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Omar Pérez (Cuba)

Por: Omar Pérez

Contribuciones a una idea rudimentaria de la nación

En las volátiles noches de un invierno
que la naturaleza convalida con magnanimidad
el cubano se entrena para la diversión o para la amnesia,
muy injustamente se supone a veces que son la misma cosa
lleva dulces a Dios, fermenta los dialectos
combate la cirrosis con frutos en almíbar, hace comercio;
se dictamina entonces que El Cubano inventa.
En las pesadas coreografías de un verano
que la naturaleza autoriza, ya, con suspicacia
va el cubano hasta el océano con ofrendas y arpones,
muy injustamente se supone a veces que son la misma cosa
enumera con los dedos las bajas, ejerce la infracción
lleva las manos a los bolsillos, jura y compromete;
se diagnostica entonces que El Cubano inventa.
Asistamos al territorio improbable
donde el cubano y El Cubano conversan viril, pastosamente
allí conoceremos en qué travesías, en qué extraños parajes
en qué trueques
hemos contraído tanto ingenio.

En el camerino

Con todo gusto mi mejor canción,
la que más se aproxima al sonido de un horno,
pero primero voy a echarme el pelo para atrás
por esta noche no incluiré
un poco de calentamiento en las articulaciones
ni trucos para adquirir temperamento.
Es cierto que antes de salir a escena
le doy brillo a los zapatos con saliva
pero ¿qué puede hacer un hombre débil de carácter?
alguno de los otros me ha robado el cepillo,
es verdad que interrumpo, queridos, ante ustedes cantando
con la mano derecha muy cansada,
yo no tengo la culpa de no gustarle a las mujeres.
Ahora han descubierto que aquí en mi camerino
yo tenía escondido el control de las luces
y para hacer sus cosas, que sólo conozco de oídas
vienen en grandes grupos después de las funciones
y registran alegremente las paredes
necesitan una oscuridad sin riesgos para la ceremonia.
No debería envidiarlos
yo tengo sensibilidad y ello calentura,
pero siento envidia y todos los días
todos los días me tiendo al sol para fijarla.
Por esta vez sean flexibles conmigo,
anteriormente me han tirado cigarros encendidos
incluso desde las filas cercanas a la entrada,
recuerden aquella memorable noche
en que yo interpreté el papel de insensible
aquella memorable noche todos fuimos iguales
después de la función se soñó a pierna suelta.

Visiones en el español instrumental

No todos los hombres que habitan la ciudad son ciudadanos
ni la maquinación es el propósito de la máquina
como la cera endurecida quedan estos términos
gotas de sudor que la traición extrajo de nosotros.
Y si la moral, accidentándose en el camino de Jerusalem
decidió acabar sus días en la moraleja, oh noches del desierto
rodeadas por el afecto de perpetuos adolescentes
y si los maestros, avanzando impacientes en el sendero boscoso
se detuvieron en el claro para aprender el arte de la magistratura
sépase que para el trazado nocturno de estas líneas
alguien fingió dormir con una mano entrecerrada.
Varados a medio camino de la ciudad expectante
discurren nuestros términos
y en voz muy baja se les oye decir «qué tiempos aquellos»
«qué tiempos aquellos»
aunque nadie sepa con exactitud a qué se refieren.

Invocación de la albahaca

Como su nombre indica     os contempla orgullosa
más oscura que el jazmín     más perfumada que el aire
si tuviera que correr por los mil mundos
te llevaría en cruz bajo la lengua
déjame aquí mejor, ni plata, ni piedra, ni animal
silencio tiembla cavidad de la campana
hacer algo por la patria       deletreé consanguíneo
de flores como lunares en la mejilla del paria
si tuviera que correr por los mil mundos
cromosoma, mambo, Vía Láctea
con licencia pensamiento       Oh beata soledad
guaguancó del tiempo España      sin pecado concebida
¡león vegetal de la escritura!
mata el deseo de correr por los mil mundos
ni flor, ni bestia, ni apero de labranza       duermo
ya no más divididos en sílabas morir por la patria es
en su constelación los embriones
en su casita verde los espíritus
y que todo sea       para nada
y que todo sea para nada.

El Canto como Arte Marcial

Con lo que queda de ti dentro de mí
Con lo que queda de mí dentro de ti
Hagamos combinaciones:
Ese es el canto como arte marcial: Soneto

El callado soldado de dios
Que en su busca emprendió la esperanza
Baobab: laborar lontananza
La verdad, lupanares de arroz.

Vanidade vanidades

Dios, dios, Cuerpo, cuerpo, Alma y alma, y así en definitiva
las mayúsculas surgen del interior del canto
no a la inversa que al revés es al derecho
afuera adentro, soneto

Un soneto encendió en la ventana
Con la rima d´esquiva cadencia
Zarabanda saludo sentencia
Acabóse criollo en l'habana.

Vanidade vanidades, así el predicador
determina los signos de puntuación y no a la inversa
vivir es lo primero
busco florido bosque para acabar temprano
casa nueva, colores, casa cueva
mucho dormir sin miedo, pues cierta cobardía
es el peso de todos los patriarcas

Que se te viene encima, dijo el predicador. Dame la letra

El silencio es un deseo
no me lo voy a olvidar
el deseo de pensar
el silencio en que me veo
solo en el silencio creo
que me puedo abandonar
y si me da por pensar
sólo en el silencio creo

Vanidade vanidades
con lo que queda de ti dentro de mí
con lo queda de mí dentro de ti
hagamos combinaciones.

 


Omar Pérez nació en La Habana en 1964. Cursó estudios de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad de La Habana. Poeta y traductor. Ha publicado: Algo de lo sagrado, 1996 y ¿Oíste hablar del gato de pelea?, 1999.

Última actualización: 31/07/2021