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Nueva pasión

Por: Huda Al-Daghfa
Traductor: Jona y Tobias Burghardt

La llovizna

En la primera página
arrojo el vacío
para tenderme en sus entrañas.
En la página siguiente
me refugio con un temblor
que son mis letras.
Temo que me afecte su vacío tan sugerente
y me envuelva hasta erigirse en azotea que me abruma.
Lloro sobre sus confines.
Su fe se fortalece
y decide abrazar mi rebeldía.
A lo lejos se agranda
y yo me empequeñezco
en el umbral de su amor.
Amo su condición de madre,
amo la escritura
y me amo,
igual que
A
M
O
Todo lo que en mí tiene temblor.

 

Vacuidad

Conturbada,
mis palmas, apagadas.
Parece que es de noche aquí.
O será que el rostro se ha nublado
O que el temor del fin ha llegado.
¿Cómo?
¿Qué provocará el pavor terminal?
Mis manos durmieron y
algo dormitó con ellas.
¿Qué viste?
¿Qué es lo que ve el ciego?
Una llama que atrapa la brasa de sus ojos para que el aceite no languidezca,
ramas de olivo incendiadas de secreto,
un fuego sobre las espaldas;
y cuando mis piernas se extienden, sopló.
Mis oídos no durmieron,
observaron, con disimulo
la entrada de algunos parientes
confabulados con las veredas y las sendas.
Y también con los caminantes.
Mis pies se acurrucaron entre las ropas
y, luego,
comencé a diluirme.
Porque no hay niños que me retraten.
Por eso
me
he
Di- suel-to

 

La carga

Cuando me remito a mis principios
mi pueblo corta los hilos que nos unen.
Exhalo mis suspiros
y enciendo de nuevo la mecha;
y cuando lo veo, a mi pueblo,
en cuyo averno he olvidado todo a cuanto aspiro,
arranco una bandada de alas que vuelan.
Y me preparo,
sí,
me preparo.
Para caer y
seguir cayendo
por siempre.

 

La raíz

Escribe tu último poema
y cálzalo con tu renuncia;
anuncia tu nueva derrota
y vuelve a empezar, que ese es tu sino.
Escribe tu poema en un deseo,
no temas,
con un bolígrafo
o un lápiz;
habita en él.
No se ha de convertir en un cuadro
cuyos colores habrán de revelar su naturaleza;
extiende, pues, todas tus lágrimas.
Que no haya tinta que las llore contigo.
Recoge lo poco que queda de tu ánimo
Y vuelca en él tu optimismo.
No busques las causas:
Tú eres una de ellas
y también la más ardua.
El dolor de la rebeldía que en ti bulle nunca se acostumbrará a ellos;
El dolor de la rebeldía que en ti bulle nunca dejará de combatirlos;
No te retires,
tus otras vidas,
les proporcionarán, a ellos,
escalas
con las que treparán hasta ti.

Te superarán,
vamos,
no te dejes llevar por la tentación del retorno al origen;
resiste a los niños que hay en ti.
Llévatelos,
no les concedas tregua.
¿Lo harás?
Sé que no.
Despliega la negrura de tu caída
sin hacerla seguir de deseo alguno.
Seguirás retrocediendo
si no eliges un lugar dónde detenerte;
modérate
para que no se te castigue.
O sumérgete
para que no te conviertas en otro.
Seguirás yendo hacia atrás;
escoge un colofón apropiado
y encórvate,
después extiéndete
para formar un círculo que de ti
se compadezca.
Pero sigue así, arqueado,
para luego estirarte.
Rasga tu último poema.
Y con-ti-nú-a


Huda al-Daghfag nació en Magmaa, Arabia Saudita el 4 de octubre de 1967. Poeta, narradora, periodista y profesora. Licenciada en Lengua y literatura árabe en la Universidad de Riyadh en 1990. Es miembro de la asociación internacional de prensa, ha laborado en la prensa saudita y ha sido una activista en pro de los derechos de las mujeres. Durante cinco años consecutivos participó en el prestigioso festival AlGanadriyah de Arabia. También ha representado a su país en festivales poéticos en Bahrein, Omán, Emiratos Árabes, Túnez, Egipto, Jordania y Suiza. En 2004, obtuvo el premio a la mejor actividad poética en Arabia. Ha publicado los poemarios: La sombra hacia arriba, 1993; Nueva pasión, 2002; y El bosque de las mariposas, 2005.

Última actualización: 05/04/2020