Poesía anónima africana
Poesía anónima africana
La poesía del África ha logrado alcanzar a lo largo de muchos siglos un alto grado de esteticidad. Estudiosos de todo el mundo coinciden en considerarla entre la más elaborada y elevada de los pueblos ágrafos. Su diversidad de estilos es enorme, no obstante hay un conjunto de rasgos a todas las literaturas orales del continente, debido sin duda al acentuado intercambio cultural. Entre algunos rasgos destacados se pueden mencionar la construcción minuciosa de la historia, el rol de intermedio desempeñado por los cantos en mitad de los textos en prosa, ciertas formulas fijas para dar inicio y concluir la narración, la noche como atmósfera inigualable para contar, recitar poemas y cantar. En lo referente a la rima es necesario acotar que la misma casi no existe en los textos de los pueblos del África tropical. Pero en aquellas culturas influenciadas por el Islam, como los Somalíes y los Swahalis del África oriental, los Fabilia de Argelia y los Peuis del Sudán, han experimentado con mucha creatividad la rima, notándose, de manera nítida, la influencia estilística de la poesía árabe clásica.
La poesía tradicional de África tiene como eje de inspiración la vida cotidiana y las fuerzas superiores que rigen el mundo, la naturaleza, los animales y al hombre. Esta poesía, si se quiere, de carácter sagrado tiene su espacio durante los ritos religiosos, en las ceremonias de las sociedades secretas y en el culto a los muertos. Este tipo de poesía sagrada representa en ciertos aspectos la columna vertebral del ser interior del hombre africano ya que la misma expone las meditaciones cosmogónicas y filosóficas sobre la vida, el amor espiritual y la muerte.
La poesía que denominaremos “profana” narra las gestas heroicas, las tribulaciones amorosas y las fábulas. Se entona durante las competencias deportivas o durante la reunión del grupo entorno al fuego, teniendo como telón de fondo la sobrecogedora y misteriosa noche africana. Es una poesía que busca dejar una moraleja, una enseñanza que sirva para vida mundana. Es una poesía ideal a la ahora de transmitir la historia, para educar en los individuos valores consustanciales con la estética poética. A diferencia de la poesía sagrada, la poesía profana no se plantea una meditación trascendente sobre la existencia más bien se conforma con hurgar en la cotidianidad hasta encontrar la belleza del verso.
En África por supuesto encontramos de igual modo una poesía que se podría de etiquetar de “culta”, es decir, la que es creación exclusiva de los profesionales de las palabras y las cuales están relacionadas con las poderosas castas de imperios esclavistas o feudales. Poesía ligada a una clase aristocrática. Un ejemplo de este tipo de poesía se encuentra en las grandes epopeyas sudanesas y suawilis, en este mismo renglón tenemos las poesías en honor de los faraones egipcios, a los emperadores de Etiopía y de los reyes de Ruanda. Al lado de esta poesía culta se encuentra la del hombre común, la que metaforiza las pequeñas vivencias de todos los días.
La música esta estrechamente ligada al quehacer poético. Los poetas africanos son cantores naturales o se convierten en cantores con esfuerzo y dedicación. Los instrumentos que utilizan son el arpa o Kora, la cítara, el violín de dos cuerdas, de guitarras, tambores o pandereros. En muchas regiones cada poeta crea sus propias melodías para acompañar sus poemas; en otras la música se transmita junto con el texto de generación en generación. Entre los Yoruba de Nigeria, los poemas, además de ser cantados, pueden ser interpretados con los tambores. Por su parte los Tuareg del Sahara tienden a menudo a recitar los poemas que a cantarlos.
Cada pueblo del África posee un estilo particular para abordar la poesía. Uno de los pueblos más destacado quizá sea el Yoruba. Los Yoruba son un pueblo que en la actualidad esta conformado como por quince millones de personas que habitan principalmente en Nigeria occidental. Constituye uno de los grupos étnicos más importante del África.
Los Yorubas cultivan una poesía de uso práctico. Así por ejemplo tenemos los oriki, que son nombres de alabanzas, frases poéticas para describir y elogiar a los dioses y a los hombres. Cada Yoruba posee un Oriki que va coleccionando en el recorrer de su existencia y que esta ligado con su creador, que lo identifica, debido a que en él expresa su condición social, su estirpe, sus hazañas. Así mismo los Yoruba tienen la poesía oracular que esta a cargo de una casta de sacerdotes llamados “babalawos”. El cuerpo de profecías que conforma el oráculo de Ifa en dieciséis secciones principales llamadas “Oddu”.
Por su parte los cazadores Yoruba tienen una forma poética denominada “Iyala”, que son canciones acerca de los animales. También tiene una serie de poesías que son una especie de sortilegios para conjurar enfermedades, a los enemigos etc.
Los temas esenciales en la poesía anónima africana son igual que los temas que trata la literatura en el mundo: el amor, la muerte, la soledad, las fuerzas de lo oculto, el mundo natural y cotidiano, la guerra, los sueños y el hombre como tema de primer orden. Hay como un énfasis subrayado en retratar a través de la palabra poética los estados espirituales por los que atraviesa los individuos en determinadas circunstancias, la poesía trata de reflejar las preocupaciones metafísicas del hombre, sus anhelos más íntimos e intensos.
A pesar de que una nueva civilización africana se forja en las ciudades modernas, la poesía tradicional conserva su vigencia en una buena porción de zonas rurales.
Mucha de esta poesía oral se ha convertido en materia de estudios para la etnografía. De manera lenta y sistemática se ha ido transcribiendo como una manera de preservar un caudal espiritual único de la humanidad. Al transcribir la poesía oral esta pierde mucho de su encanto y de su estética, a pesar de ello es imprescindible llevarla al papel para que la gente en el occidente comience a internarse en un arte ancestral y que tiene como función principal preservar la memoria colectiva no como un hecho estático e inanimado, sino como un asunto movible y vivencial tratando de alcanzar en primer lugar una sabiduría práctica para sobrevivir y en segundo termino tratando de aprehender a través de la palabra poética la belleza del mundo no siempre sencilla de percibir sin haber educado el corazón a través de la palabra.
Adentrarse en la poesía anónima de África es una experiencia extraordinaria. Por ejemplo el poema “Llora mi corazón”, perteneciente a los Kabilia, grupo étnico del este argelino y de lengua beréber, es una pieza poética de gran sencillez, pero con una delicada exquisitez:
Llora mi corazón, lo abruman males múltiples
Tijeras lo cortan:
Fiebres, dolores, mal en el costado.
Llora mi corazón, está extraviado
Por la muchacha esbelta como una palmera,
Cuyos cabellos caen sobre su espalda.
Pero tendré pronto mi revancha
y la sorprenderé.
Entonces, cara a cara, nos reconoceremos.
El poema “amante ausente” de los Bantú, conjunto de pueblos del África central es también de gran simplicidad, pero con una elaboración más compleja de las metáforas:
Las lejanas montañas te ocultan de mí,
Mientras se me enciman las cercanas
Si yo tuviera un pesado martillo
Para aplastar las montañas cercanas.
Si yo tuviera alas como un pájaro
Para volar sobre aquellas más lejanas.
Existe un poema Zulú, pueblo del África del sur que durante largo tiempo ofreció feroz resistencia a los invasores europeos, en el que se muestra la pugna amorosa con una exactitud si se quiere brillante, debido a que, además, mezcla reflexiones profundas y cotidianas:
El cuerpo muere, el alma sigue joven
El alimento servido desgasta la vasija
Ningún leño conserva su corteza cuando envejece
Ningún amante está tranquilo
Mientras llora su rival.
En un largo poema “Monzón y el rey de Kore”, que narra la epopeya de Segú, perteneciente a los Bambara de Malí, hay un fragmento hermoso de amor femenino:
¿Cuántas mujeres enamoradas han desafiado
las tinieblas de la noche, y marchando contra sus deberes,
arrastrando su honor por el barro,
han ido a buscar al hombre de su alma,
el que ellas hubieran querido desposar?
No soy sino una más.
Vengo sin vergüenza a golpear en la puerta de tu corazón.
Ábrela para que yo entre, o hazme apuñalar
Para al menos morir entre tus brazos.
También existe una canción en amárico, idioma más importante de Etiopía, titulada calzones de viento y la cual cantan las mujeres mientras trabajan, que trata sobre el amor inútil. En la canción se menciona a Gondar, capital de los reyes etíopes y la provincia de Etiopía llamada Shoa:
Calzones de viento y botones de granizo
Ni un terrón de la tierra de Shoa, en Godar nada quedó
Una hiena atada con una correa, llevando un pedazo de carne
en su boca
Un poco de agua en un vaso dejado junto al fuego.
Una porción de agua arrojada al hogar.
Un caballo de niebla y un paso crecido
Inútil para todo, útil para nadie.
¿Por qué estoy enamorada de un hombre como él?
Con respecto la muerte hay un espléndido poema Kuba, pueblo del Congo Central, conocidos también con del nombre de bakuba, es muy apreciado por su arte, que sintetiza de alguna manera esa concepción de los pueblos africanos sobre la vida y la muerte:
No hay aguja sin punta penetrante
No hay navaja sin hoja afilada
La muerte llega a nosotros de muchas formas.
Con nuestros pies andamos por la tierra del chivo
Con nuestras manos tocamos el cielo de Dios
Algún día futuro, en el calor del mediodía,
seré llevado en hombros
a través del pueblo de los muertos
Cuando muera, no me entierren bajo los árboles del bosque,
le temo a sus espinas.
Cuando muera, no me entierren bajo los árboles del bosque,
le temo al agua que gotea.
Entiérrenme bajo los grandes árboles umbrosos del mercado
Quiero escuchar los tambores tocando
Quiero sentir los pies de los que bailan.
Otro género, si se le puede denominar así, a los que son muy afectos los pueblos africanos es el proverbio.
Los proverbios constituyen pequeñas joyas de sabiduría atávica transmitida oralmente. Poética del vivir. Son muletillas utilizadas en la vida diarias y nacen como producto de la experiencia, siendo los ancianos los principales transmisores de proverbios. Vayan algunos como ejemplo:
El hombre se hace hombre por los otros (Tsonga).
El hombre paciente sigue cociendo una piedra hasta que bebe su caldo (Peul).
Los hombres mezquinos son tan comunes como los árboles en el bosque (Yoruba).
Cuando no hay ancianos, el pueblo se echa a perder. (Yoruba).
El agua del río corre sin oír al hombre que tiene sed (Kikuyu).
La mujer es un agua fresca que mata, un agua poco profunda que ahoga (Peul).
El que quiere miel tiene el coraje de afrontar las abejas (Wolof).