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Ingrid Fichtner, Suiza

Clausura del 23º Festival Internacional de Poesía de Medellín. En el micrófono Ingrid Fichtner.
Fotografía de Nidia Naranjo

Por: Ingrid Fichtner
Traductor: José Luis Reina Palazón

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.

 

Notas, concernientes al tiempo,

O a los colores, y a la lluvia, puede ser,
lo que quiera que haya de ser, una historia 
acerca de leones o peces, volando
sobre y en torno a una mesa de ajedrez, 
estruendo—y en alta mar, las 
velas sostienen, o será sólo algún estremecimiento
de luz, algún ángel necesario,
disolviéndose en plata, o en oro,
una relación de luz, una palabra
como abundancia o calor
prescritos, algún garabato y,
circunscribiendo las olas, conocimiento, 
y que después de la lluvia habrá aire

 

Manchas de oro, de pronto llameantes

un color de cielo, y más grande, el cansancio 
del día transformándose en negro pero
tú no sabes dónde estás
en la niebla, y cierras tus ojos,
la belleza está donde los ojos descansan,
y cierras tus ojos
para ver lo que el agua ve;
y caminas las calles
silenciosamente y muy de prisa,
toda otra parte…

 

 

La capa de cenizas, pintadas de blanco las líneas

la inmovilidad de los campos, lava, y en capas, pero
cuál sombrea cuál sonidos, una serie 
de estratos, en algún punto del cielo, y cómo te estás 
desperdiciando a ti mismo; semejante presencia. Y ardiendo más allá,
verdaderamente,  en tu corazón o atrás; cantando en el  
extremo, muy bajito; los pájaros se encumbran, y aún más arriba,
y pasando, se van

 

 

El mínimo blanco

capitulum, inflorescencia, el sol irrumpiendo
súbitamente, y aún real, una frase, suelta al acaso,
grabada, la hierba estaba aún mojada. Y de nuevo 
el puñado de agua; como luz diurna, intricadamente tejida
las rocas, una inflorescencia de rosa daphne laureola;
el semidesierto, firma, muesca o surco, las palabras
materiales, o iniciales disolviéndose en plata o en oro, lenguas 
de ángeles y aun reales. Eso  podría ser, 
esencialmente, voz de cabeza o de un pájaro, y por qué 
ese cielo más claro

 

A voz en cuello expuesta a los elementos

el salvaje atraer y llamar.
Más tarde las alas de nuevo bien extendidas.
En cortos intervalos o en absoluto.
Allí delante. O
donde leones se echan, frente al aire de la tarde, contra
el verano, sobre raras hojas: blanco
que cae
 

 

... El cuento acontecido, la cuchilla

de una palabra, dorada, el raigambre un
laberinto, alumbrando, la imagen de un santo, detrás de cristal;
y que la historia sigue adelante, y lo que ahí se
encrespa y bajo el tacón astilla hielo, tal vez
algas heladas, o un temblor de luz, de dentro
y fuera a la vez una palabra, casualmente y
sobre el todo, puro iluminar
y detrás la mar, flameante

 

Alas, Fragmentos; 
        el Ángel

silenciosamente se vierte   algo de amarillo   y fluye   algún paisaje
                        pinta mediodía de Domingo y el sendero.
y vaga  de sombra a sombra
y mira el arrogante álamo
y hojea a través de las hojas
y ve un árbol     (o un grupo de)
y tiene un milagro de colores en su mente
e inventa un jardín italiano


y esparce un mundo en breves colores
y da pasos y persigue cosas sucias
                    y brillantes
e intercambia el rostro
y toca algún alma
y bordea algún alma
y arrastra la misma alma un poquito más allá
y levanta alguna claridad

y resplandece el ala
y dispone algún prado
    (primavera    itinerante    deslumbrante)
y se recuesta contra un manzano
y ve alguna otra cosa
 
y recoge blanco
y escucha bajo la lengua
y dobla cosas

y barre fuego
y nutre viento
y desata un labio
y desmenuza luz y...y suelo
y permanece en brazos
y rápido inventa algún sueño

y poda pastizales rociados de la mañana
            (pasa un número de 
                     cosas ... ¡silencio siendo cierto y seguro!)
y examina las flores hablando en acertijos
y se para junto a las llamas
y asedia al alma
y pliega algún cielo
y empuja    algún color    más adentro    en algún brillo


 
y susurra en arbustos 
y cosquillea y pellizca tras la nuca
y traza una voz
y ahoga rosas 
y nutre las llamas
aleteando como si hubiera un corazón implicado
                (o algún cielo ascendiendo
                bajo algún párpado)

y explica algunas cosas
    (como si él fuera capaz de escribir acerca del infinito)
y cuenta con dedos y llena el tambor
             con nada y con pájaros
y traiciona por una onza 

y protege alguna lluvia
         (cada objeto siendo muy particular)
y chasquea algún rojo
y cubre algún campo


y deambula alguna plaza
        (alguna efervescencia furiosa)


y la deja desintegrar sin ningún ruido

El Poema: Un Modelo de Realidad, un Modelo de Posibilidad escrito para su participación en el 23º Festival Internacional de Poesía de Medellín


Ingrid Fichtner (Suiza)
. Fotografía: Festival de Poesía de Medellin Ingrid Fichtner  Esta autora suiza nació en Judenburg, Austria, el 26 de febrero 1954. Estudió Inglés y Artes en la Universidad de Viena. Ha vivido en Estados Unidos y Suiza y ha publicado su obra en Suiza, Austria, Alemania y Estados Unidos, desde 1993. Ha publicado entre otros, los libros de poemas: Genaugenommen. warum rosen, 1995; Fortschrift. Oder das Gesicht, 1998; Farbtreiben, 1999; Das Wahnsinnige am Binden der Schuhe, 2000; Luftblaumesser, 2004; y Lichte Landschaft, 2012. Por su obra poética ha obtenido premios y becas, por parte de la ciudad de Zurich y de Pro Helvetia. Sus poemas en inglés fueron escritos por ella en esta lengua, o traducidos por ella. Ha trabajado en asocio con músicos y compositores (entre ellos Katharina Klement, Daniel Studer, Claudia Binder, y, en particular, con Alfred Zimmerlin).

Publicado en agosto de 2013

Última actualización: 25/01/2022