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Luis Eduardo Martínez

 


Nació en Medellín en 1987. Estudiante de Filosofía en la Universidad de Antioquia. Ha publicado algunos de sus cuentos y poemas en la revista Punto Seguido, en la revista Versiones de la Universidad de Antioquia, en la revista Ouroboros del corregimiento de San Cristóbal (de la que hace parte del comité editorial) y en la revista virtual Sísifo.



Esta noche
Sólo un dolor tormentoso

La ventana entreabierta

Viento
Negro viento
Que también se ha llevado mi alma

Lo que dijo una de mis voces


Todo se abandona
Todo se pierde tras los ojos
Todo se escabulle por los sentidos y se va con el hastío.

Todo se abandona
Todo se llora y se abandona
Todo se pierde, él no existe, hoy se ha abandonado
Yo soy nuevo, todo se abandona.

Todo se abandona
Y dijo que fueras mi alma
Todo se abandona
Dijo que temblaran mis manos.
Todo se abandona: caminando pereció, escribió, balbuceó.
Todo se abandona.
Perdido en sus almas dijo que no lloraran
Dijo que no llorara
Que todo se abandona, se olvida, se hace nada.


*


Duele mi cabeza,
Duele el alma,
Duele el corazón y las entrañas,
Duele respirar,
Duele sollozar,
Duele caminar y cojear,
Duele el mundo,
Duelen las nubes,
Duelen las montañas;
El aire tiene frío,
La mano se ha cansado y ha puesto el lápiz sobre la mesa:
Duele la mesa.
Las estrellas al fin se han olvidado de mí,
La Luna tan solo es una roca y el espacio negro no tiene importancia.
Duelen los árboles olvidados,
Duelen los ojos al permanecer cerrados;
Duele la vida y la muerte es tan solo un consuelo,
Duelen las gotas,
Duelen los labios y me asesinan los recuerdos.


*


El viento se lleva mi humo por la ventana, parece que el enorme mar se escabulle por ella mientras yo permanezco ahogado en mi silla observando cómo el destino se lleva mi vida. En las madrugadas es agradable observar la niebla: hace tiritar los cuerpos y la ciudad permanece oscura y fría. Mientras tanto, yo, en mi silla triste, observando cómo el frío viento de la ventana se apodera de todo mi humo, practicando el devenir indecoroso del permanecer ahí, percibiendo cómo la angustia se va apoderando lentamente de todas mis ilusiones, esperando a que transcurra la noche mientras a cambio del humo, el viento me obsequia melancolía.

Publicado en noviembre de 2012

Última actualización: 28/06/2018