Víctor Raúl Jaramillo, Colombia
Por: Víctor Raúl Jaramillo
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 84-85. Julio de 2009.
COLUMNAS DE FUEGO
DONDE SE PURIFICA EL AGUA
Acunados los antílopes
por la garra del tigre.
Quizá así tus muslos
y mi boca que te nombra.
Dos versiones de la furia,
gemelos que alguna vez estuvieron juntos.
Ahora ríos en otro paisaje.
Columnas de fuego
donde se purifica el agua.
Ven y atiende esta barca,
ven y consuela esta noche extrema.
Caída en el tiempo tu ausencia.
Desplomada bestia que implora salud.
No más que citar la ilusoria esperanza.
Acaso la vuelta a un primer abrazo.
Tal vez el día sea otro vacío
que el sol alumbra.
Y la nostalgia una manera más calcárea
de reconocer el paso con las monedas en los ojos.
Quizá el tiempo que imploro
no sea más que una nada
que da forma a los cuerpos.
Y la voz una forma de olvido.
CARTA CON CIEN PÁJAROS
Soy luna, vacío.
Entro, tenue viento,
silencioso margen de luz.
A tu hora busco norte,
quebrada primavera, voz imperiosa.
De ti la rosa que también muere.
Asómate al límite,
dirige tu ojo, mediodía.
Salto o fuerza, navío,
ruta, fantasma del tiempo.
Todo concluye, mano, amor,
brisa truco del sur.
Ave vuela, aullido anuncia.
Tu pelo simula cascadas de jade.
Es otra mañana,
el canto brota,
veta, mirada danzando al llamado.
Qué decir de tu sonrisa,
qué de tu cadera amarilla.
atrás, del lado de la sangre,
turbión, ancla tejida vigorosa.
Hoy en tu pecho,
leche, conquista del mar.
Otro juego impera,
susurro a tu oído.
Lluvia, licor de miércoles.
Una veleta te nombra,
quizá el camino sea fiel.
Mas no dejes al viento tu acto.
Descansa ahora,
arremete al alba.
No es tarde para el beso.
CUANDO LLAMES HABRÁ UN GATO
Brida de tu aplomo,
vestigio, noche esperada.
A ti te nombro,
cubil, vientre, tarántula.
A ti te engullo,
danza, gesto, voz que nutre.
Ven, riégate.
Camina, conquista,
lluvia de otros soles.
Busca conmigo,
muerte, lago, serpiente.
Anuncia el grito,
sigue el bosque,
descuelga al ahorcado.
Otra brújula has traído.
Otro barco.
En tu boca, carga,
lunas desmesuradas.
En tu pecho, bebida.
Silencio anuda,
tras tu aliento el brillo.
Ven, acúname,
ora mi paso.
Mudez de tu mano,
Conjúgame.
Verbo, manantial.
De luces nuevas tu arrollo.
Dame su señal.
En otros días,
campos arriesgados,
noches con prisa.
Ahora, serenidad.
LAS FICCIONES DEL TRANSGRESOR
Tal parece
que realmente
nada sabemos del amor.
El mundo no sabe nada de nada.
Somos caminantes
y por supuesto
no hay camino.
Podríamos responder al otro
que su voz es una verdad
inútilmente arrojada
al circo de las palabras ajenas.
Que nos repetimos
como serpiente que se muerde la cola.
Algunos van contra la sinceridad.
El guía espiritual
de una fe que nació pobre
exhibe oro y fetidez
en el lujo que acumula.
Así quizá
hablemos el mismo idioma.
Así tal vez
comprendamos
que de otro lado
que no aceptamos,
no sólo brota lo siniestro,
sino la luz
de un nuevo amanecer.
Amanecer ebrio
que otros ponen
más allá de su vida.
Vida esta
que es única
y finita.
No obstante,
La búsqueda está en perdurar.
Vacío es antes de todo origen,
receptáculo de la esperanza del hombre
que se quiere en lo eterno.
La eternidad también es vacío,
cantar de lo sido,
ahora, comunión con el mundo.
Que no quede nada
no significa
que nada haya sido.
MODERNIDAD
Dios,
aquello que nombramos
como lo innombrable,
el de los muchos nombres,
asumió el mundo creado
a partir de su propia creación.
Estaba solo.
Única posibilidad para ejercer
las nuevas palpitaciones de lo por venir.
En soledad
el creador puede crear;
lo demás es ruido que abona
de alguna y mínima manera,
el acto mismo de lo que se crea.
Quizá por esto
el poeta,
el artista,
el filósofo,
crean antes en ellos mismos.
Para luego dejar la visión,
el verbo,
el delirio y las máscaras.
Sin embargo,
Dios ha sido olvidado.
Habita ahora su propio vacío.
Crea hacia adentro.
Quizá así,
y por tal razón,
la creación del creador
comienza de manera efectiva
en la distancia,
después de su muerte.
Dios ha muerto
afirmaba el loco,
el gran master of puppets
ha declinado.
De allí,
nuestra vocación por el futuro,
el ánimo del progreso,
la autosustantivación
y el ejercicio diario
en la búsqueda de lo creador.
Algunos piensan,
intuyen,
imaginan un mundo nuevo;
pero se arrojan desbocados
con las mismas palabras del año pasado.
Voces nuevas sin embargo,
preparan nuevas palabras,
incluso creen guardar un mundo sin muerte.
¡Terrible!
Dirán muchos,
y no hay tal.
Al menos tendríamos la prisa de Dios;
es decir, la paciencia infinita.
Habrían dientes de sable eligiendo presa,
mares y continentes sumergidos.
Pero el tiempo inapelable,
el fracaso de los ejércitos,
la mortecina que golpea al hombre...
Esta historia podría continuar;
mas acabamos de llegar a la azotea
de una inmensa civilización.
Al final está escrito:
adiós diocesito pequeño...
adiós.
Víctor Raúl Jaramillo nació en Sonsón, Antioquia, Colombia, el 14 de junio de 1966. Filósofo de la Universidad de Antioquia, Licenciado en Educación de la Universidad Cooperativa de Colombia, Doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha hecho estudios de pintura y música. Creador de un Consultorio Filosófico. Fundador del grupo de rock Reencarnación Con el que ha prensado tres demo-tapes: Dioses muertos (1987), Alucinógeno (1989), Planeta azul (1994). El L.P.: Reencarnación (1988). El E.P.: Acompáñame a la tumba (1988). Los C.D'S: Egipto (1996), Visiones terrenales (2000). Ha publicado los libros de poemas: Tatuajes de viento, 1992, Jornada de silencio, 1994; Lucifer el hermoso, 1997; Bajo el signo de Hermes, 1998; Alas para el escorpión, 1999. El libro de filosofía y estética: El vuelo del ancla, 1998. La tesis doctoral: Terapia dialógica: introducción al consultorio filosófico, 2000. La antología impropia: La reunión del solitario, 1999. Publicó como co-autor el libro de filosofía como medicina: La palabra detonante (2002). Editó una antología musicalizada de sus poemas en cassette (1998). Actualmente se desempeña como profesor y terapeuta.