Linda Vilhjálmsdóttir, Islandia
Por: Linda Vilhjálmsdóttir
RAPSODIA
la palabra
al comienzo luego marea alta
luego marea baja y ahora oímos el murmullo
a lo lejos pesado y fuerte
POEMA DE MADRUGADA
Estoy hecha
de luz y aire
sobre mí
un ave marina que vuela
debajo de mí
el verso de un poema
el mar
reluce y brilla
ISLANDIA
Océano azul
profundidad oscilante
sonido azul
océano
rocas grises
precipicio amenazante
sonido gris
rocas
Tiempo – Uno
Hubo una helada intensa
recuerdo los días previos
y recuerdo la aurora boreal
y luego comenzó a llover
y ahora sigue lloviendo
desde hace cinco días
y cinco noches interminables señor
ahora estoy agotada
y esa historia de los veinte caballos
atrapados en el islote en una inundación en el río blanco
peligro a la vista y al norte el río congelado
sería mejor una advertencia de hielo
los caballos en el islote
el río congelado
y la aurora boreal
Traducción de María Germaná Matta (a partir de la versión inglesa)
Parada de autobús
klick – klack – klick – klack – klick
Y el sonido de mujer disminuye bajo el tañido final del eco cuando se detiene, de repente, al lado de una farola en la calle asfaltada. Y el silencio asciende suavemente por los tacones y las medias de nylon debajo del vestido negro, para terminar envolviendo su cuello flexible haciendo que su cabeza se incline hacia atrás, hasta que la mejilla se posa sobre el poste helado. ¡Oh! -suspira, y hace que su mirada suba por el poste recto. De reojo observa el último reflejo de noche por intercalarse con la luz del día. Y desciende apoyada por el poste hasta que alcanza el asfalto de la calle y cierra en cansancio sus ojos.
(*) El micro-cuento “Stoppistöðin” apareció en la colección de cuentos Bláþráður (Hilo fino), Reykjavík: Forlagið, 1990: 16
Los niños del hielo
Durante lo que quedaba de la noche éramos, en la mente embarazada de la mujer, parteras. Su sangre estaba helada, dijo, y la anciana de la cama de al lado nos confiaba que esto iba a resultar complicado porque se había vuelto senil y ausente. La mujer explicó que había sido operada y, con estos niños de hielo implantados en sus entrañas, ahora le tocaba dar a luz. Y nosotras los recibíamos, quejándonos claro, mientras sudábamos bajo los gemidos de la mujer sobre el frío y los niños congelados. ¡Qué podíamos hacer! “Envuélvanlos con toallas”, pidió, “Tal vez se descongelen”. Distraídas, preparábamos las toallas cuando una susurró…: “Imagínense, funcionan por batería y no pueden morir”. Sí, esto es material para una película de horror.
(*) El micro-cuento “Klakabörnin” apareció en la colección de cuentos Klakabörnin (Niños de hielo), Reykjavík: Forlagið, 1992: 21
Traducción de Hólmfríður Garðarsdóttir
Linda Vilhjálmsdóttir nació en Reykjavik, Islandia, el 1 de junio de 1958. Ha publicado poemas en periódicos, revistas y antologías desde 1982. Libros de poemas publicados: Blathradur (A thin tread), 1990; Klakabornin (The ice children), 1992; Valsar úr sidustu siglingu (A waltz from my last sailing), 1996; Oll fallegu ordin (All the beautiful words), 2000; Frostfidrildin (The snow butterflies), 2006. También publicó la novela Lygasaga (A story of lies), 2003. Suyos son sus obras dramatúrgicas: Nulla mors sine causa, 1996; Hotel Hekla, 1999 y Thad klikkar alltaf eitthvad (Something has got to give), 2002.
Su escritura es personal e intimista y en su poesía expresa su experiencia vital. Al mismo tiempo, en su obra predominan el sentido del humor y cierta ambigüedad, que combinadas con su agilidad lingüística abren a su poesía posibilidades inesperadas. El hecho de ser hija de pescadores resulta evidente en algunos de sus poemas más conocidos. Su poemario Valses de la última navegación [Valsar úr síðustu siglingu], de 1996, versa sobre su niñez y fue compuesto cuando viajaba con un buque de carga entre la isla y el continente europeo. En este poemario, los peligros de la niñez y de la juventud se revitalizan y se dan a conocer tanto las experanzas hacia el futuro como la inseguridad y el miedo. Simultáneamente, su poesía que se concentra en la vida adulta, gira, repetidas veces, alrededor de las relaciones entre hombres y mujeres. Es importante recordar que Linda estudió para ser auxiliar de enfermería. Este oficio marca de manera determinante su segundo poemario, Los niños del hielo [Klakabörn], de 1992. No obstante, su poemario Todas las palabras hermosas [Öll fallegu orðin], del año 2000, dedicado a la memoria de un familiar fallecido, se determina por un estilo diferente. Aquí no hay espacio para el humor jugoso ni la ambigüedad incierta. Lamento y añoranza marcan la presentación de un pasado compartido y poco a poco el lector comprende la naturaleza de su relación con el fallecido y que la desesperación y el fracaso fueron la razón de optar por quitarse la vida. En su poemario más reciente, Mariposas heladas [Frostfiðrildi], de 2006, ha vuelto la poeta más humorística. El lector se encuentra con una mujer esperando a que vuelva su pareja de una expedición peligrosa –como la mujer del pescador- y mientras espera recrea la tensión de su relación de pareja, compleja y complicada. Linda publicó su primera novela Mentira [Lygasaga] en 2003, donde da a conocer el proceso de una mujer que se enfrenta a su alcoholismo, para afortunadamente vencer. La novela ofrece una narración llena de contradicciones donde, sin pelos en la lengua, se revela el crecimiento personal del narrador y se crea un mundo donde, a través de la magia estilística de la autora, la lectura resulta sorprendentemente agradable. En resumidas cuentas, será oportuno resaltar que la poesía de Linda Vilhjálmsdóttir continuadamente sorprende por su léxico inquietante y sus múltiples metáforas e imágenes. A causa de la intertextualidad que se establece entre literatura e historia se tiene delante una poesía intelectual y elaborada, además de célebre por sus pasiones reveladas. Ella ha conseguido ser reconocida entre los mejores poetas de su nación.