Dorian Haarhoff (Namibia)
Por:
Dorian Haarhoff
Traductor:
Raúl Jaime Gaviria
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 80. Diciembre de 2007.
PROFECÍA SECA
es ahora el tiempo de los profetas
con sus voces retumbantes.
la tierra los engendra espesos
como púa de camello, estos viejos.
su piel encostrada como un dique,
ellos miran los primeros brotes de la jacaranda
púrpura el labio del árbol.
las piernas del clima escriben crónicas del frío
ascendiendo desde la tierra de septiembre.
ellos siguen la mariposa
volando sobre alas de nieve, para encender,
sus formas de rocío en los pétalos.
ellos golpean sus bastones en exclamación.
las mariposas lo hicieron hace diez años,
recuerda aquella gran inundación,
cuando los cielos anegaron el desierto
y los automóviles, acampando en los lechos del río,
fueron lanzados hacia las cumbres de los árboles superiores
en los locos diluvios que mojaron prensa.
ellos miran con ojos de relámpago
cómo el sucio vórtice
lanza su fina arena hacia los rostros.
ellos apuntan a las colonias de hormigas,
al solo songololo que se escabulle.
en un crujido de huesos
los adivinos del cielo aclaran sus gargantas
y escupen las primeras gotas en el polvo.
con lenguas seguras como el trueno
ellos predicen una estación de buena tormenta.
DICIEMBRE DESOLADO
No hay nieve
En el diciembre de Namibia
sólo el blanco de las espinas
arrojadas a este cielo como abetos.
no hay ningún muérdago
excepto aquel de fruto rojo
que se aferra al higo
yermo y como un árbol bíblico.
no hay aire crujiente
para que campanillas o voces
tintineen,
ningún regalo de oro.
pero el escarabajo canta
amarillas canciones solares
haciendo pesebres
para pastores de cabras.
la estrella del desierto
brilla a través de la noche de Namibia
y nosotros traemos
cuarzos rosa para un Rey.
CANCIÓN DE AMOR A UN GUEPARDO
los muslos se levantaron, el espinazo se encorvó,
tu corazón grande traga el aire
en un arroyo de velocidad de guepardo.
te clavas a través de la acumulación de polvo
para remover la tierra con almohadillas de tracción.
si yo fuera un shaman de los tiempos psíquicos
abrazaría tu forma de criatura.
viviría una larga cautividad
acercándome furtivamente a Mogol y Sultán
envolviendo la caza en una línea de brisa,
una cabeza fina que resbala ante el viento,
la línea del ojo acerrojada en una pulsación,
tumbando a tierra al ciervo.
mientras los continentes desplazaron
su gravedad de gran volumen,
Yo rastrearía sus marcas,
uñas rociadas en una huella de cuatro garras,
la tierra tiende un puente a África.
aquí yo te observo marcando profundamente
bosques de espinos de árboles juguetones,
dejar caer un cuerpo de muñeca de trapo en un tenedor,
y luego dejar volar tu oscura mancha de desierto amarillo
con su aroma a través de la planicie interminable.
en un tiempo de cercas y depredadores
tu esperma se marchita en las cuevas del felino
que raramente hacen eco al chillido de los cachorros.
tímido, huidizo como la nube Namibia,
¿hacia dónde correrás, mi amor?
¿cómo cojearás hacia la vida en la extensa pradera?
Y AHORA EL PAYASO
un redoble de tambor tarararaa,
un estruendo de ruidoso estallido
y entre el aro él lanza
su cuerpo de balón reventado.
mechones de pelo
amarillos como un ojo de león
guindan de sus orejas.
contrae sus pies
al tamboreo del circo.
con amplia máscara blanca
y nariz de sol de goma, él rebota
y, ácido como un sorbete,
atraviesa por
nuestras lenguas desternilladas.
arriba abajo pedalea
sobre su monociclo.
nos pica las lágrimas,
pateando aserrín
con pies de torbellino.
luego suspira con suspiro de tonto
y cambia hacia el color
de nuestros ojos de isis.
nuestro goce y seriedad se evidencian
con las payasadas del clown.
FIGURA FOLKLÓRICA
poseo tantos nombres
como lenguas existen
en África completa
mi nombre es chasqueado
como cera de abejas en los dientes
o pronunciado suavemente
como miel en el estómago.
bajo la hoz de la luna,
macho en su pegajosa figura,
corro y cazo
veloz como el chacal plateado.
y cuando la luna es mujer,
brillante en su círculo completo,
me escondo como una liebre
y la observo remolcar la marea
afuera de la rocosa playa.
cambio mi naturaleza
veloz como un camaleón.
me escondo en matorrales
para asustar a un niño
y esparcir las cabras.
ordeño tibia
leche de vaca.
luego cuando el sol se inclina,
dirijo un coro de cigarras
en un árbol espinoso
y golpeo el tiempo púrpura.
moldeo mi cuerpo
en una plegaria del desierto
por toda el África.
Dorian Haarhoff Namibia, 1944. Poeta, narrador y tallerista de escritura creativa en África y en Canadá. School songs es uno de sus libros líricos. Sus libros para niños incluyen: Desert December, 1994; y Guano Girl and a children’s play, Alice in Welwitschialand. Otras obras: The Writer’s Voice, 1998; Tortoise Voices, 2001; Bordering, 1991; Aquifers and Dust, 1994; Tortoise Stories, Stories from Africa and the Great Elsewhere, CD, 2002.