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Christopher Okemwa (Kenia)

Christopher Okemwa en el 20° Festival Internacional de Poesía de Medellín
Memoria Fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Christopher Okemwa
Traductor: Rafael Patiño Góez

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.

EL GONG 

 

De mi infancia resuena más alto
Su eco entra volando, más veloz,
Poniéndose al día conmigo
Cada noche en mis sueños

Las bicicletas, carretas de burro
Camionetas destapadas de los granjeros
Recorrían de arriba a abajo este pedregoso camino
Dejando atrás huellas de polvo

Me sentaba aquí, sobre este hormiguero
En día de mercado
A contar gente, burros
Yo era un solitario entonces
La mantis como mi osito de peluche.

 

 

IDÍLICO

 

Pasando la esquina de sólida calzada
Se llega a una desagradable vista:
Un rústico vejete, su barbilla tan espesa como su entorno
Acuclillado en bajos matorrales
Mirada salvaje, excrementicia; su cara
Una balada, manifestando vívidamente la clase
De lugar en el que nuestra infancia se disipó.
Se sigue adelante y un pequeño mocoso
Completamente desnudo chapoteará en la fangosa vía
El péndulo de la historia
Golpeando frente al templo de la procreación
Diciendo qué éramos en días de antaño.
En el crepúsculo en la fiesta de cerveza,
Se encuentran despeinadas
Madres anticuadas cuyos perniles estarían holgadamente
Embalados en lesos manchados de menstruación
Escuchan su revoltijo de conversaciones
Insinuaciones, humor y risa.
Pasas tu noche sobre una estera de sisal, despiertas
En la mañana con un persistente dolor de cabeza
Cacareos, balidos y mugidos llenan tu aire matinal.
Necesitarás un par de sólidas botas
Para vadear el sendero infestado de estiércol
Mientras dejas el poblado.

 

 

LA CUCHILLA


             (Reminiscencias de una jovencita)                 

 

Era un día en la mañana
Junto al césped verde oscuro
Me senté sobre esa piedra de iniciación
Plana, reposada y supina

Mirando arriba el oscuro firmamento
Rodeada por la parentela de mujeres
Ensordecida por una burlona algazara
Me sentía débil, indefensa y delgada

Luego vino una fea vieja bruja
Y de su cochino saco
Sacó un arma envuelta en un harapo
Y un oscuro brebaje en  un tazón

Ella me dio un siniestro abrazo
Bruscamente separó ambas piernas
Y miró atentamente mi fláccido rabo
Mi boca… ¡oh yo traté de arquear!

Pero allí estalló un grito
Habría querido correr o volar
O enterrarme en el suelo, o más bien morir
Pero yacía allí

Sobre el mojado terciopelo de la verde hierba
¡Oh pobre inocente jovencita!
Poquísimo sabía que  todo iba a empeorar
En aquella mañana de trágica farsa

Cuando la hoja de la cuchilla descendió
Afilada y sucia y marrón
Cortando a través del aire del alba
Me estremecí y mi interior se desgarró

¿Habría huido de esta escena
De mis parientes íntimos
Para nunca ser vista otra vez?
Rememorar las palabras de mamá podría ser pecado:

Realiza tu sueño
No solloces ni grites
Mientras en la oscura arboleda
Mi hermana no se mueve.

Así que permanecí en el lugar
Mirando el  vacío del espacio
Inmóvil, muerta por dentro
Estremeciéndome de miedo y horror.

La hoja que podía matar
Hizo congelar mi cerebro
Mi corazón sintió un intenso dolor
La hierba por debajo estaba fría como lluvia

Yo temblaba como una hoja
Al pensar lo que podía entregar
Tanto por ser mujer, como por ser esposa
Intensa era la agonía y la congoja.

Entre el aire oscuro veía con atención
Esa navaja larga y afilada y desnuda que
Descendía a través del aire
Abajo hacia mí, lista a desgarrar

¡Au!—el dolor y las lágrimas
Los sonidos aterradores que tapan los oídos
Sintiendo la hoja afilada mientras desgarra
Empapada en la sangra que mana.

 

VUELTA EN CÍRCULOS

 

Das vueltas en círculo, tu cabeza
En las nubes, esperando una pausa, un  hiato
Algo en algún sitio a lo largo de
Los resbaladizos arcos de tu vida

Algo para  disminuir la longitud
De los círculos, desviar esa constante
Fijación de tu ya-desgastado-hacia
Una mente agotada por construir un pilote

Comienzas por frustrar tu meticulosidad
En cavilación trivial, enganchando
Tu vagón a una estrella, anhelando un cielo
Caído  entre fragmentos de oro, perlas y diamantes

Secretamente ahogado en una naturaleza egoísta que
Pliega alas, separándose de tu estrategia
Dejando que arañes el barril, miserable
Con poco dinero, haciendo cualquier cosa por lucro.

Haciendo culto en el templo de mamón
Miras la atrofia de tu yo completo que
Entre insignificancia y propósito de vida
Se pierde—todo lo que persigue es intangible viento!

Vas afuera en la oscuridad de una noche
A mirar la luna, las estrellas y los meteoros
Tratando de calcular cuán simbólicos
Pueden ser estos para la riqueza mental.

Una mañana tus pensamientos se oscurecen
Con el espeso miasma de la desesperación,
Comprendes cuán constante es el reloj de la naturaleza
Y lo imperioso de aprender este duro hecho.

 

CREPÚSCULO SOBRE LA PRADERA

 

Hay silencio en la pradera,  profundo y dulce
Perfumado por desordenadas florescencias de crisantemos
El suave crepúsculo yace fermentándose sobre la verde exuberancia

Paz y plenitud tapizan cúmulos de matorrales
Y la empalizada de madera y los temblorosos árboles maduros
Ponen velo al aura y a la belleza de una puesta de sol color naranja

El cultivo de plantas de maíz y mijo de dedo
Besan la sólida chaqueta, abrazan los cálidos pantalones
El sorgo saluda amistosamente mientras me abro paso

Puntos de buitres decoran el firmamento azul claro
Flotando perezosamente a través del aire; el cielo es diáfano
La luna se levanta ahora, pálida, pero casi redonda.

 

MANCHAS MNEMOTÉCNICAS 

 

Te vi: morena, refulgente
Con las piernas abiertas en el centro de la habitación de mi mente.
Desnuda — ¡impactó mi mente!
Aun los ojos sintieron deleite
A la vista de un extraño mapa
Que ellos exploraron con pasión:
De suave textura, colinas gemelas
Un cañón debajo de una sedosa  y negra mata de hierba.

Pasaste como un rayo, con paso apresurado a través
De los estrechos y oscuros corredores de mi imaginación
Yo te seguía, gateando tras
La glamorosa cosa inventada
Que perdí entre piscinas, demasiado hondas
Para que yo nadara y te alcanzara
En la escena de aquella situación de suspenso

Apenas esta mañana noté
Las manchas mnemotécnicas de un intrincado sueño
Con una ausencia vacía de tu torso, tus extremidades
El suave viento soplando afuera
Llegando como tus ahogos, tus suspiros.

 


Christopher Okemwa   nació en Kenia en 1967. Poeta, actor, bailarín, dramaturgo, cuentista y escritor para niños. Se graduó en el  Kamagambo Teachers’ Training College y ha sido profesor durante varios en  su país natal. Finalizó estudios de Inglés y Literatura en la Universidad de Nairobi. Obra poética: Toxic Love (Waterrmark, USA, 2004) y The Gong (Canada, 2010). También ha publicado los libros de cuentos para niños, The Village Queen (Paulines Africa, 2009) y The Visitor at the Gate (Paulines Africa, 2010). También terminó la escritura de un texto oral para el pueblo Abagusii de Kenya, Literatura Abagusii y una colección de relatos breves, Mashida’s Cooking Pot.  Otenyo the Great Warrior of the Abagusii, historia de un héroe de la comunidad  Abagusii de Kenia. Sus poemas han aparecido en periódicos internaciones y de su país y en algunas antologías.

Última actualización: 27/03/2021