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Fadir Delgado (Colombia)

Por: Fadir Delgado

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 91-92. Junio de 2012.

 

 

Lo que diga está lleno de polvo

 

Debajo de la lengua tengo palabras heridas en combate
Hospitales con sus gasas ahogando la herida
Debajo de mi lengua tengo una legión de escombros
Me he partido los labios por quitar esos restos de piedras pegados a los dientes
Lo que diga está lleno de polvo
De ciudades en ruinas
Lo que diga tiembla como punto de luz en el agua
será siempre un grito encalambrado
Siempre el domingo apuntándome con su escopeta
Siempre los perros abriendo la tierra para mostrarme sus huesos
Siempre la palabra que se escucha como la explosión de un tiro
Esa misma palabra que cava su tumba dentro de mi boca.

 

Cuerpo

Horca donde los vestidos cuelgan.

 

Hada ciega

En la oscuridad alguien dice mi hijo
y la palabra hijo es un puño de espinas que se abre en la garganta
Abre la boca
ábrela bien
y vuelve a decir mi hijo
porque la palabra es agua que comienza a ahogarte los pies

Escarba el agua
quítate el cansancio del viaje pegado al cuerpo
y vuelve a decir mi hijo
mira que hijo no es cualquier filo
cualquier cuchillo
con él podrías cortar un relámpago
cortarme un relámpago
cortarle los ojos a un hada

Te lo pido:

Regálame el hada ciega
Pónmela en el pecho
No me digas de qué especie es
No me llames hada
No me digas el nombre de un pájaro
No clasifiques el vuelo

Déjame el hada
Pero llévate a tu hijo
Antes que la palabra te ahogue
Antes que sea cualquier filo
y no cortes nada con él

Llévate la palabra hijo

Ponle el nombre de un pájaro
Clasifícale el vuelo
Pero llévatela

Te lo pido:

Regálame el hada
Pónmela en el pecho

Hada ciega

Te lo pido:

En esta oscuridad
préstame tus ojos.

 

El hambre se hierve

 

Al olvido lo meto en una jaula para ocultarlo del trueno
Y le abro el pecho para que encierre sus bestias                                                                                      

Alguien me dirá que es demasiado abstracto
Que el olvido no es visible
Que intente ponerlo cara a cara con un objeto
Pero cómo hacerlo
No le conozco la cara
Pero sé que siempre tiene sed
y algo me dice que le gusta atravesarse en el camino para hacerme caer
que cuando estoy más cansada aparece y me golpea la cabeza
Y me hace  retornar al punto de partida

El olvido tiene dientes
Se rasca hasta encontrarse la sangre
Le gusta hervir el hambre
Porque el hambre se hierve
Podría masticarme
Comerse mi carne
Abrirme los ojos
Coserme la boca con las hebras de mi propio pelo
Con mi saliva saciar su sed
Sacar de mis pechos a todas sus bestias
Porque sabe que lo olvidaría
Que no tendría manera de recordarlo.

 

Manifestación de la luz

 

Está en una cueva
Hay una luz que titila
Una raíz de vidrio que le corta los párpados
No es nada más
Sólo un montón de miedo
Un sudor de lodo
Un terrible ruido

La luz tiene espinas
Espinas que le hieren los ojos
El temblor de sus muslos espanta las hormigas sobre el cuerpo
La luz protesta
Es humo
Humo que le arde en los huesos
Cierra los ojos
pero la luz en huelga no se va hasta que los abra
Alguien suelta unos perros rabiosos
El exceso de luz le impide verlos por completo
Tienen colmillos con las puntas brillantes

No sabe adónde huir
La baba de los perros inunda el lugar
Cree que los perros tienen luciérnagas en la lengua
La baba de rabia se le mete en el cuerpo
La luz protesta con un niño en el centro
Un niño cubierto de agujas que se lo arrojan a la cara
Quisiera saber quién está detrás de todo esto
¿Por qué la luz protesta?
¿Quién convoca las marchas?
¿Quién es el líder?
Se quiere arrancar la piel y entregársela a los perros
Un desierto le nace de la boca
Bebe la rabia de los perros
y se hace hambre
me hago hambre                                                            
Tengo un desierto en la boca
Una luz tierra que se mete en los dientes
Un niño de agujas cortándome los ojos.

 

 

El patio

No hay hormigas
No hay hormigas
El patio está enfermo
No hay hormigas
No soportaron los insectos de la fiebre
No soportaron ver al patio tomando la luz
de la tarde como jarabe
El patio está enfermo
Lo sé
¿Pero a dónde van los patios cuando mueren?
¿A dónde irá mi patio cuando muera?
¿Cómo nombraré su muerte?
¿Cómo invitaré a sus rezos?
El patio está enfermo
Lo sé
y no hay hormigas
No hay hormigas
que sostengan su cuerpo cuando caiga.

 

Agujas


A veces los edificios son agujas
Agujas de múltiples ojos
que se cosen entre sí
Agujas atadas
incrustadas en las sombras
se levantan sobre el temblor de los árboles
sobre el temblor de los peces
Se estacionan
como cicatrices
como flores falsas
como piedras altas
como cruces incompletas
como torres baratas sin cuentos de hadas
A veces los edificios son agujas
sobre otras agujas que se cosen los ojos
las palabras
el grito
que van y vienen como flores falsas
como piedras altas
como cruces incompletas
Igual que los edificios
Igual que la agujas.

 

Conversación simple


¿Qué pasaría si se convirtiera
en pez o tal vez en murciélago?
Nada
Simplemente el teatro se quedaría sin piano

 

CIUDAD DE ARRUGAS

 

Hemos comprado la muerte y la estamos pagando a plazos
Qué se puede decir si la mentira sólo nos funciona cuando
somos niños y la risa es una máscara que se alquila a bajo precio.

El cine abandonado en la esquina como ropa vieja
Las calles llenas de graffitis de gente que sé hasta el
silencio se lo han tenido que guardar en los bolsillos.
Dioses guerreros
Rezos antiguos
Tristes iglesias y este desarraigo absurdo de la palabra
Aunque necesitemos de un rincón
se debe entender que hay demasiados mares entre
la mentira y el secreto

Todo recuerdo trae su dolor bajo el brazo, como las noches
que arrastran soles para semifelices de los sábados o
escalofríos repartidos como gatos alegres.

Alguien habla de disfraces del teatro callejero y la burla.

Aun así no se puede evitar la verdad inconclusa
Los cementerios del amor
El aliento seco de las piedras

Esta ciudad de arrugas, de mármoles carnales no habla. Sólo
entrega el aullido del último abrazo, el peligro del cuerpo.
Me entrega la angustia del perro callejero.
Tambores en las esquinas llamando tradiciones
La actitud aburrida del teléfono.
-Relojes mentirosos- la piel no resistirá el sudor de los asfaltos.
La guerra también pedirá auxilio y entonces no se podrán
hacer juguetes de tierra. Hasta las ruinas de la ciudad nos abandonarán.

Tristes iglesias
Dioses guerreros
Rezos antiguos
Seremos relámpago de los soles. Seremos celdas del asombro.
Tal vez llegarán los días donde las máscaras no tendrán un bajo precio
y entonces deberemos pintarnos la risa con retazos de miseria.

 

PIANOS DE SAL

 

Este noviembre de sal no podrá entender la risa desnuda
Y entonces habrá que ocultarse en el borde de un sol viejo,
arrebatarle las máscaras a esta ciudad roja.

Habrá que incrustarle un piano al dolor.

Lejos de todo este absurdo sólo existe el sobresalto
de otras ruinas, los escalofríos del domingo.
Pero también alguien debe creer que al otro lado hay un
cementerio de bocas y abrazos son crucificados en los espejos.

Aún así, hace feliz un juguete de hierro. Todavía no espantan los relámpagos.
Hay diarios de mal olor e innumerables adioses que caerán sobre la espalda.
Se deberá hablar del asombro o comerse la verdad de las piedras.
Dejar mordeduras en este intento inútil de querer.

Cuando todo suceda
Quizás el mundo se trague diciembre. Alguien multiplicará
la infancia de los sábados. Y se detendrá la tragedia del reloj

Aunque hayan tantos abismos en las ventanas nadie despojará la risa.
Cuando todo suceda
La luna se encenderá con el maúllo de los gatos.

Habrá que incrustarle un piano al dolor

Pero no todos lo pianos son azules.
Algunos son de sal y noviembres.

 

HIJA DE LOS PECES

 

Hija de los mangos
Has venido a recoger los muertos
Has venido a recoger la gaita
No insistas en curar a esta ciudad
La gente se cubre de tierra para luego limpiarse
y no pasa nada
Hija del maíz sol
Es tan doloroso mantener los ojos abiertos
Sostener esta masa de carne sobre los huesos
Hija de los metales
He encontrado telarañas en las manos y una lágrima vieja
Una lágrima de aquel noviembre en mi oído izquierdo
Todo es por esa mala costumbre de llorar boca arriba.
Hija de la nada
Allí esta la gaita
Hija de los sueños
No llueve
Es sólo el sudor de pan- gu
o tal vez los cabellos de la diosa Aditi cansados de parir ríos condenados
Allí esta la gaita
Hija de los peces
La encontré sin sus labios de plumas
Su cuerpo de madera es una calle de cicatrices
Allí esta la gaita
Ni el dios Pan podrá salvarla
Me mira
Y ahora es una gaita sin palabras
Hija de las aguas
La sueño como el pez heroico de la India
Y pienso en aquel mito chino
en donde el agua y la sangre nacen de un huevo negro
Hija de los metales
El desconoce la ira de las seis de la tarde
Las agujas hirvientes del medio día
Dios de la luz
Él no sabe que la gaita ha muerto
La gaita es un cuerpo de cenizas que danza el baile de la nada
Danza para ti
Hija de los mangos
Que has venido a recoger los muertos

 


Fotografía Nidia Naranjo

Fadir Delgado nació en Barranquilla, Colombia, en 1983. Autora de los libros: La Casa de HierroEl último gesto del pezNo es el agua que hierve(Colombia); Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador), Sangre seca en el espejo(Costa Rica).

Profesional en Comunicación social. Magister en Creación literaria. Sus textos han sido publicados en diferentes revistas literarias nacionales e internacionales. Invitada a distintos festivales y encuentros culturales  en  Europa, Latinoamérica, Canadá y Egipto. Sus textos han sido traducidos parcialmente al inglés, al árabe, al francés, al italiano y portugués.

Premio Distrital de poesía del Portafolio de Estimulo de Barranquilla 2017. Premio Distrital de Cuento 2018. Premio en Poesía del Concurso Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura (Colombia). 2014.  Ganadora de la Residencia Artística en Montreal por parte del Ministerio de Cultura de Colombia y el Consejo de Artes y Letras de Quebec, en el área de literatura. 2013.  Ganadora de la convocatoria internacional de la Oficina de la Juventud de Québec para participar  en un intercambio literario en esta Provincia. 2010. Su libro El Último gesto del pez fue traducido y publicado al francés por  la editorial Encre Vive de Paris en el 2015. Se desempeña como tallerista literaria y es coordinadora de la Fundación Artística Casa de Hierro de Barranquilla.

...La creación escrita es una posibilidad de rescate, y lo más urgente para rescatar es la condición humana, la cual no traduce hacer uno que otro raciocinio, caminar o hablar, sino un compromiso mucho más complejo que significa no pensarnos desde lo individual sino desde lo colectivo; para ello debemos reconocer que existe el otro, que podemos comenzar a imaginarnos y a pensarnos juntos. Es así como el universo de la escritura a través de sus propios tejidos nos cuenta otros contextos, nos reinventa otros escenarios a partir de una realidad que se distancia de aquella que se muestra en esos espectáculos mediáticos que comercializan la tragedia, reduciéndola a un vulgar y banal melodrama...

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Última actualización: 19/04/2021