Joseph Woods, Irlanda
Por:
Joseph Woods
Traductor:
Esteban Moore / Gerardo Gambolini
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 81-82. Julio de 2008.
ENTREVISTA
Baila sobre corrientes de aire
que no me molestan,
una mota de polvo,
planeando el pequeño Bóreas del pasillo.
Me transformé en espera, y la mente
vaga sobre la distancia. En algún sitio,
una mariposa del caos, está batiendo
sus alas. No tengo oído
para el sonido de sus diminutos movimientos,
oscilaciones que sólo percibirá el ojo.
O quizás el pasillo sea la campana de cristal
de esa teoría. Me he vinculado
al polvo y lo siento en mis huesos-
si esta partícula se desvanece ante la mirada
era un pájaro de mal agüero.
CHARLES DARWIN
EN EL CONDADO DOWNE (CERCA DE 1880)
Vestido con la autoridad del negro, un capellán del demonio con barba blanca,
te paras siniestro en tu galería. La enredadera a tu derecha no tiene hojas,
debe de ser otoño, quizás invierno, cada brote en esa rama ha sido observado.
Moisés ha descendido de la montaña y está incomodo entre los peces
que aletearon de charca en charca y que luego heredarían la tierra.
Toda esa charlatanería victoriana: las curas de agua fría al amanecer
, la piel remojada y estirada con vinagre y los sorbos de agua ozonizada.
Han arrugado tu rostro, produjeron bolsas bajo tus ojos y te han
convertido en un demacrado y viejo evolucionista.
Cuando el joven Fitzroy advirtió que tu nariz carecía de energía
y determinación. ¿Qué pensaría de ella ahora? Ella también
ha evolucionado, sólo los ojos están separados de las especies
espiando bajo tu frente de escarabajo.
Darwin, un sujeto renuente pero blando, un retrato sobre la repisa de mi chimenea,
contemplando más allá de tu siglo. En copas,
te he hecho pasar ante las visitas como mi abuelo. ¿Paterfamilias,
se rompió tu rutina ese día? Te habrá llevado semanas reordenarla.
Esa caminata diaria, el sendero de arena del pensamiento, donde
me dijeron que las crías de ardilla se treparon a tu espalda,
confundiéndote con algo más lento y más amigable que un hombre.
Caminaste preocupado entre los cerezos, los avellanos y los carpes
plantados por tu mano. Desde la galería esos árboles se ven crecidos,
han alcanzado la altura de las cúspides. Tu ojo derecho ve que
la naturaleza es pródiga, el izquierdo, perezoso y de reojo,
discierne el torpe y destructor movimiento de todo ello.
PATEANDO NEUMÁTICOS
Puede existir un sitio en algún lugar al este
de Drumshando donde durante el descanso la conversación cotidiana
gira en torno de amoladoras de corte, carburadores,
cigüeñales y semiejes torcidos. Si yo supiera de esto,
no me considerarían un extraño, y descansaría
en overol frente a un taller, pateando los días
como si fueran neumáticos y reconocería la marca
y origen de los automóviles que pasan. Me inclinaría
con la destreza del experto sobre el motor de todo coche
que entrara en el taller, luego enderezaría la espalda y para hacer
algo distinto olfatearía el aire. Mientras la radio engrasada como
una batería inservible parlotea cada hora con las noticias del mundo.
Traducciones de Eduardo Moore
NAVEGANDO A HOKKAIDO
Después de la cena
ir a la popa
y mirar durante un rato
hasta distinguir
dos oscuridades de una.
Chiheisen era la línea
donde el cielo y la tierra
se juntan.
Para dos horizontes,
cielo y mar
tierra y cielo
hay dos palabras.
Esta noche una oscuridad
invade a la otra.
No hay una línea
entre las dos. Volver
al latido palpable
de un generador.
KAKI
Antes
del tibio sacudón
de partir
de Kutsukawa,
los ojos advierten
un árbol de kaki
sin hojas
y kakis
más anaranjados
por la ausencia
de hojas.
¿Qué es
esa fruta que
necesita las heladas
para madurar?
MARIPOSAS DE PLÁSTICO
Sobrevivir en un cuarto cerca del puerto
extrañándote en ocho husos horarios
entre tus restos diseminados
como solías dejarlos. Preferir el sonido
de tu reloj al mío y poner mi hora
con la tuya. Tu mariposa del pelo
de plástico irisado
puesta sobre el armario; un brazalete
adornando la biblioteca. Retomé los viejos hábitos,
dejando la radio encendida a la noche,
caminando a la tarde por el muelle entre el mar y la tristeza
que aumenta la carga de los barcos que parten,
amarrando sueños a sus proas y preguntando
cómo es que las cartas llegan a su destino.
Acostarme con las cortinas abiertas,
ser absuelto por la luz de luna, y si una nube
velaba su halógeno, mi corazón se aceleraba
hasta que hubiera pasado. Este fue un año de contar,
de ver signos en cada subliminal,
entretanto las urracas iban tomando el jardín.
EL OTRO LADO
Lo que sigue acosándome
es aquel camino polvoriento
su flujo seco
que llevaba a las montañas
y a otro país
detrás de las cimas.
Caminábamos despacio,
como los soldados que habíamos visto,
conversando en filas.
Recuerdo un jeep
pasando en su propia nube
y cómo los olores del verano
no pudieron ocultar
una muerte menor
en la zanja.
En el cruce,
nerviosos a pesar de nuestros papeles en orden
nos rechazaron,
de vuelta a la maravilla
en la que estábamos.
Traducciones de Gerardo Gambolini
JOSEPH WOODS nació en County Louth, Irlanda, en 1966. Director de Poetry Ireland, organización nacional para la promoción de la poesía en Irlanda dedicada a cuatro actividades básicas: publicaciones, educación, información y administración de eventos y recursos. También es miembro de la junta directiva de los festivales Franco - Irlandés de poesía e Imram, éste último dedicado exclusivamente a la poesía en lenguaje irlandés. Igualmente, pertenece al comité editorial de New Writing (Nueva Escritura), el diario internacional para la práctica y de la teoría de la escritura creativa con sede en la Universidad de Gales.
Entre sus publicaciones están Navegando a Hokkaido, 2001; Relaciones, 2005 y Nuestro Japón Compartido, 2007, antología de poesía irlandesa contemporánea. Entre sus obras también hay artículos en revistas como The Irish Times, Poetry Ireland Review, Cyphers, Cuirt Journal, Stand Magazine, The Gettysburg Review, Agenda, The Honest Ulsterman, Journal of Irish Studies IASIL-Japan y The Café Review. En el año 2000 le fue entregado el premio Patrick Kavanagh a la mejor colección inédita. Woods se personifica a sí mismo en sus poemas. En muchos se presenta como un tímido viajero peregrino en contacto con culturas extremadamente diferentes, aunque enriquecedoras (por ejemplo, Japón y Sicilia). Tiene muchos logros en su haber – el premio Patrick Kavanaghllegan en la lista con muchas realizaciones - una concesión de Patrick Kavanagh por la mejor colección inédita, una maestría en Literatura y la dirección de Poetry Ireland. El tono de Woods es distante, pero su escritura posee una gracia y una desenvoltura llamativas. El enfoque de Woods es engañosamente simple. Su poesía es muy visual y transmite acertadamente la sensibilidad del viajero o extranjero; sus ojos parecen buscar y aislar lo extraño y lo familiar, sin nunca poseer absolutamente los lugares u objetos que describe. Lo qué de inusual tiene su trabajo es que Woods supera los problemas de escribir sobre un lugar desconocido colocándose en ninguna parte, a la deriva, y casi ingrávido. Se trata de poesía contemplativa perdida en una ensoñación, y es puro placer a la hora de leer.