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Josef Karolys

 


Nació en Manizales en 1984. Escritor, actor y traductor. Pertenece al grupo literario Letras, de la Universidad EAFIT, y con el mismo grupo ha publicado la novela colectiva Todo amor termina en el centro (2008) y la compilación de cuentos Meridiano Letras. Actualmente reside en Medellín, donde ha participado en montajes de teatro universitario y cortometrajes de la nueva generación de cineastas que está produciendo la ciudad. Escribe prosa, poesía y guiones cinematográficos.

Por la carrilera



El pasado y el futuro,
rieles que trae y se lleva
el horizonte.
El presente,
líneas fijas
cruzando mis ojos.

Voy en el tren
del espacio-tiempo.
Próxima estación:
la muerte.


Testamento


Regalo mis ilusiones,
mis letras,
y pensamientos;
mis suspiros mudos,
los que nadie escuchó.
Lego mis posesiones
al que le interese,
que ya no me sirven,
y que nunca sirvieron.
Donen mis órganos,
si todavía viven,
si no se fueron conmigo
hacia la nada y los vacíos.
Mis ojos miopes a los tontos,
mi corazón a un despechado,
mi hígado a un borracho,
mi pulmón a un fumador;
mis riñones a los perros,
mi apéndice a un idiota,
mi lengua a un mal poeta,
mi cerebro a un soñador.
Lo que sobre, descuartícenlo,
échenlo a los cuervos
para que cenen conmigo
en una tarde gris;
y mis huesos...
¡Mis pobres huesos!
quémenlos y sóplenlos
hacia un atardecer.
Yo me voy y ya no vuelvo;
seré un recuerdo,
seré un fantasma;
y morirá otra vez
esa parte mía
que regresa al mundo,
como polvo
a un mundo de polvo.
No me lloren, insensatos,
nos veremos en el Juicio
adonde nos mande Dios.
Por ahora hereden mi nada,
lo que jamás fue mío,
y cuando encuentren el silencio
espero, amados míos,
no despedirme otra vez.

9.200 kilómetros, cientos de noches de soledad


9.200 kilómetros,
cientos de noches de soledad,
y mucha niebla entre nosotros...

9.200 kilómetros
desde mi estación de tren
hasta tu puerta,
y te espero todavía
entre silencios y suspiros.

No te vayas más lejos,
que no te oculte la lluvia;
quiero escuchar tus latidos
tras la paredes oscuras...
Y nadar en tus ojos tibios
hasta el fondo de tus palabras,
entre 9.200 kilómetros
y muchas noches solitarias.

Espérame desde la orilla
donde cae el sol;
te esperaré desde la otrotra,
donde se ve nacer.

Publicado en noviembre de 2012

Última actualización: 28/06/2018