Maram Al-Masri, Siria
Por:
Maram Al-Masri
Traductor:
Pilar Garri
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.
De Señales del cuerpo
Señal 1
así nos encontramos
cara a cara...
pecho con pecho
vientre con vientre
nos estrechamos
hasta confundirnos
envolviéndonos dilatándonos...
nos enroscamos
nos apartamos nos atraemos...
nos empujamos nos apretamos
sudamos
temblando
hasta dar a luz
Señal 2
ante ella me postro
con ardiente deseo
con toda la humildad
de mi ser
con la sabiduría que la edad
ha inscrito en mí
la llamo... le suplico
que se entregue
me desprendo
de todo lo que sobra
de las envolturas
que me oprimen
retiro el cuerpo
contentándome
con el alma que habita
el templo de mis huesos
Señal 3
desnudo el alma
la tiendo en una cama
blanca
roja
... negra
la miro con ojos vacilantes y luego
fijo la mirada... sin vergüenza
sin temor a la belleza y la fealdad
quiero conocerla
que sea testigo
del paso de la vida
del paso de la muerte
la alzo como la columna de Simeón
expuesta a los cuatro vientos
y al quinto viento
que desciende del cielo
y cae como los rayos
Señal 4
ella es
una invocación
a las potencias
al conocimiento
a los recuerdos
a los besos que hemos vivido y soñado
la ebriedad
que se apodera de nosotros
el ruido
del agua que mana
que llega desde lejos
-la cima de un monte
el fondo de un valle-
que sube desciende
arrolla tropieza
se desnuda y se cubre
Señal 5
aparezco en las mujeres
me disperso para ser
cada una de ellas
veo mi mirada en ésta
mi risa
en los labios de aquélla
mis lágrimas
asoman a sus ojos
y por sus cuerpos
circula mi alma
se parecen a mí y yo a ellas
en ellas me conozco
me divido
y me completo
Señal 19
no llega el fragor de las almas
a oídos del guardián del fuego
se rompe en el cristal
que nos separa
encarcelándonos
en lo visible
el sollozo de las palomas
no llega hasta las grutas
sino desaparece
en un espacio mudo
no tiene color el sufrimiento
la esperanza no tiene color
como un útero de mujer
el cielo traga los rezos
como un teléfono público
en un barrio ruidoso
hay una voz que gime
balanceándose
sobre una cuerda floja
no la oyen
ni los santos ni los ángeles
ni los perros que duermen
a la entrada del cercado
y de la carne de los corderos
protegen a los lobos
quema el mediodía
y la mañana
duele
como la hinchazón
sufre
como el pastor de cumbres
en su altitud perdidas
las nubes no albergan
la esperanza
de cambiar la dirección
del viento
Señal 21
llegada la mañana
tal vez se calmen
los toros
tras enfrentarse
a los espectros de la noche
sus heridas recientes
han de cicatrizar
antes de abrirse de nuevo
las almas
que no han vuelto
a confiar en sus cuerpos
los abandonan
por pieles más tersas
para brotar sin raíces
en relaciones breves
y sentimientos nuevos
los que han perdido
las grandes batallas
se regocijan con sus victorias
sobre las hormigas
el amor
como una hoja
está gastado
por palabras de tristeza
un árbol
que en el pasado
colmaba
la savia de la pasión
no es ahora más que leña
despojada de ilusiones
cuyos recuerdos
olvidaron el color
no hay hierba bajo el pino
tendida en la tierra
su pelambre
impide que pasen
el sol y la lluvia
e incluso
que las lanzas de los sueños
atraviesen
su interior
Maram Al-Masri nació en Latakia, Siria, el 2 de agosto de 1954. Se trasladó a París en 1982, después de estudiar literatura inglesa en Damasco. Ha tomado parte en varios festivales internacionales de poesía en Francia, Argentina, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Italia, Suecia, Túnez, Siria, Egipto, Marruecos, Kuwait y España. Ha publicado los libros de poemas: Un habitante de la Tierra que amenaza con una paloma blanca, 1984; Cereza roja sobre azulejos blancos, 1997, Premio Adonis del Foro Cultural Libanés a la mejor creación árabe en 1998; Te miro, 2000; El regreso de Wallada, 2007; y Señales del Cuerpo, 2010. Su voz personal está repleta de matices y es certera como un arquero zen, al decir de Luis Alberto de Cuenca. Sara Castelar Lorca afirmó sobre la poética de Maram Al-Masri: “Resulta curioso observar cómo esta poesía de origen árabe se sigue sustentando en los aspectos positivos de la existencia, también en la poesía escrita por mujeres, la idea central siempre es la vida, todos sus recodos y es a partir de este elemento vital desde el cual se va construyendo ese universo poético donde la sensualidad, el erotismo y la feminidad conviven de forma innata con todas las realidades del mundo, sus miserias y sus gozos”.
Publicado en agosto de 2013