Keorapetse Kgositsile (Suráfrica)
Por:
Keorapetse Kgositsile
Traductor:
Nicolás Suescún
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 91-92. Junio de 2012.
Escribieron los dioses
Somos el aliento de una gota de lluvia
De un grano de arena en el viento
Somos la raíz del baobab
Carne de este suelo
Sangre de la elegante maleza del Congo
Como un pecho de oscura nube
O leche fluyendo a lo largo de gimientes años
También sabemos
De siglos sin gusto
De mierda blanca bajando por el espinazo
La elección es nuestra
La vida también
La música de nuestra risa renace
Tyityimba o pasión bugalú
De los dioses con ojos de sol de nuestra sangre
Risas en la noche, y también de día
Y atravesando américa ciudades viciosas
Se derrumban con estruendo. ¿No estaba
Todo escrito por los dioses?
¡Dale la vuelta a todo!, dije,
Que todo fluya
Al ritmo de nuestro movimientos,
¿no sabes que éste es el amor supremo?
John Coltrane John Coltrane dile a los ancestros
Que escuchamos y oímos tu mensaje
Diles que nos diste pistas para andar
Coltrane y ahora sabemos
Que la elección es nuestra
Como también la mente y también los encuentros
La elección es nuestra
También lo es el principio
“No estamos para llorar eternamente”
La elección es nuestra
También lo es la necesidad y el deseo
La elección es nuestra
Y también lo es la visión del día.
Notas casuales para mi hijo
Cuidado hijo, las palabras
que portan el alto volumen
del deseo ciego también portan
el fango de la ilusión
goteando como pus de la apaleada espalda del esclavo
es decir, ¿hablan del poder negro cuyos ojos
no amenazarán el rápido blanqueamiento de su propia intención?
¿qué días heredarás?
¿qué sombras habitarán tus silencios?
He aspirado a la expresión durante todos estos años,
un elegante pasado es la palabra más elocuente. Pero aquí ahora
nuestra lengua se seca convirtiéndose en larvas al continuar nuestra
viscosa muerte y sonrisa. Salvo que hoy se usan alaridos
de orgullo y belleza como si no se supiera que
los esclavos y los muertos no tienen belleza alguna.
Hay confusión
en mí y a mi
alrededor. Este dolor no era
del pasado. Este dolor no
era porque habíamos fracasado
en comprender:
esta tierra era mía,
era confusión y temores prestados
Nos erguimos como arbustos
marchitos en este pedazo de tierra
el suelo reseco y cuarteado
y entre las grietas mi grito:
¿Y qué formas
de asentimiento y ascensión
debe la gente el ojo del recién nacido
conocer el resuelto deseo?
Ninguna atemorizada lágrima llega a caer
en la elegancia del fuego. He caído
con todos los nombres y no soy más
que el ojo recién nacido, tan viejo
como el parto,
¿debe tocar el día que hablando
en mi lengua, diré hoy nos movemos, nos movemos?
Angustia mayor que el dolor
Si al destruir todos los mapas conocidos
se borraran todas las fronteras
de la faz de la tierra
diría yo que nos dejen
hacer una hoguera
para recuperar y cantar
a la persona humana
Refugiado es una carga ominosa
incluso para que un niño la lleve
para algunos niños
la palabra hogar
no podría tener otro significado posible
pues
desplazado
frontera
refugiado
deben soportar dimensiones de barbaridad y terror
más allá de cualquier horrible pesadilla
que cualquiera pudiera experimentar o imaginar
Vacíos sus jóvenes ojos
privados de una visión del futuro
al que tienen derecho
puesto que no escogieron nacer
dónde y cuándo lo fueron
vacíos sus infantiles vientres
hinchados por la desnutrición
y gruñendo como los perros bien alimentados
de algunos que pretenden preocuparse
por las violaciones de los derechos
humanos.
¿Los puedes ver ahora
tropezando desde ninguna parte
hasta
ninguna parte
entre
la nada
y
la nada?
Consideren
la prematura muerte de sus jóvenes sueños
y en qué vacilantes recuerdos ahuyentan
la esperanza de lo que ha debido ser
con una indeleble inscripción en sus ojos jóvenes
Tal vez
debería pedir prestada
de nuevo la voz del que recuerda
mientras pueda, y decir:
tener un hogar no es un favor
Orígenes
Profundo en tus mejillas
tu risa específica posee
todas las cosas al sur de los fantasmas
que alguna vez fuimos. Justo adelante
La memoria nos llama desde el futuro
tú y yo una tribu de colores
esta canción que baila
ritmos divinos para dar a luz
a las huellas de la memoria
a las que el alma misma aspira. Canciones
de orígenes canciones de constantes principios
qué es esta cosa llamada
amor
Aquí no hay serenidad
Un omelette no puede deshacerse. Ni siquiera uno hecho en el crisol de un sórdido diseño europeo del siglo diecinueve.
Cuando Europa dividió este continente en pequeños rincones de su avidez y codicia imperialista no fue por razones estéticas, y tampoco en aras de algún interés, intención o propósito africano.
¿Cuándo, entonces, la barbaridad de la avidez y la agresión imperialista se volvieron algo tan nefasto que ahora torturamos, mutilamos, asesinamos de modos horribles más allá de la imaginación, violamos mujeres, hombres y hasta niños y criaturas por haber despertado sobre lo que ahora reclamamos, con perversa posesividad y chovinismo territorial, para estar dentro de los límites que sólo hasta ayer eran definidos arrogantemente donde una propiedad europea terminaba para que comenzara otra?
En mi lengua no hay una palabra para referirse a ciudadano, que es un ingrediente de ese omelette del siglo diecinueve. Esa noticia nos llegó como parte del paquete que contenía la Biblia y el rifle. Paro moagi, ciudadano, existe y nada tiene que ver con algún límite o frontera que puedes o no haber cruzado antes de despertar en el pedazo de tierra donde vives ahora.
Sin Límites
No poseo alas
ni la malignidad del brujo
pero, créanme, puedo volar
y también puedo ser un paisaje de espejos
que nombran todo lo que se mueve
o pretende estar vivo
en la envergadura de mi deseo
fácil como el rayar del día
puedes recordar fácilmente
que puedo volar a cualquier lugar
o a un momento fértil de la memoria
o crear nuevas cosas sin límite
aunque nuestras vidas sigan siendo tan patéticamente prosaicas
Con fundada esperanza
y resolución debemos saber
cómo avanzar hacia un escenario
donde nuestros sueños no puedan volverse pesadillas
donde siempre tengamos presentes nuestros sueños
en los que debemos de nuevo
enrojecer los pliegues más negros
de nuestra memoria y voluntad.
Keorapetse Kgositsile Nació en Johannesburgo en 1938. Poeta, performer, ensayista y profesor universitario; destacado dirigente del Congreso Nacional Africano, fundó el Departamento de Arte y Cultura inspirado en la lucha contra el Apartheid. Exilado en Estados Unidos, desarrolló una amplia reflexión acerca de la literatura y la cultura afroamericana y fue reconocido por sus lecturas en clubes de jazz de Nueva York. Fue uno de los primeros en establecer un puente entre la poesía negra norteamericana y la poesía africana, y uno de los primeros poetas y el más significativo del movimiento Pan-Africano.
Fundador en Harlem del Black Arts Theatre, vio el teatro negro como una actividad fundamentalmente revolucionaria, cuyo objetivo debía ser la destrucción de los arraigados hábitos de pensamiento, responsables de las percepciones negativas de la población negra, tanto por la gente blanca, como por ella misma. “Vamos a la destrucción de los símbolos que han facilitado nuestro cautiverio. Vamos a crear y establecer símbolos para facilitar nuestro comienzo necesario y constante”.
Su obra reconoce y celebra influencias y amistades con otros artistas y, en particular, su profundo amor por el blues y el jazz. Su poesía centellea y
palpita con citas de canciones, referencias a la música y, sobre todo, a los propios músicos, como Billie Holiday, Nina Simone, B.B. King, Otis Redding, John Coltrane, Art Blakey, Gloria Bosman, Johnny Dyani, Hugh Masekela y Pharoah Sanders.
Entre sus libros de poemas, se encuentran: Spirits Unchained; For Melba; My Name is Afrika; Places and Bloodstains: Notes for Ipeleng; The Present is a Dangerous Place to Live; When the Clouds Clear; To the Bitter End, If I Could Sing: Selected Poems; This Way I Salute You.