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Poemas de Abdulah Bashrahil

17º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Abdulah Bashrahil
Traductor: Nicolás Suescún

LUZ, ARCILLA Y ALGODÓN

Al fondo del instante medito sobre cómo pasa
   sin consentimiento.
Lapso de tiempo, aguja hilada que penetra lo
   profundo.
Confeccionando mantillas y sudarios
Todo es blancura algodón y hueso, y la piel es su
   ornamento.
Abigarrada
Del blanco proviene la arcilla
De allí la bestia, de allí el hombre
Medito sobre el néctar rojo
Cayendo en la misma vena
Y las parcelas de luz levantándose
Rayo de un pequeño sol yaciente en las profundidades
Encendiendo el agua de olivo
Alumbrando el universo
Ahora vida tiempo y espacio
Pueda el calor del sol apagarse
Para amordazar los tiempos.

 

EL MONSTRUO

¡Oye! No digas
Que un ogro habita los matorrales
Devorando el ganado
Deleitándose con la sangre de generaciones
Violando las estaciones
Con cientos, o más bien, miles de brazos
Y una apariencia de garras
Como filos cortantes
Avanzando en el borde del viento
Cabalgando el embrutecimiento
Antes se le comparaba con un pavo real
Pero una vez que le salieron los colmillos, mostró ser
Un perro salvaje
Y como tal escarba siempre en los vestigios
Como si fuera un sepulturero.
Liberando a los muertos, soltando a los condenados
Sediento, irrigando el desierto nocturno de las lágrimas
   del abandono
Retrocediendo el tiempo
Resucitando los espectros Mongoles
Como el silencio luego el silencio
Consideran-que el silencio es el testimonio de la lucidez
El que consoló la ignominia
Y las sonrisas
Durante la infancia o la juventud o la madurez
Para la humillación existe una escuela y una función
Que comienza con el miedo las quimeras y los
   dolores
Provenientes de las arrugas de las tinieblas
Y de los ecos de las pesadillas
Viviendo en la candidez de los recién nacidos
Figura del miedo
Quien se marchita en las flores de los campos
Tal fue el eco un sonido estruendoso en el aire de los
   ancestros apareciendo en las noches sombrías
Y las nubes dejando aparecer el sol
Desde que son la coartada para asesinar la vida
En los corazones de los caballeros y de los valientes
Pero cuando se volvió a levantar la conciencia
La debilidad reconoció
Que las quimeras le extraviaron
Y que las quimeras son un monstruo
La voz, la diversión y el tamborilero La rama danzando
Con los cantos de los pájaros interrogándose
¿Podrán los espíritus liberarse?

 

PARA ELLOS LA CARNE DESHUESADA

El pueblo árabe apoya a su asesino
Hace un siglo que sufre su andanza y
    está quedando sin aliento
por sembrar de espigas la tierra
Para que esté conforme la injusticia nuestro líder
esta patria duerme en sueños tibios
Se divierte mientras agoniza Contemplando el
   Presente y el futuro
De la mirada y el silencio
Acechando la cita sangrante
De la tempestad y el rugido del voraz león
Y el eco de los momentos, tendiendo sus deseos
Como si el mundo estuviera hecho de insectos
Así lo dice el portavoz de la casa negra
Y entonces si menos de un millón de muertos
O más de un millón
Por lo tanto más de un millón
Por lo tanto la excusa es de los cadáveres de los errores
Ya que la guerra tiene por víctima a los muertos
Pero nosotros vamos a liberarlos, curarlos y
enseñarles
Cómo expoliar los alimentos
Y nosotros cambiaremos toda vuestra cultura y vuestra
   religión
Y volveremos para mataros
Para comeros
Desde vuestros comienzos hasta vuestro final
Los jefes de las naciones se niegan, refutan luego
Se ponen de acuerdo, tienen diferentes opiniones
Se oponen, luego se excusan
Y nosotros vemos las generosas imágenes en la
   televisión
Miramos al árabe Antara fumando el cigarro
Y palpando la ignorancia revistiendo la ignominia
Providencias promovidas por los buenos que se han reunido
Y finalmente las tinieblas desposan la luz
Mientras ocurre el eclipse del sol y la retirada de la luna
Y el astro lapidado
La tierra se convierte en desastre
Nosotros no vemos más que tinieblas
Y considerables gritos pidiendo ayuda pero el sabor
   se les fue
Y el resplandor de una declaración de mediadores
Confirmando la bajeza y recomendando el
síncope
Dos condiciones, dicen
Una:
Que nuestro verdugo devore la carne de nuestra nación
Y la otra:
Que los mendigos guarden los huesos.

 

El ogro

La injusticia oprime la ciudad de paz
Bajo el abrazo del ogro omnipotente 
Así emerge el escalofrío de los pecados
Y allí yace el epicúreo en su nave 
   vieja, sigilosa y sin vergeles
Adiós alegría, juventud y voluptuosidad
Así se abate en retirada la brisa,
Terror, oprobio, deshonra
   ahora destino opaco
Discurso mudo, Esperanza debilitada 
Pan del elogio falaz
El ogro sacralizado bendice lo inicuo
Paz, magnanimidad, y tolerancia…
Buenos días almas sin defensa 
Sedientas de sangre, incendiadas Hambrientas 
   Pero nadie tiene culpa 
Sólo de orgullo,  sólo de preeminencia,
sólo de bajeza sólo de odio 
Toda-potencia abatida 
Sólo la tristeza amenaza destronar
Ignora la justicia y engendra la muerte
Toda-potencia ahora sometida espera ser 
   sepultada
Ni el ogro, ni el genio, ni el diablo
Nunca aliado de las almas nobles
Satanás, las prostitutas y los demonios entristecidos
Alma sin corazón, sin preocupación
Otra que no sea la carne y la fortuna
Así fue dada la sentencia para socavar ese reino.

 

***

             Traducciones de Francesca Randazzo

Lágrima de un corazón

Bosquejo un pájaro, una luz y las ramas 
Escucho cantar al pájaro sobre las ramas del 
   silencio
Así las lágrimas
No cesan de brotar de mis ojos
Pudieras tú mandar a los analfabetos 
   un libro y un mensajero 
Pudieras tú guardar este secreto intacto 
Que no conoces tú ni luz ni tinieblas.
Así miras tú el mundo tan cerca  
Tristeza nocturna y algún reflejo aparece y 
   desaparece.
No te enseñé yo acaso que la veracidad es un faro 
Yo, que te quería conquista y sin embargo,
Tú no fuiste más que pusilánime.

 

Fragancia de lavanda 


Cómo, ¡oh! fragancia de lavanda 
Cada vez que mi corazón le llama 
Cada vez que me hace falta 

Descuida
Denigro la bajeza del amor 
Decepcionado por el ser amado 
De vuelta de la miseria 
Desgraciado y triste 
Aparece y desaparece 
Mis suspiros son llagas 
Mis días sacrificados son ahora tinieblas 
Promesas incumplidas
Así era el jardín de fragancia
así eran las lágrimas distraídas,  rosadas
Y la brillantez de la brisa animada
Sonrisa complacida 
Traición destructora 
Podrías apagar la llama que tú atizaste
Por tu amor difunto 
Podrías guardar la brasa 
Alma gemela, jamás
Tú no eres más que bajeza 
Que niega la bella vida. 

 


Abdullah Bashrahil nació en Arabia Saudita, el 7 de abril de 1951. Ha publicado los libros de poesía: Mi torturadora, 1978; El amor mi destino, 1980; Fuente sedienta, 1986; El miedo, 1988; Poemas de los acontecimientos del Golfo, 1990; Lámparas del viento, 2002; Espadas del desierto, 2002; Declaración de las brisas, 2002; Lunas de Meca, 2002; Sótanos de las ilusiones, 2003; La soledad del alma, 2003; Rúbrica, 2005 Es Presidente del consejo administrativo del grupo Basharahil para el desarrollo, fundado por su padre, filántropo reconocido en la Meca. Miembro de la Asociación de la Literatura Moderna en El Cairo. Miembro fundador del Consejo General para la Enseñanza Musulmana en la liga del mundo árabe.

Última actualización: 09/12/2021