Felipe Sánchez Hincapié
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 90. Febrero de 2012.
Felipe Sánchez Hincapié
Nació en Medellín en 1989. Artista plástico de la Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango y estudiante de Comunicación Social de la Fundación Universitaria Luis Amigó. Ha participado en exposiciones artísticas y festivales de poesía en Medellín y otros municipios de Antioquia, en el marco del encuentro internacional de arte MDE07 y el IX Festival de poesía “A la sombra de un yarumo” del municipio de Yarumal. Igualmente, ha participado en publicaciones como La Calle: domicilio conocido, México, y ha publicado artículos en la revista Cronopio de Medellín.
El ahogado
No sé nadar,
No sé flotar en mis recuerdos.
Un golpe líquido
Arrasará todo lo que dije y traté de decir.
Lo presiento,
El agua llenará al tope
Este vaso de cristal en el que me encuentro cautivo.
La habitación
A Ethel Gilmour
Ella pinta sobre su cama púrpura
Un tanque de guerra
Haciéndose cenizas al filo del barranco,
Las nubes trazando una espiral en la selva,
La niña que mira por la ventana
A un pájaro acariciando un alambre de púas,
La mano que le dispara al guayacán
Cuyos pétalos cobijan la sombra de un gato extraviado,
Las estatuas del parque oxidándose por la caricia de las estrellas,
Los cardenales buscando su inocencia barroca,
Los soldados de plomo desfilando sobre un sendero de amapolas,
El olvido cobijándose con una colcha de retazos,
La memoria perdida en un trigal,
El viento atravesando un vestido azul,
Y una habitación con los colores de la nostalgia.
La tumba judía
A Manuel Moshe Goldmann
A tu aposento
No se pueden llevar flores,
Sólo las piedras del manantial
Donde lavas tu rostro.
Las hojas secas
Cobijan tus palabras
Y errante es tu alma en el infinito,
Anhelando una tierra prometida.
El exilio en la luna del profeta
Y un alfabeto indeleble
Dan fe de tu existencia.
Felipe Sánchez Hincapié
Haciendo duelo
Guardo luto
Por las líneas de tus manos
Que dibujan una despedida,
Por las alas de una monarca
Que sólo tienen 24 horas para ver el sol
Y revolotear en mi memoria,
Por tu piel que destiñe mi sombra,
Por el espejo roto de Narciso,
Por este minuto de silencio,
Por nuestro diálogo de sordos,
Por las flores del mal
Que planté en mi jardín,
Por mis lágrimas
Que son espejismos en un desierto
Y por mi vida que no ha hecho duelo alguno.
Lenguaje de señas
Beso tus manos
Que dibujan nuestras sombras en el silencio,
Esa línea que nos une y separa.
Publicado en noviembre de 2012