Odia Ofeimun (Nigeria)
Por:
Odia Ofeimun
Traductor:
Raúl Jaime Gaviria
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 80. Diciembre de 2007.
SIENTO NECESIDAD DE GRITAR
Siento la necesidad de gritar en el papel
la decadencia del aire
roza el pétalo de hierro
mi voluntad para sobrevivir
urdimbres de días irremediables
soles sin despertar
Siento la necesidad de gritar
mis pulmones secos
hasta que las arenas se enciendan en mis venas
hasta que el rebelde que me habita pruebe los pólenes de otra
sabiduría
Siento la necesidad de gritar
las pesadillas cortantes como tijeras
escondiéndose tras máscaras
ancestrales de ilusiones,
tallaron el deseo de escapar
así fuese por un día
del beso-cuchilla-de-segueta- de la realidad
¡Gritar! Deseo gritar
mi rechazo a permitir que la infamia ácida
de estos días sea aplastada bajo mi fe
en las huellas de la aurora por venir
Y la Tierra
en la oscuridad de sueños incinerados
rebosa mi copa con pólenes
de exaltada sabiduría
FÁBULA
... Un gran ruido en la horda que vino
a hundir bravías pasiones en el mar;
él se entregó a vientos que llevaban al estuario
y le hablaban fuerte a nuestra historia
él doblegó la tormenta, pretendiendo adivinar
el comportamiento de las olas en batalla
para el control y la domesticación del tiempo;
él juró que estaba destinado a superar la sabana y la selva
y a conquistar la laguna y los pantanos putrefactos
Él cabalgó el caballo de la temeridad
hacia altos pastos y la nube de polvo del harmattan*
rechazando la advertencia de los ríos inflamados
con el cuerpo de los sueños flotando vientre arriba,
él cabalgó para conquistar, para sostener; él juró
que no sería devorado por la furia de las tormentas
que medían el tamaño de su mirada
él le hablaría al océano hombre a hombre, decía él,
en acentos que entendiese el tiempo, y así,
vencería todo destino;
... hasta que las lianas y las plantas trepadoras
urdieron sus días a costillas de su voluntad y nublaron sus ojos
hasta que descubrió que las selvas se apoderan de aquellos que osan apoderarse de las selvas, hasta que el miasma de los mangles y los pantanos,
y las noches del delta, incendiadas de gas, lo expusieron
proyectándolo sobre el cortinaje del alba impaciente, esfumaron la puerta de entrada, enceguecieron al Sol
hasta que la carcajada que hizo de nosotros una nación
explotó su rostro en mil estrellas
Oh entonces las risas de los harems se convirtieron en veredictos
que flameaban a la altura de su orgullo
y sollozos de niños tatuados en sus visiones
con sueños no soñados trepando en cuatro patas
hacia las vigas del techo, sus certezas destechadas,
hasta que su cabeza alguna vez inflamada de victoria
abrevó en valles de total derrota-
gobernada por oscuras fortunas, sus pasiones desenmascaradas
mientras la laguna se mecía alegremente
*Viento africano
LA BOMBA HINDÚ
No puede ser más oscuro en el Este
que en el Oeste
la lógica del fuego infernal
es la misma en todas partes
Así se hunda la tierra
en un estallido bioquímico
o se viole la desfigurada paz del mundo
en medidos brotes de terror
el lenguaje es el mismo
aunque varíen los significados
la lección es la misma
aunque los credos puedan ocultar dragones
la lección amanece antes de la puesta de sol:
-un nuevo dispositivo contra las viejas bombas
-o contra otros aparatos aún por surgir
arados vencidos por espadas
deben alimentar con guijarros a millones
tanto en Delhi como en Nueva York
La lógica del fuego infernal
es la misma en todas partes
CANCIÓN A LA MADRE II
Madre tú eres más que oro
sin miedo al vuelo
hacia lunas y arboledas
o a través de muros de piedra
para trenzar nuestra risa
danzamos para ti
madre tu amor es intrépido
una compañía que traza su vida
deseo floreciendo interminable
en el coraje de los sueños
para curar la sangre ciega
con los ojos de la aurora
Danzamos para ti
danzamos para tus ojos
ojos que colorean
las lilas montañosas
ojos de ternura desesperada
nombrando nombres que atan
nuestros cordones de plata
al dedo índice de Dios
danzamos para ti
tu pecho enfundas es nuestro refugio
tú que diste a tus hijas
las antinomias de llamas
para domesticar la salvaje virilidad
que incluso el sol recela
danzamos para ti
Danzamos para todas las madres
siempre más fuertes que la fábula
ustedes son cantos que nunca se marchitan
así nuestros labios estén llenos de llagas
tú forjas nuestra voluntad para vivir
cuando no hayan más arco iris
que nos hagan danzar gozosos
Danzamos para ti
Odia Ofeimun nació en Iruekpen-Ekuma, Nigeria, en 1950. Trabajó como obrero en una fábrica, y como reportero de noticias. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Ibadan. Ha sido Secretario General y Presidente de la Asociación de Autores Nigerianos. En 1989 fue miembro del Comité Editorial de The Guardian, en Lagos. Desde 1995, ha sido Presidente del Comité Editorial de los semanarios The News y Tempo. Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos A Handle for the Flutist and other poems, A Feast of Return Under African Skies y Dreams at Work and other poems.