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Rodrigo Verdugo (Chile)

Rodrigo Verdugo en el Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía por Natalia Rendón

Por: Rodrigo Verdugo

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 84-85. Julio de 2008.

PRIMER ANUNCIO

 

Nos descarna la noche y se nos pegan todos los vuelos
Las manos han quedado abiertas
Para demostrar que los vientos han errado
Oyes esa harapienta vibración, si es la nuestra y es mejor ignorarla
Somos borrosos para los dioses tanto como ellos lo son para nosotros
Vamos vestidos con agujas quemadas, agotamos el primer ojo
Para que guardar memoria,
Si solo hay viento y agua operando en el brote de los seres inviolables
Las memorias alzaron la luz como limite primitivo
Habrá veces en que nos echen fuego o niebla encima
Para distinguirnos
De eso que hubo entre el cielo y la copa del derrumbe.
Nadie ha descubierto nuestra cofradía,
Porque hablamos un idioma en clave
Entre la bruma accidentada y los lechos mancos
Llevamos atada a la espalda la quimera investida de cera.
Esta mañana se levanto el polvo,
Atisbo esa continuidad que se asoma al día
Un tiempo accesible del que se sale con pies de silbidos hacía las casas
Para entrar y salir de ellas, golpear las puertas mientras abren
Y no es nadie
Mientras vuelven a golpear y de nuevo abren y de nuevo no es nadie
Pero alguien hace cálculos, sumas y restas con esos golpes y comprueba
Que el mensajero fue cubierto
Por constelaciones marinas y anillos venenosos 
Y llama a las líneas a advertir
Que las manos del cielo se basan en las retenciones.
Él con nosotros hace una sola cadena, esa sola cadena que hacemos
Con los ángeles que crecen hacia abajo en retribución a la madera
Con las animas genitales que marcan con oxido de zinc sus territorios
En los muros de las cavernas, ahora son distintos los umbrales,
Como el agua que se desengaña
Un renegado magnetismo nos enmascara,
Bañamos las armas en el leproso centelleo
El espacio que ocupamos dentro de la noche se vuelve niebla
Niebla que codicia la fragmentación del cuerpo.
Es mejor ignorar que nuestras raíces
Se abandonaron a cielos equivocados
Que al nacer interrumpimos a esas serpientes
Que son las herramientas de la tempestad
Es mejor no guardar memoria, todos vivieron bajo una lámpara culpable
Lo sumergible del mar primero fue hecho en el cielo
Miramos hacia atrás y vemos al fulgor derribar una hilera de días
Es otra la mirada como la del hombre que se mira fijamente en la mujer
Y descubre que ha convivido con el relámpago
Que encamina a la sangre hacia un camino invisible
Con la clave que castiga las piedras, para que la luz se quede a solas con la muerte.
Descubre que ha agitado pájaros y espejos para que el infierno envejezca
Descubre que ha dejado cubierto de brisas el árbol sexual que releva a la muerte
Descubre que dos temblores se quedaron para siempre frente a frente.

 

SEGUNDO ANUNCIO

Se conectan mangueras al cuerpo para tragar agua de mar día y noche
Y así enloquecidos partir a la guerra
Que hay entre derrumbes y desdoblamientos
Son de la familia del hombre
Que alimentaba embriones astrales con tinta
Sus ecos llevan alcohol a la estrella, convierten en piedra pómez los cruceros.
Los están urdiendo desde lejos,
Por eso sienten la angustia que rodea al rayo
Llevan tierra a los espejos
Para ver si ella es la medida de la resurrección,
Están preparando un largo festejo,
Como vidrios que buscan una fibra oblicua
Nada pueden contra ellos, ni los exorcismos marinos que ahora bajan por las ventanas
Ni esa arena invisible donde permanecen las ataduras.
Se van hiriendo y esas cicatrices
Van diferenciando esos enarbolados contactos que hay entre la luz y el aire
Nos hacen lejano el cuerpo,
Cercana la incógnita de la que brotan las aguas
Ponen la nube trepadora al lado del instrumento espumoso
Ahora dicen: “Enjaularemos la sangre, no sin antes preguntarle
Si cielo o mar a la huella”, es que tantos resplandores nos han sido vedados,
Desde que las puertas volaron en busca del día,
Desde que el agua tiene la muerte en alto
Refulge como nunca el hilo que detuvo al diluvio
Y ellos partieron en busca de emblemas para la tierra
La seca estrella puso cuerpos acalambrados en el camino.
Los están urdiendo desde lejos y avanzan y avanzan
Encierran fuego en las estrellas para hacer reñir a las aves
Son reclamados como esas banderas o seres sin cabeza
Que hacen piar la imantación
Aunque todo parezca perfecto fijo e indisoluble
Todas las tardes raspan sangre seca de pájaro
Por el bien de todas las estructuras.
Partieron en busca de emblemas para la tierra,
De ese arraigo titilante que esta en vías de ser un internado
De cisnes mortíferos donde se entra a darse esos roces enrejados  
Que hay entre los espermatozoides y el anticristo
Seres turnios hacen maderos a la orilla del camino
Se ajustaron los astros a un hilo de sangre.
¿Qué harán esta noche que los estoy mirando?
Tendrán una muerte con contornos de aire o agrandaran el anillo
O conseguirán un cadalso glúteo, o solo esperaran el día,
Porque siempre en el día tendrán la edad de los árboles,
Y dicen: “A partir de este rayo cada herida tendrá la edad de los árboles”
Por eso nosotros bebemos y nos alumbramos
Pero aguas y luces se abstienen de nuestra postrera desnudez.
Todo esto ya no esta ni siquiera en la larvada oscuridad
De quien ha cerrado todas las puertas,
Y esperado que los vidrios muestren aires sucesores.     
Tocamos el dolor de los animales en los abismos nuevos
Después el cielo solo reflejo nuestra afinidad con las piedras.

 

 

TERCER ANUNCIO

“La luz no puede confesar su edad”
Renato Yrárrazaval

Suda tinta la penumbra
Dormimos en la habitación
No cesan las embestidas del vaho contra la ventana
Yo duermo abrazado junto a ti,
Sabiendo que los muertos tienen días sobrantes
Se agita el árbol y cae un resto de lluvia,
Nos cubren astros que fueron aflojados por la nieve
Hay días sobrantes que alternan con las hojas caídas.
Pero no lo creas todavía, espera,
Deja dentro de un dios de ceniza todas las fuerzas
Quien en verdad no sabe que la oscuridad es la nada envenenada
Tú no lo sabes
Y es como si la muerte os refregara su tripulación de túneles 
No sabes que en ti yo agrietaba el sol,
No sabes que me quedaba siempre en tus redes llorosas,
Que todo el placer va a dar a los pozos mutantes,
Y después de los lechos el mar es estigma.
Pero no lo digas todavía,
Es mejor ver como se levantan los estratos de los ojos
Los estratos de los pies, las botellas llenas de pelos
Para avasallarnos todas las noches
Y tú huyes hacia el torrente y allí te azoto con la correa de transmisión
Hasta que la mañana revienta y deja en los ojos
Una renuncia llena de sabanas y de árboles.
No lo grites todavía,
Son otras voces las que se escuchan dentro de los cuerpos
Voces que nos dicen que aguas y fuegos insalvables alejan al día
Que la memoria es la parte más desvastada del cielo
Donde siempre he mirado a un rey cubrirse de axilas
Caer sobre los azulejos, instar a los animales a profanar la sal
Partir de cero en el seno cavernoso.
Muchas veces yo estaba huyendo
Como si el agua me fuera a comer la música
Y así abriendo las olas continuábamos la lengua ígnea
Que vengara a las aureolas.
Crecen y crecen uñas en las cavernas rebanando
A quien ose cruzar hacia el otro lado
A ver si aun se oyen gritos de acusados dentro de los corales.
Que lejos se ve la hoja que une las agonías, que pétrea se vuelve
No basta con esperarla caer, después de todo sabemos
Que si un nudo falla en el cielo se nace o se muere  
O el pájaro ciega más y más al temblor.
Un molusco se clava en lo alto de las torres
Para ejercitarse contra los confines
Los ojos del aire tienen algo de clave enferma
Los ojos del aire graban lo subterráneo y se lo entregan
Al hombre retenido, al que enciende el fuego   
Al que pone una inmaculada garganta como cruz sobre el mar
Ahí llegara solo el caballo en que se dan todas las reencarnaciones
Ah caballo solo, que oyes a la tormenta renegar sobre las yedras
Lejos estamos de los umbrales entrañables
Esparcimos carbón sobre un tambor mongólico 
No lo vayas a callar del todo,
Es que no hay demasiada sangre para presentir la llave.

 

ONCEAVO ANUNCIO 


 
Aunque me tengas dentro,
Rebrotaré abrazado a monstruos de azúcar, a pinzas, ante el sepulturero incandescente
Haré de la evaporación mi propia bandera, estaré contigo,
Ah copa elegida, donde las aguas imaginaron la caída elemental
Me tendrás dentro, porque tú me has dicho que las lenguas vienen de un planeta estrujado
Hasta que se topan con la ceguera volcánica, con la altivez de los puentes.
Pasan rasantes los pelícanos con medias en las cabezas
Llevan un museo de dientes que dejan en el agua experimental
Hay quienes pasan cambiándose de casa, como nardos que proclaman sistemas triturados.
Ahora que conozco tu sangre, que señal infinita puedo hacer ante los pájaros
Inmóvil en la sangre se ve el final de cada sueño, esa misma suerte corres si estas conmigo por las noches
Ese mismo destrozo si estamos juntos como dos tortugas en sus lechos de gas
Aunque yo sea una llave tortuosa que al privarla de aleaciones
Te hace que recibas a todos los que se disolvieron el esqueleto dentro del cuerpo
Y luego danzaron porque el mar se caía del planeta.
Yo hablaba con los hombres como un lagarto consultado,
Les decía que el verano se ha vuelto testamentario
Les decía que las cenizas nos vigilaban cuando la extrañeza del espacio jugaba en nuestras manos.
Rápida se ve pasar la sangre, con su desfile de frutos insospechables, tocando a fondo la fabula
Aunque me tengas dentro, eso se ve como un presagio que se ajustó al mar, eso se esparce rápidamente en la luz,
Giran los discos, ponemos encima de ellos a uno de esos pelícanos que andan con medias en las cabezas
Giran sobre los discos, desenfrenadamente, se incorporan a la danza, olvidan que sus nidos están llenos de alicates 
Aunque me tengas dentro, igual se ven los huecos de la tierra
Abundan las coronas, abunda el placer de las sombras
Abundan las centellas con raíces de ánimas que tengo en la punta del cuchillo o del ancla
Raspo la muerte con la embriaguez de los astros, con el llanto de los bosques
Llego hasta el fondo del agua en una cacería abstracta
El sepulturero incandescente estudia el paso de las nubes, sobre todo cuando impiden el habla.
Tanto he andado la frontera entre la tempestad y la sustancia
Que ella se ha vuelto mi única visión
Ella también se ha vuelto un beso de piedra, una tumba verbal
Para quien empieza a ser a partir de su sangre parte de esa verdad que la noche acerca a los cielos,
De ese abrazo al que se le pegan pozos y playas.
Me tendrás dentro pero yo preguntaré ¿Qué otra cosa sabe hacer el mar con los signos,
Con los mecanismos invisibles que nos preparan cuando tenemos que llegar ante el huésped de ceniza?
¿Que seria de las lenguas si el mar hilara nuestro nacimiento?
Más las lenguas, lo saben, eternamente lo sabrán, es que ellas han sido tan testigos
De rituales sumergidos, de una fuga de anillos en la fiebre, que casi parecen una sospecha de pastor
Una amarra de rayos para no caer junto a las palabras, una sed descalza para el amor
Más cuando el ángel traspasa al hombre, eso es una pregunta para el agua
Nostalgia de orillas tiene el día como todos los agonizantes
Llegará alguna vez alguna chispa a redimirnos
Como si las piedras debieran enfrentar a un mundo caído y de hecho lo hacen
Como si los metales comulgaran con la tempestad y de hecho lo hacen.
Los inventarios están llenos de huesos violentos, de animales accidentales que trabajan en el fuego
De espinas que instrumentalizan los espectros.
Llegó hasta el final del parque, donde un trueno infestado paralizó la niñez
Ahí estas tú, como siempre esperándome,
Viendo como el ojo castrado iba en un carro tirado por cinturones y demonios submarinos
Tú quien al no verme llegar lanzasteis el cofre al aire, mientras se abría y salían las arañas celestes
Que con voces de niños te repetían:”aunque demuelan la casa, no podrán construir otra encima,
Se encontrarán con una superficie indestructible, echa con ese metal que comulgo con la tempestad y de hecho lo hizo”,
Tú me tendrías dentro aunque las almas quedarán a medio abrir como los bosques y los mares
Tú eres el bosque que sólo se abre para mis signos.
El sepulturero incandescente estudia el paso de las nubes
Sobre todo cuando cubren nuestra casa.

 

QUINCEAVO ANUNCIO

 

A Ofelia Líbano  
                           
                                           “La sombra se ahoga al fondo del pecho”
                                                                                 Federico Schopf

Un procedimiento marchito sube por las paredes
Un poco de sol, un poco de musgo en el patio
Algún día seremos dueños de la caída.
Yo quiero subir también, más esa combustión vertebrada
Me hace enterrar vivos a los animales
Hace que la casa se mueva sola hacia el agujero ceremonial
Y ahí estamos recordando aquella noche de gala
Cuando prendieron una luz azul en todo el cuarto
Casi parecía un escenario,
Las abundantes cortinas de terciopelo, las espesas alfombras
Y ahí estaba el tiburón gótico metiendo
Y sacando la cabeza de la licuadora
A la primera saltaron los ojos, fueron tasados de inmediato
No hay distinción entre ellos
Y las joyas que te recuerdan a tus espectros directos.
A la segunda saltaron los pedazos del hocico,
Fueron tasados de inmediato
No hay distinción entre ellos
Y esas joyas que esperaban que estuvieras sola
Para darte un zarpazo y desprenderte una luz azul,
Con que impulso la desprendían
Como si desprendieran el tormento de las estatuas o una zona cualquiera.
Ya llegará la casa antes que termine la función,
Cuando quedes solamente tú en ella
Y hables de tu novio y él a lo lejos presienta
Que un agujero ceremonial enriquece la noche.
Ojos, joyas y restos de un hocico se revuelcan bajo una luz azul
Salen impulsados hacia arriba,
También quieren subir y así totalmente tasados
No hay distinción entre ellos y esta tierra
Que se encamina sola hacia una culpa redonda.
La vida ha montado las llaves ya llegará,
Y estarás junto a él en una zona cualquiera
La luz azul se revuelca en el mar, cuanto zarpazos para saber
Que para que el mar se moviera solo, un dios tuvo que estar atado       
Cuantos zarpazos para saber
Que ni ella ha podido llevarse el tormento de las estatuas
Ni ella ha podido avanzar más que la casa,
Y a propósito de la casa, ¿La recuerdas?
Cambia de número a medida que avanza,
Ya no pueden dejar ni cuentas ni cartas
Para que hablar de las visitas.
Hay espectros rodeando el agujero ceremonial
Tu vestido de gala se estrella contra las cortinas
Cuando lo amabas él se metía dentro de ti,
Le saltaban los ojos y la boca en pedazos
Y volvía a meter la cabeza
Y eran dos espectros depositándose diamantes en el fondo,
Vertebrando la combustión
Él atornillándole otros espectros al sexo de ella
Ella haciéndole la señal de la bruma sobre el cuerpo
Ella llena de zarpazos en los pechos y en los muslos,
Aún con las aspas insatisfechas
Él con la nostalgia de un sacrificio único.
Las paredes cada vez más altas, ellos intentando subir
Intentando llevarle unos ojos, un aullido, una luz azul al dios atado
Y en eso se les va la vida como en el anclaje incognoscible
Que hay en cada rincón de la casa.
Día y noche todos somos controlados por trizaduras
Aunque los muertos fecunden nuestra embriaguez
Así: día y noche todos somos controlados por trizaduras.
Él esperando que el canto de los pájaros sangre por ella
Para volver a verla intacta caminar por la habitación,
Escribir un diario de vida bajo el limonero
Ella esperando que la sangre de él la arrastre
Hasta dejarla sola frente al enigma
Unos caracoles, unas hojas desteñidas en el patio
Algún día seremos dueños de la caída.

 

 

VEINTIUNAVO ANUNCIO   A María Luisa Bombal

¿A que fulgor desastroso aspiran los umbrales?
Ahí están esperando con gladiolos, raspados de momias
Como si se tratara de una celebración incierta.
Tú pasas de largo, ahorras enigmas en la cabeza de las palomas
No te levantas de la cama a apagar las lámparas, solo disparas sobre ellas
Y todos esos pedazos van estableciendo puntos de apoyo
Para que el animal innombrable, para que no caiga en las ferias
Para que no baje a detener la espuma.
Una anticipación de cielo rompe las murallas, anega los vientres
Tú pasas de largo, como una envenenada vagas por el pasto
Y de la danza sigue saliendo agua, se rompen las anticipaciones de cielo
Los vientres escriben en las rocas, tú pasas de largo
Aunque estas en las manos de figuras ya borradas
Pasas de largo con tu traje de charol, envuelta en tabaco
Sobrevives magnéticamente a esos vientres, figuras y rocas
Cuelgas y descuelgas los mismos cuadros en las mañanas o a medianoche
¿Quien eres tú de todas ellas ahí retratadas, la atrapada, la bautizada, la interrogada?
Como saberlo si también han colgado tempestades en tu sangre
Si eres la atrapada, es porque alguien hincha tus arterias con anticipaciones de cielo
Ese que tu propia germinación espera para estrellar a los dioses
Si eres la bautizada, es porque estas unida por la frente con el animal innombrable
Que bajara a detener la espuma, el tabaco y esa locura de piedra
Por ese hueco que queda entre ambos cuerpos unidos por la frente
Que es como el espacio que hay de un cuadro a otro en una muralla
Pueden ver el día y la noche, ven los cambios, ven los testimonios de sombras
Si eres la interrogada, es porque alguien multiplica tus venas bajo un árbol
Y así inauguras las esquinas del fuego, dejas clavadas cuatro espadas en cada esquina
Dejas clavadas cuatro armas con cejas de tigres,  
Pero pasas de largo, o acaso te devuelves para saber cada estación de tu sustancia
Sin embargo, oh interior de estatua, que mar pueden ofrecerte,
Recuerda poderosamente esas anticipaciones, que bien pueden ser umbrales
Donde tu sustancia ha sido distinta cada noche
Vendrán los hombres a separarte de tu animal innombrable
Lo intentaran cortando con un pedazo de espejo, será un proceso más para ellos
Intentaran ese corte en medio de la ya ahora extensa frente
O justo donde se supone que ambas se unieron
Teniendo como referencia la entrada y salida del sol,
O el hueco engendrado por el fuego el día de todos los poderes 
Teniendo en cuenta la latitud de ese hueco,
La aguja que flota sola dentro de él, señalando el punto de unión
Y aun no podrán acertar con el corte
No contaran con que tus pechos reproduzcan la perdición de las piedras
No contaran con que todo el espacio que el cielo ocupo en la tierra,
Fue cedido o es ocupado por los espejos,
O directamente para que los alambres gozaran a cada comprobación,
Según lo han decretado esas mascaras esenciales de las que empieza a salir espuma     
Oh atrapada, aunque estas en las manos de figuras ya borradas
Fíjate bien que esas figuras están borradas del vientre hacia arriba
Porque del vientre hacia abajo todo es raspado de momias
Alguien pone gladiolos en los puntos de apoyo
Fíjate bien tú y el animal innombrable están vestidos de charol
Dan un paseo por las ferias, enchufan los pies en las rocas
Dicen que te han visto tus hermanas, que te levantan falsos testimonios
Como si tú te hubieses mirado en un espejo, con las luces apagadas
Y hubieses puesto una lámpara bajo tu rostro, deformándolo
Para así incorporarlo aunque sea por un instante
A ese cortocircuito que tus huesos producen en toda lámpara
No tengas cuidado, las familias abandonaron la casa, nadie se horrorizara si te sorprenden
Más aun la casa esta custodiada por diamantes suicidas que sirven como ventanas
Asómate y mira, oh bautizada, jamás le levantes falso testimonio a tu animal innombrable
Espera y grita, oh atrapada, fíjate en lo que esta escrito sobre las rocas
Divisa al viajero nebuloso que hizo que los vientres escribieran sobre las rocas
Solo para que el mar sobreviviera a ello
No te preocupes el verano se corrompe sobre los tronos
Mil veces intentaron fosilizar al animal innombrable
Se deduce que tu cabeza es la noche, que la cabeza de él es un umbral
Que suben las escaleras con cascos de uranio a contemplar las autopistas
Sin saber que hacer con tantas arterias, o corriendo entre los árboles
O haciendo que el animal innombrable baile para ellas, solo para ellas
Ahí en medio de los árboles, de esas piedras que amargan el amanecer
A punto de que se te revienten y viertas la sangre en ese hueco
Para un cambio más en la luz, para ir con lo presentido de la luz
De figura borrada en figura borrada, firmando cada cuadro
Descolgando una tempestad con una lámpara
O levantándote de un lecho de rocas con una alucinación podrida
Con aquel gemido de estatua que adquirió el mar
Antes que lo adquirieran esos hilos que deslumbran a los pájaros y al día.
Antes que las lenguas construyeran esos cielos,
Oh interrogada, tu estabas detrás de ese deseo de sal que asoma en el cielo
Tu arrastrabas de los pies a tu amado por viñas y crematorios
Oh atrapada, la vida de los relámpagos escapo hacia la sangre
Tallasteis en carbón a los vigías desaparecidos, ves que solo llevamos raíces sueltas,
Y quien cubre nuestras espaldas queda situado entre transparencias ignorantes y látigos fascinados
Oh bautizada, tu igual pasas de largo, pero te miras de pronto en un pedazo de espejo
Y en el fondo eres esa estatua de sol y jamás detendrás esa agua, esa sangre
Jamás oh estatua de sol, detendrás esa espuma, esa piedra.
   

 

VEINTITRESAVO ANUNCIO

A  Waldo Rojas

La superficie es dolor y ahí empieza la condición inevitable
Porque debajo de la superficie algo ha dejado de ser dolor
Porque debajo del dolor algo ha dejado de ser superficie
Algo ha dejado de ser dios y ancla dentro de las campanas
Y bebe del seno de las campanas que empiezan a moverse
Dejando caer lagrimas y espinas
Sobre aquellos que copulan sobre las ruinas
Sobre aquellos que ponen un lanzallamas en la cara de los chacales
Mas, tu último deseo habría sido construir un eclipse con esas lagrimas y espinas
Pero el último deseo es el verano mismo
Y ahí las aguas arrastran flores, luces y restos de santidad
El dolor hace beber del seno de las campanas 
Y hace entrar al eclipse como a un álbum de familia
Ni con lanzallamas, ni con mordeduras de chacales
Ni con el último deseo del agua puedes detener esas superficies ilusorias
Ni con esa penetración vidriosa que viaja y no necesita puentes,
Así lo único que sobresale del día y la noche es un espejo
Que alargas y alargas, como un tren para reflejar interminablemente
Esa cabeza de santo que ha crecido en la espalda de los chacales
Crece y crece un poco más todas las noches, por ello hay quienes
Se reúnen en piezas con luces de bajo voltaje a analizar la cacería,
Llegara la noche y se pondrán troncos en los rostros
Saldrán entre los árboles oscuros a buscar, revisaran las campanas
Apuntaran el lanzallamas a cualquiera de las dos caras
Yo temo que uno de esos chacales me muerda
Cuando paso cerca de las sectas tornasoles
Porque doble seria la mordedura  
Suenan otra vez las campanas, nada hay que esperar
Si ya desolamos esas superficies ilusorias
El agua arrastra flores deshechas, luces de bajo voltaje, siluetas de cazadores
Hasta las puertas de esas sectas tornasoles
Ves como están clavando pedazos de madera en la espalda de los chacales
Lo hacen como una forma de ocultarlos, al toque de las campanas  
Mientras eso que ha dejado de ser dios avanza, interminablemente
En medio de hojas que vuelven impredecible el verano
En medio de las ruinas para consumir dos veces lo que en ellas una sola vez se consume
El dolor hace que enredes tu cabello con el cabello de una muerta,
Te hace hacer muchas trenzas, bellas trenzas para asegurar el amanecer,
Unas bellas trenzas en ambas cabezas, como las costillas de las hojas,
Te hace hacer muchas trenzas al compás de las fábricas que funcionan de noche
Bellas trenzas para que ambas alarguen la penetración vidriosa que viaja dentro de los cuerpos
Hasta que vienen jirafas con cabezas de toros
Y te ponen un paño con cloroformo y te adormecen,
Y despiertas luego en medio de la depredación tornasol.
Clavándote pedazos de madera encima,
Corriendo velozmente entre árboles oscuros
Y de pronto te encuentras con grandes campanas,
Y ves a dios estrangulando el fuego
Antes de dejar de serlo, como un último deseo.

 

VEINTICUATROAVO ANUNCIO

 

Oh tanta ceniza, derramada por la satánica ceniza”
                                                                                                                    Winett de Rokha

Pones espejos encima de los pozos
Para sentir sed de tus cuatro nacimientos
Desde ahora las ruedas son las únicas aliadas de la noche
Recuérdalo, esta es la fiesta que marchita los árboles
Vienen tus cuatro nacimientos por el cielo
Tú has hundido tu cabeza en los pozos
Hay una caverna crucificada, desangrándose por ser armadura
Estas bajo un cielo que confunde los espejos       
Suben por tus manos cuatro nacimientos
Duermes sobre los espejos, sales con una armadura a propagar un calvario de algas
Has sacado tu cabeza de los pozos
Has amanecido al lado de alguien que tiene cabellera de llaves
La conociste en aquella fiesta
Bajo astros que día y noche trafican con la desnudez de los muertos
Oh sed, instruye los vasos, que los espejos trabajan en cada abismo,
De ahí cuatro nacimientos salen rápidamente del agua
Los vasos adoran la muerte
Alguien con cabellera de llaves espera ser llevada por el mar,
Espera ser aceptada por la rueda milagrosa como un ángel y su fortuna de hormigas
Cada mañana el mar peina su cabellera de llaves
Es cierto que estas piedras nacen después que se apaga un ángel
Debes dormir sobre ellas, acarícialas, siente como cubren para seguir siendo parte del círculo 
Debes tener raíces de tormenta, de esas donde todos los ritos son uno
O sino nunca sabrás en que tierra sepultar a quienes no son de este mundo
O solo un movimiento de mares y de cielos nos hace jinetes elásticos
Listos para verte flotar debajo del mar, donde tu ombligo es aprendiz de brujo
Hay que guardar un poco de sal quemada,
Para cuando el amanecer exhale esas estatuas
Salgo a propagar un calvario de algas
La rueda milagrosa esta midiendo la noche.
Es tiempo que mi anillo establezca un paralelo con tu cárcel arterial
Así me lo pides, cubriendo tu rostro con telas y sal quemada.
Durmiendo sobre estas piedras
Flotando debajo del mar o bien divagando entre los árboles marchitos
Si los caballos corren debe ser paralelo a nuestro llanto
Si los espejos trabajan en el abismo,
Debe ser paralelo a ese soplo que amarra a todas las estatuas
Y las conduce a implorar esa sal quemada
Instruye los vasos, oh mar, con tu ley parpadeante  
Solo en tus olas, se ramifican los enigmas, se alimentan los simulacros con parpados
Así esta  preconcebido, tal como el sueño es la humedad de dios
Así  esta preconcebido tal como el cielo se besa asi mismo dentro de los espejos
Del cual salen las águilas con la cabeza sumergida en un pozo,
Vuelan así, simulando ser esas estatuas que le hicieron cuatro pechos a la luz,
Los cuatro pechos que van levantándose en el mar, 
Más, hay un anillo sediento rodando por la tierra
De pozo a espejo hay una donación furiosa
Quien no ha puesto su oído en algún pozo o espejo
Para saber como los dioses persiguen aquella rueda milagrosa
Ella agita su cabellera de llaves, y por imitarle la oveja amarrada al parrón
Se suelta y lo derrumba y huye con un circulo innominado en la piel
Amanecer a tu lado solo se iguala a reconstruir una fuente con nuestras bocas
Huimos lejos sobre nuestros caballos, pero tropezamos con el rayo
Y para no volver a tropezar con él
Fortalecemos aquello que entra por las estrellas y sale por las heridas,
Con llamas que parecen crucigramas, ahí en plena noche
Dos armaduras abrazadas son atraídas por la rueda milagrosa
La noche ya ha sido medida
La desnudez de los muertos es propiedad de la niebla
Un movimiento de mares y cielos imnominan aun más al círculo
Las ovejas agónicas tragan llamas que parecen crucigramas
Son amarradas, y colgadas nuevamente a los parrones
Y lanzadas con parrones y todo al acantilado
Para que el círculo innominado sea ahondado, para que se abriera y cerrara
Sin necesidad de un movimiento de mares y de cielos, así solo
Y que se puede traer desde la propia ceguera,
Sino agua, agua que nos protege de los espacios inexistentes
Donde las ovejas corren libres de casta y de sacrificios amarillos
Y no existe nadie que con gritos de loca las amarre al parron
Entonces bajamos y en cajas de terciopelo guardamos los pedazos de aquellas ovejas
Y los pusimos al pie de los espejos encadenados
Donde te mirabas cada vez que regresabas de un viaje en barco
Guardamos los pedazos de aquellas ovejas en cajas de terciopelo
Para que constara nuestra donación
Es la hora de sacar esas cavernas de las cruces
Ponerles el manto encima, un beso de jinete elástico que las haga
Subirse al balancín para comprobar la separación de los cielos y los mares
Su desangramiento es donación a un espacio inexistente 
Aunque armaduras y algas se vuelvan un solo cautiverio 
Tu ombligo es aprendiz de brujo, cuando aparecen diez o cien o más pozos rodeándote
Toda cárcel arterial yace de paso en los infiernos
Esperando que ese anillo vuelva empujarla de nuevo
Tú lo sabes, después de cometer la donación más furiosa
Ese trabajo de espejo es equivalente a ese anillo que te hizo entrar a la cárcel arterial   
Esperando, solo esperando que el pozo sea llevado por el mar,
Que se rebalse con la desnudez de los muertos
Y que aquella que tiene cabellera de llaves, hunda sus uñas en las estrellas
Porque su cuerpo será de una sola vez ese altar de niebla
Donde llegaran sin piedad los fuegos y las aguas a cumplir con cuatro nacimientos.   

 

DOMINGO

 

          A Miguel Arteche

Una gaviota se lanza contra el gallo, para extinguir su canto
Corta su cuello cualquier mañana de lluvia y de neblina
Donde avanzamos trastocando un vinculo empavonado
La sangre gotea de aquel cuello, ayer una pagana armazón
Ahora ese declive enardecido
O tan solo la urgencia para alcanzar el ultimo barco tras toda esa lluvia y neblina
El oxido conquista temblores de sangre
¿Que haremos si de pronto se revive ese canto?
¿Que seria de nuestra usurpación sobre los cierres?
Córtame del cielo, me has dicho y veras vuestra ceniza inferior
No es a nosotros a quienes corresponde hurgar en ese cuello, bajo aleteos victoriosos
Es ha aquellos que habrán de desangrarse sobre las magnolias venéreas
Y estampar el rayo combinatorio sobre el lienzo
Ayer sangre, oxido, hoy ese gran espejo naranjo donde te peinas con dientes de hienas

Avanzando hacia el último barco
Con el desbocamiento de rodear con alambres esa copula de laberintos
Como quien ve por primera vez el mar
¿Que haremos si alguen pone a pelear a la gaviota y al gallo sobre los cierres?
Córtame del cielo, me has dicho pero en esa mañana de más lluvia y de neblina
Después conquista mi temblor de sangre.


Fotografía: Natalia Rendón

Rodrigo Verdugo   Nace en Santiago de Chile el 9 de enero de 1977. Coeditor y articulista de la Revista Derrame. Miembro del Grupo Surrealista Derrame. Sub director de Ediciones Derrame. Sub director de la Revista Rayentru y Coeditor de la Revista Labios Menores.  Se inició en el taller de Poesía "Isla Negra" dirigido por el poeta Edmundo Herrera desde 1922 a 1996 en la Sech. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías chilenas y extranjeras siendo traducido parcialmente al Frances, Italiano, Portugués, Polaco y Árabe.  En 2002 publica su primer libro "Nudos velados" Ed Derrame  En 2005 participa en la exposición colectiva "Derrame cono sur o el viaje de los argonautas" en la Fundación Eugenio Granell (Santiago de Compostela, España) y obtiene el primer lugar en el concurso "Alas de poesía" organizado por la Asociación "Amigos de la poesía" (Monterrey. México). En 2008 participa en la exposición internacional de surrealismo "0 reverso do Olhar", en la Casa de la Cultura de Coimbra (Coimbra, Portugal) y en 2009 participa en la exposición internacional de surrealismo "Iluminacoes Descontinuas" en el Convento de San José, (Lagoa, Portugal).

Última actualización: 29/08/2021