Myriam Montoya (Colombia)
Por: Myriam Montoya
La palabra de la noche se eleva
sobre paredes y árboles
sobre el canto de los pájaros
sobre el bullicio de la muchedumbre
La palabra de la noche
se hunde tras los montes
Los labios de la noche
sellan con besos el cansancio
la muerte transitoria
el dolor palpitante en las sienes
La palabra de la noche
enmudece las ciudades
silencia los trenes
aquieta las cosas
En los labios de la noche
silban monzones
se empinan las olas
se escuchan voces mayores.
Vengo de la noche
Del rugido de fieras
acechantes
De la huida por mil puertas
de la oscuridad
Vengo del fuego
de los latidos del corazón
Vengo de los cánticos
del sueño
Del culto de los muertos
De los niños ocultos
entre los arbustos del crepúsculo
Vengo sola
agitando ramos
invocando rayos
Vengo de la noche que al fin
arroja sus lenguas fosforescentes
Vengo sola
cruzando la línea del tiempo
con el aleteo vibrante
de mi hermano en el espacio.
BADOU
A Helena Pradilla
Todos los colores te llegan
Cualquier rayo fecunda tu piel
La túnica que te bordea te descubre
Entre la multitud estás tú
Entre los sacos grises del metro
En medio de los rostros mustios
Ébano vivo
África envuelta en la luz de tu vestido
En los pliegues de tus grandiosas líneas
Te miro amoblar este desierto citadino
Déjate el madrás y las joyas de oro
Las cejas curvas el labio de fruta
Amarra a la espalda el pañolón bordado
Arrulla a tu hijo con el ritmo del caminar
Luce tu fiesta de dignidad y fuego
Pregona la historia con tu presencia.
Myriam Montoya nació en 1963 en Bello, Antioquia, Colombia. Vive en París desde 1994. En 2004, aparece una antología de su obra poética, Vengo de la noche/Je viens de la nuit, seleccionada por Stéphane Chaumet. Los dos libros precedentes Fugues/Fugas, 1997 y Déracinements/Desarraigos, 1999, fueron traducidos por Claude Couffon. Sus poemas se han publicado en diversas revistas en Colombia, Cuba, Francia, Marruecos, México, España y Canadá como también en antologías colectivas en Francia y México. Ha traducido, entre otros, una antología de poesía africana de expresión francesa, Voces africanas, 2001; a la poeta tunesina Amina Saïd, Arenas funámbulas, 2006; poetas franceses como Stéphane Chaumet, Donde la noche franquea, 2007; a la poeta persa Forough Farrokhzad y al poeta canadiense Michel Thérien. Fue invitada a los festivales internacionales de poesía (Medellín, Trois Rivières/Canadá, Caracas) y a varias lecturas en Francia, Estados Unidos, Italia y Suiza. Al decir de Stephane Chaumet, traductor suyo al francés, “En la palabra de Myriam Montoya hay luz: no una luz cegadora, sino aquella de una mirada. Una mirada agua y sílex. La mirada de una mujer, mirada trans-lúcida, escapando al discurso social o político, sobre la mujer en exilio, sobre el mundo abandonado, sobre los ahogamientos anónimos en la oscuridad, las arenas del silencio, la reclusión, el miedo, la marcha sin fin… También sentimos la presencia de la infancia a través de la muerte que aquí no es un símbolo, la muerte palpable, una ciudad amada hundida en la violencia, Medellín, convertida en blanco mediático y en línea de fuego, donde la poeta hará su iniciación en el amor, la muerte y en la impotencia frente a la historia. Y el exilio; el salto que desgarra, la incomprensión. “Medir el ángulo de la caída. A las mujeres trashumantes” como lo dice en la dedicatoria de Desarraigos. Una poesía tan lejos del exotismo como del formalismo, poeta que sabe dar la palabra a aquéllos que no la tienen…”