Paul Dakeyó (Camerún)
Por:
Paul Dakeyó
Traductor:
Rafael Patiño
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.
El tiempo de la libertad
Y nosotros nos lanzaremos entre el día
Como mi bosque natal
Con sus racimos de soles
Entre las piedras
Como la espuma del día
Que se fija en el horizonte
Nosotros nos lanzaremos entre el día
Con el alfabeto dorado del tiempo
Con el derrumbamiento de la noche
Y tienen sed a las puertas del sueño
Mis palabras ardientes
Mi diálogo final
Yo vengo de otro mundo
Y no busco cielos
Para conquistar sino mi fuerza
Sola allí donde se alza el día
Como una signatura de cristal
Tallada de besos
Cuerpo sólo ofrecido al viento
Sin límites
Como el aroma del tiempo
Desprendido de la espuma
Quiero vivir de intensidad
Quiero danzar con todo mi cuerpo
Y golpear con mis puños
Y golpear con mis pies
Las secretas vertientes de la tierra
Quiero vivir fuera de túneles
Entre las palpitaciones del corazón
Entre las palpitaciones de senos
En el hermoso centro del cielo
Entre los lentos corales
De mi sangre
Y cargar mi aliento hasta el poniente
Como un racimo de diamantes
Confundirme en la tierra
Como un beso de llamas
Volver a levantarme como el mar
Que arrulla la arena quieta
Como una frente con diadema
De soles
(J’appartiens au grand jour, p. 64-65)
***
Yo no te aporto ni cielo
Ni crepúsculo
Sino mi pena absoluta
Dolor seco
Como un aullido
Sin salida infinita
Con mi canto que vibra
Todo nuestro sufrimiento
Yo continuaré
Propalando los insomnios
A lo largo de mis noches
Irritadas
Hasta la úlcera final
Cuando sea llevado en alto
Sobre mi tierra de granito rojo
Entre la hierba fresca
Donde pacen las vacas
Quiero la fuerza de los vientos
Entre la profundidad de mi tierra
Contra los asesinos de mi pueblo.
He buscado tu aliento
Hasta en las entrañas
De mi tierra voraz
Llevando al fondo de mí
La astilla del exilio
Mi universo constelado de asesinatos.
Regresaré como una lava azul
Al alba entre los arrecifes
La esencia erguida de mi verbo erguido
Tiene la dimensión de mi aliento
Firmes mis pies callosos
Por encima de tus montañas de fieltro
Con manos que reharán el día.
(Chant d’accusation, p. 18-19)
***
Junté mis manos terrosas
A la insumisión viril
De mi tierra ante el alba
Y mi palabra cargada de aliento
Y de aldeas claras levantadas
Con símbolos con luciérnagas
Y con aire perfumado de llamas
Ha surgido de la gran noche
Yo me sangraré hasta la médula
Como una altiva palmera del Sur
Entre la indiferencia altanera
De tu egoísmo larvario
Asumir mis noches sin sueño
A la sombra de tu humor
***
En Soweto
El viento ha agrietado el espacio
Como un largo solsticio
Y mi cuerpo cansado
Y mi sueño arrastrando
Incansablemente mi angustia
De puerta en puerta
Pero he aquí llegado el instante final
En que mi grito se une
A mi dolor
Y brusca la noche
Y brusco el silencio
Nuestras fraternidades sangradas
La ausencia la ausencia
La inmanencia
De nuestras interrogaciones
Eternas
Mi canto que escala
La aurora primordial
El rigor la exigencia
Mi canto de fuerzas vitales
Y de fuego substancial
Mi canto
En el hueco de los días
Amasado con materia inicial
Mi canto
Del alba original
Mi canto salido de la noche
Como un relámpago en el cielo
Como una mirada
La palabra desatada
El gesto esencial
La danza plural
La danza final
Encuentro del hombre
Y de la mujer
Ofrecido
Mi cuerpo de trance final
En la noche que carga
La luna
Mi cuerpo de ritmos
Flexible
Mi cuerpo de olas
Rebelde
Mi cuerpo de aliento
De pie
Sobre la tierra adormecida
Mi cuerpo de largas marchas
De grandes olas
De sueños múltiples
De ternura
Que lleva la pureza
Del alba
La ecuación de nuestros brazos
Llevados en cada corazón
Como tantas pulsaciones
Nuestros caminos de dolor
De altas lágrimas
Y de errancia
Tengo memoria
De nuestros cuerpos solos
Bajo las oriflamas batientes
De mil soles
Con mi pena que rueda
A lo largo de la noche
Con el tiempo la sed el espacio
Con mi canto en el horizonte
Desnudo en el alba de cada día
Mi canto
Armado de pies a cabeza
Como un acto de vida
Como una marcha interminable
De manos y de viento
Mi pueblo de pie
Liberado por fin de sus bajezas
Mi pueblo en marcha
Como tantas estrellas
En el cielo
Como tantos mares
Acunando mi soledad
Sola
Mi exilio amargo
Como largas lágrimas
En el cuenco de la noche
Mi exilio
(Soweto, soleils fusillés, p. 22-24)
***
Y he aquí el agotamiento de mis silencios
Heme aquí mis soles fusilados
En cifra innumerable
Como el orden numérico
E imprecatorio
Mis duras palabras de recuerdos
Y de sangre
Nuestra sangre que se levanta fuera de la noche
Entre la claridad de nuestros itinerarios
Nuestra sangre nombrada
En toda suspensión
Como grandes fragmentos
De escamas verdes
A lo largo de un tramo de luz
En estallidos
Nuestra sangre nombrada
Entre los desbordamientos de los oleajes
Que fijan la frontera total
De lo desconocido
Nuestra sangre de simientes grávidas
De polen ofrecido a los éxodos
De la inalterable sed del alba
Como las pausas recogidas del amor
En la desmesura del espacio cargado
De cumbres
Como una caracola de diamante
Sobre los cráteres de mi canto
De acusación
Batir la retirada no es
Con nuestros soles silabarios
Que ascienden ascienden ascienden
Como una lengua de fuego
En el horizonte genital
En bosques de cadalsos
Como una explosión venidera
Y El traje de arlequín
El grito plural
El silencio las Púas de la mañana
Entre la enunciación de la ausencia
Formulada en intermitencia
Virtual y salina
Tejeremos la flor umbilical
Contra los días de sangre
Tejeremos el sol desnudo
Frente a la tierra desnuda
Y haremos el amor
Con la escritura del viento
Sobre nuestros cuerpos plurales
Y haremos el amor
Con la escritura del fuego
Sobre nuestros labios agrietados
Con las cicatrices del tiempo
El agua las frases inmortales
La palabra sola grabada con sol
Regresaremos entre la limpidez
Del día
Regresaremos con las irrupciones
Del futuro
Y las pausas de la memoria
Profundamente cargada
De fraternidad
Regresaremos
Con tantos insomnios
Después de tantas ruinas
Después de tantos silencios
Y nosotros nos lanzaremos entre el día
Como mi bosque natal
Con sus racimos de soles
Entre las piedras
Como la espuma del día
Que se fija en el horizonte
Nosotros nos lanzaremos entre el día
Con el alfabeto dorado del tiempo
Con el desmoronamiento de la noche
Y mi sed a las puertas del sueño
Mis palabras ardientes
Mi diálogo final
Nosotros nos izaremos allí donde todo comienza
Como el viento el agua el sol
Entonces romperemos todas nuestras cadenas
Para dar forma a un collar de soles
Nosotros nos vestiremos con la verdad
Y retomaremos aliento
Para acarrear mejor el tiempo
Hasta que la tierra nos pertenezca
Hasta aquello que la mar nos apropie
Y lleve nuestro sufrimiento
Entre el infinito de las estrellas
Entre las horas tenaces
Del silencio
Mis palabras de amor
Como cometas
Entre el espacio indescifrable
Como tantos manantiales
En furia
Mis palabras solas cargadas
De esquifes.
Nombrar las solas palpitaciones de mi corazón
Mis soledades mis raíces minerales
Innumerables
Mis tempestades furiosas
Nombrar el tenebroso humus del olvido
Mi palabra sobre el tiempo entero
Y mi sangre ecuatorial
Como montañas como cráteres
Nombrar mis muertos mutilados la gran masa
Anónima
Y el cristal roto de la noche
Mis odios fatales mis evasiones
Nombrar mis flores inmóviles
Y mis prisiones arañadas por mi cólera
Mis números matriculados
Mis pretendidos suicidios
Nombrar los harapos del tiempo
Y esos grandes frisos que espantan
Mi sueño
En este espacio impenetrable
Nombrar mis torsiones torrenciales
Mi cabaña imperial
Mis reyezuelos mis jefecillos de poli
Y payasos
Nombrar el Emperador y la Reina
Y el Príncipe
Y los bufones los traidores los asesinos
Nombrar mi realidad explosiva
Mis archipiélagos ofrecidos al día
Mi nieve mis cristales azulados
Como grandes arrecifes
Nombrar mis soles fusilados
Mis silencios préstamos del amor
La ternura la resurrección final
Mis planetas ardientes mis tótems
Nombrar el viento el aire los sueños
Mi alma mi época de hambre
Mis calles vacías y la aurora final
Inaprensible
Nombrar las puras sílabas
De mi infancia
Mi raza humillada
Mis lágrimas vertidas a lo largo de los tiempos
Nombrar las horas claras de mañana
El día colmado de soles
De palabras de canto
La sombra desnuda como un cuerpo estelar
Nombrar los sueños escondidos en el fondo
De la memoria
La noche insondable
El desierto con sus cicatrices
Nombrar mi sudor espeso
Como un largo ciclo de amor
Como una corola corporal
Un canto surgido del día
Nombrar el tiempo primordial
Izado a la altura del arco iris
Como una gran playa de arena
Entre la plenitud del mar
Quiero llevarte allí donde el corazón
Llama dócilmente al amor
Quiero llevarte entre el espacio
Consentida por el mar y las tempestades
Frente a la inminencia aérea
Del sol la misma deuda saldada
De mi sangre
La misma deuda saldada de mis estrellas
Fecundas e incorporales
Como un gran viento de palabras
Claras convertidas en lava
Y sílex
Allí estaremos
Con lo esencial llevado realizado por nuestras fuerzas
Para asir el tiempo
Con la espuma levantada del mar
Allí estaremos
Para asir los arrecifes más lejanos
Cargados como un cuerpo
Un solo cuerpo constante
Allí estaremos
Con la palabra engalanada de soles
Como un gran poema escrito
Sobre la bóveda esparcida de nuestras ciudades
Dónde nombrar el viento el mar la tierra
Sin roturas entre la sombra
Dónde escrutar el tiempo a nuestra medida
Con todas las cosas anunciadas
Sin falsos juramentos
Sin falsas promesas
Sino nosotros mismos brizna a brizna
Como solsticios y espacios
Intactos y desnudos en medio de los caminos
Del tiempo
Nuestros abrazos en abundancia
Como cantos de cataratas
Entre el trance final que rompe
La usura de nuestros silencios
Con el sobrecogimiento de nuestros cuerpos
Que se abren como un rumor sordo
Llevando lo posible
A la sola duración del amor
(Editions St-Germain des Prés)
***
Lejos de la sierra
He escuchado el grito
Del muchacho de los Andes
Sin flauta
Pero de pie como un sol
Entre el oscuro balanceo
De los bosques del sur
Exigiendo el hombre libre
Yo he escuchado
Los tambores rugientes
Frente a esta tierra pobre
Orillada a la miseria
De las minas de cobre
Y su grito lleva la herida
Del día que llora
Para que venga el aliento
El agua
El pan
La noche
En paz no violentada
Y nosotros reedificaremos sobre
La ruinas de la dependencia
Pero venceremos el calor del norte
Tórrido
La noche será larga
Y reconstruiremos el día
Para que por doquier
En los Andes
Vuelva a germinar el grano
Un nuevo día
La palabra
La esperanza
La lucha
Manos con sílabas tempestuosas
Sin frontera silenciosa
Y cruel
(Le Crie pluriel, Ed. St. Germain des Près)
Pertenezco al gran día
Enviadme noticias
Cartas ramos de flores
Y vuestras manos
Vuestras pobres manos de ciclón
Y de tierra
Vuestras manos que brotan
De la piedra
Para ascender al asalto
De la noche
Enviadme vuestras manos menudas
Vuestras manos-balas
Vuestras manos-puñales
Vuestras manos tendidas como el arado
Que labra la tierra
Enviadme noticias
De nuestra tierra
Enviadme el soplo del mar
Que me anuda al día
Como raíces múltiples
Vuestras manos-esquistos
Vuestras manos-fósiles
Vuestras manos-yacimientos
De tempestad y de liana
Venas de la aurora
Que me clavan al tiempo primordial
Con vuestras manos-tifón
Vuestras manos-lama-de-fondo
Vuestras manos-azufre
Vuestras manos-metralla
Vuestras manos-río
Vuestras manos de fósforo
Vuestras manos de sal
Vuestras manos de espuma estranguladora
Que rompen la noche
Enviadme noticias
De nuestra tierra
Y que mi cuerpo se vuelva océano
Y que mi grito se vuelva fuego
Para purificar la tierra
De los crímenes orquestados contra nuestro pueblo
Para entregar al hombre
La libertad tan esperada
Mi palabra se abre sobre el espacio entero
Todo el espacio
Y mi voz plural
No es usada por la noche
Que tortura mi alma
Pero cómo borrar mi dolor
Existen todos los Sowetos
Y todos los Sharpevilles
Voy a levantar la historia
En el extremo alto del día
Y los muertos invenciblemente presentes
Sobre mi tierra escamosa
Que se vuelve a levantar con sus ownships
Y sus camastros sórdidos
ITINERANTES de muerte
Como un sudario
Sobre la arena quieta
Mi fraternidad sola
Entre la grandeza de la aurora
Y la horca en la plaza
Del pueblo
La horca como un arco estelar
Que desflora el tiempo
Mi mirada inmensa
Sobre el firmamento
Mi geometría carcelaria
Como grandes fuegos fatuos
Que se arrastran a lo largo
De mis sueños
Y mi tierra como una claridad
Poderosa
Que camina mi palabra fiel
Como el agua del mar
Ola tras ola
Como el viento rebelde
Sobre la extensión de mi cuerpo
MUROS de flores y de lágrimas
Inmóviles
Mi pueblo sin pan
Mi pueblo hambriento alimentado con migajas
(J’appartiens au grand jour, p. 12-15)
***
He cargado duramente
A lo largo de las noches
El nacimiento del día
Y el hambre
Y las lágrimas
La indispensable cesárea
Y la hierba bordeando estas casas
El viento húmedo, los ruidos
Las voces, los gritos de los pájaros
Me llegan como tantas
Inquietudes
Entre la noche esencial
El fuego, el niño, la escuela, el hombre.
(Le cri pluriel, p. 14)
***
Cuando venga el día
No olvidéis amigos
El despertar de las estrellas
Con vuestros duros puños
Coléricos
Las palabras de orden
Sobre nuestros pueblos
Los muros, las prisiones
Y los dóciles polizontes
Por exorcizar
Cuando venga el día
Mañana
Llevadme entre el viento
Al aroma de las sierras
Llevadme entre mis muertos
Mis recuerdos
Mi tierra cuadriculada
Con metralletas
Los cantos de mi pueblo
La miseria de mi pueblo
Recuerdos Perdidos
Nombrar mis recuerdos perdidos
Mis sueños claros
Y presentes
Nombrar mis cartas de amor
Mi infancia mi pueblo
Mis serpientes íntimas
Mi canto fraternal arrancado
Al sol
Nombrar mi gran tierra
De solsticios y de verdes libertades
Mi tierra
Libre, libre para siempre
Como la flor original
Entre el aire impalpable del tiempo
Nombrar mi sangre de llamas
Puliendo el espacio sideral
La noche y sus pesadillas
Nombrar mis simios
Mis confusos gemidos
Mis salvajes claridades
Nombrar mis vientos, mis muros
Interminables
Mis deseos torrenciales
Nombrar el amor
Nombrar nuestros espacios desechados
Nuestras ciudades nuestros volcanes
El tiempo esencial
Y mis puños arteriales
Nombrar la imagen lustrosa
Del agua
Mi tierra amasada con sílex
Y mi canto de cristal
Con iniciales de soles
Nombrar el silencio el viento
La historia
En la cima del alba
Que carga nuestras lavas
Sobre la pupila de la noche
Equinoccial
Nombrar la implacable claridad
De mi mirada interminable
El aliento vegetal del tiempo
Sobre las riberas de mi estatura
Mi palabra genital
Entre las calles invernales
Del exilio
Mi palabra vital
Entre la soledad insondable
Pero cuántas veces me sigo yo
(j’appartiens au grand jour, p. 58-59)
***
Yo saldré de la noche lenta
Y conmigo el hombre
Los muertos sin sepultura
Con sus únicas ganancias
Con sus bucles alargados
Sobre las riberas del tiempo
Lloro cuando mueres
Con la inflexión de tu reír acéfalo
Que me golpea con su espesa lágrima
Con el impulso esencial del hombre
El éxodo indecible
Con tu jeta tan abyecta
A lo largo de la tierra profunda
Cargada de cadenas
Yo tomaré el instante por medio del cuerpo
Fuera de la insumisión viscosa
De la noche que trama mi pena
(Chant d’accusation, p. 20-21)
***
Regresaremos
con la palabra
sola
erguida como un rayo
sostenida
con el pan
solo
amasado con lágrimas
y con sangre
vertidos
con una simetría
de sol
puro
regresaremos
mañana
a unirnos al hombre
anónimo
estremeciéndose entre la noche
sobre mi tierra de cierzo
y de frío
cruel
mi ciudad en ruinas
alzándose de nuevo en el horizonte
en llamas
en la densidad de nuestra hambre
cotidiana
Regresaremos
con nuestras montañas
de espacios inaccesibles
y mi canto de acusación
armado con piedras con ríos
con árboles con presencias invisibles
nuestros muertos que surgen
del suelo
con su odio sin retroceso
como tantas tempestades
viene la hora del levantamiento
en masa
viene la hora
la cólera de mi pueblo
sembrada de guerrilla
viene la trama tejida
de nuestros sufrimientos
contra la negritud cansada
saldremos de los bosques
más grandes
entre la inmensidad sonora
de mi tierra pulida con sangre
con nuestro grito de sílabas
densas
frente a la muerte
que patrulla entre la noche
(Canto de Acusación, Ediciones Saint Germain de Près). P. 85-86
Dime
Qué triste desierto
nos sitia
Ruido de pasos
Y ruido de armas
A lo largo de los días
A lo largo de las noches
Qué lágrimas nos arrullan
Qué sangre
Qué gritos
Detrás de las alambradas
A cada paso
Las botas
Sobre mi tierra
Dime
Cuántos niños muertos
En Soweto
Cuántos
Para enfrentar Johanesburgo
Y sus morgues
para enfrentar la tierra profunda
Y buscar la palabra
Y buscar los rostros
Y sólo encontrar pálidas sombras
Encontrar sólo la muerte
Porque esos niños eran negros
Como en Sharperville
El hombre salió de la noche
Con sus innumerables manos
Con cien mil ladrillos
Justo en la precisa alba
Que martillea el tiempo
Como un tañido fúnebre
Con la sangre las lágrimas
Los muchos niños del país
El llanto el llanto el llanto
En la noche del silencio
La noche amarga
Y el instante nominal del holocausto
El fuego la sangre
Por todas partes
En las calles de Soweto
Donde el horizonte
Se viste de duelo
Y siembra el odio
Y la rabia
Porque esos niños eran negros
Porque esos niños eran negros
Quiero que me den un fusil
Para armar mi dolor
Quiero que me den la palabra
La flor el amor infinito
Y sobretodo
Haz que no escuche más
El llanto de los niños de Soweto
Haz que mi queja brote
De todas las alturas
Del mundo
Lejos del inmenso río
Del silencio
Lejos de la noche
Y de la sangre
*
Volveremos
Con la palabra
Sola
Erguida como un trueno
Tenue
Con el pan
Solo
Modelado con lágrimas
Y sangre
Derramada
Con una simetría
De sol
Puro
Volveremos
Mañana
A unirnos al hombre
Anónimo
que tiembla en la noche
Sobre mi tierra de cierzo
Y de frío
Cruel
Mi ciudad en ruinas
Dirigida hacia el horizonte
En llamas
Con la densidad de nuestra hambre
Cotidiana
Volveremos
Con nuestros montes
Y los espacios inaccesibles
Y mi canto de acusación
Armado de piedras de ríos
De árboles de presencias invisibles
Nuestros muertos que surgen
Del sol
Con su odio sin descanso
Como tantas tempestades
Viene la hora del levantamiento En masa
Viene la hora
La rabia de mi pueblo
Sembrado de guerrilla
Viene la tejida trama
De nuestros sufrimientos
Contra la Negritud cansada
Saldremos de las selvas
las más anchas
En la inmensidad sonora
De mi tierra lisa de sangre
Con nuestro grito de sílabas
Densas
Frente a la muerte
Que patrulla en la noche
*
Y descompongo las palabras de mi cólera
Para desprostituir la lengua
Compréndeme no tengo alternativa
Era necesario lo sé que yo fuera el signo
Y el hombre palabra
Palabra de la tierra, de mi tierra hipotecada
y desapropiada
Los niños han crecido y construyo el verano alrededor
de ellos
Como un monumento al día
Golpeo tu puerta
Rebelde y libre
Como si sintieras el despertar de la tierra en tí
vertida en tus venas
Volcán en el horizonte de nuestra espera
Como si la tierra fuera hierbas y ríos
Árboles y aldeas de infancia
Rutas y senderos
Todo se acomoda finalmente a la calma serena de nuestras
soledades
Vuelvo a encontrar el sol y al país claro
Vuelvo a encontrar mi tierra en el eco de las estaciones
Pero qué me importa el tiempo
Dame la mano
Amo el silencio para elevar el canto
Pero acaso tú eres la fuente herida
Conozco la gran fisura revelada por los siglos
El tiempo es largo
Y el destino de mi tierra no la puede detener
Paul Dakeyo nació en Bafoussam, Camerún, el 18 de febrero de 1948. Poeta, sociólogo y editor, fundador de las Ediciones Silex. Algunas de sus obras: Barbelés du matin, 1973; Chant d'accusation, 1976; Le cri pluriel, 1976; Soweto, Soleils Fusillés, 1977; Poèmes de Demain, 1982; J'appartiens au grand Jour, La femme ou j'ai mal, 1989; Moroni, cet exil, 2002; Les ombres de la nuit, 2004. Figura también en las antologías: Aube d'un jour nouveau(21 poètes sud-africains), 1981 y Poesie d'un continent, 1983. “¿Por qué se escribe? Esta pregunta nos proporciona la ocasión de establecer dos niveles en la función de la escritura. A nivel individual, cuando el escritor crea una biología personal frente a un problema o frente a una situación. En este caso la escritura representa una especie de catarsis personal, es decir, la expresión, la traducción artística, de una problemática personal, del sentimiento del mundo, que se traspone, que se sublima. A otro nivel, puede decirse que es el paso de esa catarsis personal a una toma de conciencia universal. En ese estadio, la escritura está llamada a ser la transformación del mundo, y el papel del escritor es el de hacer balance de este patrimonio común, de transcribirlo, haciéndolo de tal suerte que sus palabras se conviertan en actos y situaciones. La escritura es igualmente la referencia a las fuentes primeras, al presente, al futuro, es la búsqueda del tiempo primordial, una síntesis esencial de todos los estados de desarrollo individual y colectivo. Podemos concluir diciendo que la escritura es la expresión de un territorio lingüístico, social, político y económico.”