Cinco poemas de Tanella Boni
Por:
Tanella Boni
Traductor:
Myriam Montoya
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 80. Diciembre de 2007.
Había entre tanto dos granos de arena
como dos pirámides sublimes separadas por
la inmensidad del desierto rodaban sobre
las rutas del Tiempo el corazón en bandolera
como un bolso de viaje en la misma espalda
izquierda las manos cribadas de poemas
fuera de estación habían recorrido los meandros
de la tierra húmeda de los faraones y ellos
escribían el Egipto de arena en clave de sol sobre
sus pieles de sueños tatuados
*
Los granos de arena rodaban del desierto al
mar en jeroglíficos infinitos en el intervalo
magnífico que separa una mujer y un
hombre como una grieta relámpago punto de
ruptura insondable.
Habían aprendido a codiciarse a
maldecirse a devorarse el uno consumiendo
al otro con placer él marchando sobre los
pies pulverizando su piel de mujer al gran
día bajo el ojo inquisidor del Sol
en el cenit habían aprendido la lección de
lo Prohibido la Ley de la vida inhumana entonces
comprendieron que a la sombra del Sol no hay
nada de nuevo sobre la tierra
*
Ella atravesaba el mar para ir al país un
bebé en los brazos otro sobre el corazón en aquel
tiempo atravesaba el mar azul lleno
de olas furiosas que danzan y danzan sobre
el golpe de trece horas él estaba siempre allí
colgado en alguna parte en un rincón de su corazón
en bandolera que llevaba como un bolso
de mano ella regresaba al país pasando
por la grieta del Tiempo
La isla fumaba palabras de incienso cerca de su
memoria en vigilia palabras azules palabras
las más bellas susurrando de silencio a los huecos
de la noche cómplice de sus confidencias en
espigas ligadas.
*
La emoción llegaba entonces al encuentro
con un cuarto de hora de retraso y ella hacía
la fiesta tocando el tambor liberada de la
tutela del tiempo
El día iba a levantarse a izarse en el cenit del
mar como un sol de los grandes días el
día iba a levantarse como de costumbre pero
tuvo la audacia de tomar la diagonal que liga
la noche y el día como un eclipse a mediodía
*
Ella no tiene más nada qué decir cuando se dejen
las palabras le faltarán sus manos vuelan
hacia Neptuno hasta el día próximo que
estallará en su memoria de mujer como
un balazo trueno de un corazón en
pleno sol
Ella ha venido así sin aire de nada
era sin embargo todo una nervadura sobre fondo
verde con sus manos sí sus manos abiertas
como un árbol viajero partió
así como había venido una corriente
de Harmattan las manos desligadas era de fuego
un río una mujer un sol en libertad
L era una letra en mayúscula que tenía
los dedos tan finos dedos -tamiz de las perlas-
lluvia entonces ella comprendió que una mujer
como la lluvia se desplaza con el Tiempo
Tanella Boni nació en Costa de Marfil en 1954. Doctora en Historia de la filosofía, profesora de la Universidad de Abidján. Obra poética: Laberynthe, 1984; Grains de sable, 1993; Il n'y a pas de parole heureuse, 1997; Chaque jour l'espérance, 2002; Ma peau est fenêtre d'avenir, 2004; Gorée île baobab, 2004. Obra narrativa: Une vie de crabe, 1990; Les baigneurs du Lac Rose, 1995; Matins de couvre-feu, 2005. Libros para niños: La Fugue d'Ozone, 1992; De l'autre côté du soleil, 1991; L'Atelier des génies, 2002.