Gonzalo Rojas (Chile)
Por: Gonzalo Rojas
TRANSTIERRO
1
Miro el aire en el aire, pasarán
estos años cuántos de viento sucio
debajo del párpado cuántos del exilio,
2
comeré tierra
de la Tierra bajo las tablas
del cemento, me haré ojo,
oleaje me haré
3
parado
en la roca de la identidad, este
hueso y no otro me haré, esta
música mía córnea
4
Por hueca.
Parto
Soy, parto seré.
Parto, parto, parto.
POR VALLEJO
Ya todo estaba escrito cuando Vallejo dijo: ?Todavía.
Y le arrancó esta pluma al viejo cóndor
del énfasis. El tiempo es todavía,
la rosa es todavía y aunque pase el verano, y las estrellas
de todos los veranos, el hombre es todavía.
Nada pasó. Pero alguien que se llamaba César en peruano
y en piedra más que piedra, dio en la cumbre
del oxígeno hermoso. Las raíces
lo siguieron sangrientas cada día más lúcido. Lo fueron
secando, y ni París pudo salvarle el hueso ni el martirio.
Ninguno fue tan hondo por las médulas vivas del origen
ni nos habló en la música que decimos América
porque éste únicamente sacó el ser de la piedra más oscura
cuando nos vio la suerte debajo de las olas
en el vacío de la mano.
Cada cual su Vallejo doloroso y gozoso.
No en París
donde lloré por su alma, no en la nube violenta
que me dio a diez mil metros la certeza terrestre de su rostro
sobre la nieve libre, sino en esto
de respirar la espina mortal, estoy seguro
del que baja y me dice: ? Todavía.
OSCURIDAD HERMOSA
Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.
Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.
Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.
DADO LO EXTREMO DE LA SITUACIÓN
Dado lo extremo de la situación aquí lo único
muerto es el muerto, su piel
de escarabajo desocupado, sus tercas
rodillas que hicieron el movimiento, sus
olfatos perlúcidos, sus
tactos que tocaron mujer, la oreja
que anduvo inútilmente en su oreja en su oreja
detrás de su oreja.
No la oyó
y quién va a saber, por enmohecido
no la oyó, tuvo un sueño
con mucha música en sus arterias, durmió
así noventa, vio grandes
a los abedules, salió volando
de la ventolera de las copas
altas.
Ardió
Hermosura y exceso.
Gonzalo Rojas nació en Lebu, Chile, el 20 de diciembre de 1917. Es uno de los más grandes grandes poetas contemporáneos en lengua castellana. Libros: La miseria del hombre, 1948; Contra la muerte, 1964; Oscuro, 1977; Transtierro, 1979; Antología breve, 1980; 50 poemas, 1980; El alumbrado y otros poemas, 1987; Antología personal, 1988; Materia de Testamento, 1988; Desocupado lector, 1990; Antología de aire, 1991; Zumbido, 1991; Las hermosas. Poesías de Amor, 1992; Cinco visiones, 1992; Carta a Huidobro y Morbo y Aura del mal, 1994; Río turbio, 1996; 80 veces nadie, 1997; Diálogo con Ovidio, 1999; ¿Qué se ama cuando se ama?, 2000; Metamorfosis de lo mismo, 2000; Réquiem de la mariposa, 2001; Hombre es baile, mujer es igualmente baile, 2001; Al Silencio, 2002; Del ocio sagrado, 2002; No haya corrupción, 2003; Poesía esencial, 2003; Inconcluso, 2003; Del loco amor, 2004; Las sílabas, 2006. Ha enseñado en universidades de Alemania, Estados Unidos, México y España. Recibió el Primer Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Premio Nacional de Literatura; el Premio Octavio Paz de México y el José Hernández de Argentina. Reconociendo que la expresión poética no es sólo privilegio de los poetas, afirmó en entrevista con Eduardo Milán: "¿Con qué derecho vamos los poetas a decir que los que escribimos unas líneas debajo de las otras somos los únicos capaces de decir el mundo? El mundo es capaz de ser dicho por el niño -y eso se sabe de sobra-, como es capaz también de decirlo un fascinado o un enamorado, un doliente muy profundo, quien esté viviendo una experiencia honda. Todos ellos son capaces de decir el mundo." Y definiendo su carácter creador, afirma luego: "Yo soy un poeta genealógico. No soy un poeta lírico ni telúrico. Soy genealógico porque creo en la progenia. Creo que en el fondo todo esto es un gran coro -y por eso no creo gran cosa en la famosa originalidad- y que todo se me ofrece como un ejercicio de rescate".