento
Colecciono las formas de las nubes
Me acuesto a soñar entre la hierba

La paciente semilla
Que aguarda su hora
Curvada sobre sí misma

Todo lo sabe

En su interior diminuto
Todo lo guarda
Suspendido de un hilo

Frágil
Como un pensamiento

No sé si teme como el hombre
Que presiente
En el hombre a su enemigo

Paciente semilla

Enséñame a perseverar
En la noche del alma.

 

 

 

La historia

 

La lluvia y el viento
Sobre la montaña de libros
Fuego y trueno en cada página

Pasan las edades

Los escribas ocupados
De tantas letras como estrellas

Que nada se olvide
Todo rey ha de ser recordado

Cada deuda
Registrada en los libros

Minuciosa contabilidad
De los bienes del imperio

Tesoro de leyendas
Retocado por la épica

Sobre el fondo de la eternidad

La lluvia y el viento
Desfiguran párrafos
Capítulos completos

Y sobre lo borrado
Nuevas palabras se despliegan

El pasado sumergido
En  lenguas muertas
Regresa de  manera circular

Y vuelve a ser contado
Con nombres diferentes

Y qué es la historia
Sino este amasijo de nombres

Un vasto cementerio
El silencio de los vencidos

El espíritu que pugna por nacer

El espíritu encerrado en una celda
O quemado en una hoguera

Extraviado
Combatido
Acorralado
Convertido en demonio
O  en mendigo

El espíritu

La locura danzando
Bajo la lluvia y el viento

Sobre la montaña de libros.
 

 

Scherezada

 

Pensar la vida es tejer el relato de choques y caídas. Reflujo de un río próximo al océano. Horror y emoción insisten bajo cada resplandor de espuma. Somos empujados por una corriente de voces antiguas.
Habla Scherezada de mis noches, cuéntame tus paisajes y tus fábulas. Hazme familiar el vacío.
Haz de la vida y la muerte una historia pronunciada dulcemente. Las estrellas asoman por la ventana, y se aproxima la hora en que somos empleados de la contabilidad infinita.
Pensar la vida es ordenar los colores, conjugar apariciones, urdir fábulas, atornillar palabras.
Oponer a lo desconocido una baraja de trucos.
Saborear el don de los actos. Sobrevivir llevado por un deseo loco, que recorre los linderos del mundo haciendo metáforas de su presencia.
Háblame Scherezada, que te oiga. Esta noche es sola, Dios se ha marchado. Recuerdos y voces regresan como un rumor de vastos recorridos.
No se siente la vida, solo el silencio y la niebla que avanzan sobre el cuerpo.

 

Nada acumulada

 

A fuerza de no amarnos
adoptamos los modales de un espectro,
la vaguedad de un símbolo,
el espesor de una estampilla.

A fuerza de no amar trocarse y ser trocado
en mueble, mancha sobre un cuadro,
poste de señales en la ruta a las antípodas.

Laborioso desamor.

Destino es una trama de signos
que converge en una zona oscura,
sobre un no como de piedra
anterior a los recuerdos.
Sombra que toma decisiones torcidas.
No, que llevó todo de su parte en las apuestas.

¿Qué haremos con la nada
acumulada
de tantas despedidas?

 

Sísifo

 

Otra vez todo a cambio de nada,
¡Cuántas veces la misma matemática!
El renovado goce de perder, la apuesta insensata,
la baraja marcada en el más insignificante de los trucos.

De nuevo me encuentro en el punto de partida.
Habré dado tantas vueltas
sin haber avanzado más de lo que retrocedo.
Y de ello, como un loco
ir a hilvanar una filosofía.
La opulencia del fracaso
en tipografía gótica.
Seiscientas, ochocientas páginas; un índice:
Alcanzar lo sublime partiendo del círculo vicioso.
El cielo estrellado en dirección de la caída.

Mas, ¿qué atajo busco?
¿Qué es aquello que no consigo perder?
¿Cuál es la confianza que me empuja al salto?

Aún diré, volver a empezar de cero.
Una ventana abierta a la fuga,
allí donde la vida
es una promesa intocada.

 


Darío Villegas nació en Bello, Colombia, el 6 de septiembre de 1961. Artista plástico del taller de artes de Medellín. Expone sus obras en diferentes galerías desde 1982.  Se dedica a la creación gráfica y a la enseñanza del dibujo, desde 1996. Es autor de los libros inéditos de poesía: Trazado bajo las estrellasEl niño de fuegoLa otra canción de Ulises; y En este risco no hay espejos. Ha ilustrado, entre otros, los libros: Cartas desde el sueño, poemas de Juan Manuel Roca, 1982; Poetas en su tinta, 1988, y De genes y gentes, 2002. Mereció la Beca de Colcultura 1995 para su proyecto La noche en la poesía colombiana. En 2005 crea el la editorial Quiero, puedo y no me da miedo, y publica su libro de poemas y dibujos Círculo hechizado. Ha ilustrado los libros El ángel sitiado y otros poemas, con Juan Manuel Roca, 2006. Destrucción de los últimos ángeles, con el poeta mexicano Marco Antonio Campos, 2008, Una grafía nocturna, Antología de la noche en la poesía colombiana, 2009, y la Baraja del buen viajero, 2016.

De su libro de poemas Círculo hechizado, compuesto de poemas y dibujos suyos, expresó el poeta colombiano Juan Manuel Roca: «Se trata de un volumen que funciona como una totalidad, en la que los trazos del dibujante hacen de bisagra en la puerta de sus versos y las palabras hacen de bisagra en la puerta de sus trazos. Es una buena yunta, una suerte de tercera orilla que abre una sensación, un pálpito, una intuición de retorno. Flota en todo el libro una atmósfera en que lo perdido, lo escondido, regresa sin el estímulo de nadie pero al conjuro de la palabra. Poemas y dibujos tienen la impronta del sueño, de una materia intangible. Sombras que son prolongación de espejos ciegos, sombras enmascaradas, sombras caminando entre otras sombras. Hay un sentimiento de sensaciones que se quedan al borde del lenguaje, de la andadura de un extranjero en su pellejo, de conocer a alguien que elige a conciencia un desierto para predicar. Es la prédica del sonámbulo que sabe que en la piedra duermen dioses, que están talladas en el antiguo reloj de la paciencia. La de Darío Villegas y su circulo hechizado es una larga y solitaria pregunta sobre el devenir, una voz que se da en círculos como los trazados por la pedrada en el agua, que huye de su centro y a su centro regresa. No es una poesía complaciente, ni en sus exploraciones por el tiempo y el vacío, ni en el aserto de verdades fáciles, compartibles. Sus dibujos, con algo de sombra chinesca y vocación de mezzotinta, son un silabario hecho de trazos dictados por una fuerza oculta, acaso forjados en la lengua del sueño. Decapitados o abolidos dioses visitan a Villegas en un plano lingüístico y en un plano plástico, y casi siempre se entrelazan. Así una silla vacía espera la llegada de un desconocido en mitad de la noche. Un funámbulo suspendido al aire como estrella, camina sobre ignoradas arquitecturas de vacío» Círculo hechizado hace recordar a Lao Tse y la utilidad de lo que no es, algo que para el viejo taoísta se fundaba en el vacío, como en el ejemplo de la arcilla moldeada que culmina en la vasija pero cuya utilidad está donde no hay nada. O como los treinta radios descritos por el sabio oriental a los que damos el nombre de rueda, pero cuya existencia se debe al espacio donde no hay nada. De ese talante es la poesía de Villegas, tanto la escrita como la dibujada en sus puntos de fuga. Hace y recibe guiños de lo intangible mientras tiende una cuerda tensa por donde caminar entre los hilos del lenguaje y los hilos de la niebla.»

Última actualización: 21/06/2021