Ingrid Fichtner, Suiza
Por:
Ingrid Fichtner
Traductor:
José Luis Reina Palazón
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.
Notas, concernientes al tiempo,
O a los colores, y a la lluvia, puede ser,
lo que quiera que haya de ser, una historia
acerca de leones o peces, volando
sobre y en torno a una mesa de ajedrez,
estruendo—y en alta mar, las
velas sostienen, o será sólo algún estremecimiento
de luz, algún ángel necesario,
disolviéndose en plata, o en oro,
una relación de luz, una palabra
como abundancia o calor
prescritos, algún garabato y,
circunscribiendo las olas, conocimiento,
y que después de la lluvia habrá aire
Manchas de oro, de pronto llameantes
un color de cielo, y más grande, el cansancio
del día transformándose en negro pero
tú no sabes dónde estás
en la niebla, y cierras tus ojos,
la belleza está donde los ojos descansan,
y cierras tus ojos
para ver lo que el agua ve;
y caminas las calles
silenciosamente y muy de prisa,
toda otra parte…
La capa de cenizas, pintadas de blanco las líneas
la inmovilidad de los campos, lava, y en capas, pero
cuál sombrea cuál sonidos, una serie
de estratos, en algún punto del cielo, y cómo te estás
desperdiciando a ti mismo; semejante presencia. Y ardiendo más allá,
verdaderamente, en tu corazón o atrás; cantando en el
extremo, muy bajito; los pájaros se encumbran, y aún más arriba,
y pasando, se van
El mínimo blanco
… capitulum, inflorescencia, el sol irrumpiendo
súbitamente, y aún real, una frase, suelta al acaso,
grabada, la hierba estaba aún mojada. Y de nuevo
el puñado de agua; como luz diurna, intricadamente tejida
las rocas, una inflorescencia de rosa daphne laureola;
el semidesierto, firma, muesca o surco, las palabras
materiales, o iniciales disolviéndose en plata o en oro, lenguas
de ángeles y aun reales. Eso podría ser,
esencialmente, voz de cabeza o de un pájaro, y por qué
ese cielo más claro
A voz en cuello expuesta a los elementos
el salvaje atraer y llamar.
Más tarde las alas de nuevo bien extendidas.
En cortos intervalos o en absoluto.
Allí delante. O
donde leones se echan, frente al aire de la tarde, contra
el verano, sobre raras hojas: blanco
que cae
... El cuento acontecido, la cuchilla
de una palabra, dorada, el raigambre un
laberinto, alumbrando, la imagen de un santo, detrás de cristal;
y que la historia sigue adelante, y lo que ahí se
encrespa y bajo el tacón astilla hielo, tal vez
algas heladas, o un temblor de luz, de dentro
y fuera a la vez una palabra, casualmente y
sobre el todo, puro iluminar
y detrás la mar, flameante
Alas, Fragmentos;
el Ángel
silenciosamente se vierte algo de amarillo y fluye algún paisaje
pinta mediodía de Domingo y el sendero.
y vaga de sombra a sombra
y mira el arrogante álamo
y hojea a través de las hojas
y ve un árbol (o un grupo de)
y tiene un milagro de colores en su mente
e inventa un jardín italiano
y esparce un mundo en breves colores
y da pasos y persigue cosas sucias
y brillantes
e intercambia el rostro
y toca algún alma
y bordea algún alma
y arrastra la misma alma un poquito más allá
y levanta alguna claridad
y resplandece el ala
y dispone algún prado
(primavera itinerante deslumbrante)
y se recuesta contra un manzano
y ve alguna otra cosa
y recoge blanco
y escucha bajo la lengua
y dobla cosas
y barre fuego
y nutre viento
y desata un labio
y desmenuza luz y...y suelo
y permanece en brazos
y rápido inventa algún sueño
y poda pastizales rociados de la mañana
(pasa un número de
cosas ... ¡silencio siendo cierto y seguro!)
y examina las flores hablando en acertijos
y se para junto a las llamas
y asedia al alma
y pliega algún cielo
y empuja algún color más adentro en algún brillo
y susurra en arbustos
y cosquillea y pellizca tras la nuca
y traza una voz
y ahoga rosas
y nutre las llamas
aleteando como si hubiera un corazón implicado
(o algún cielo ascendiendo
bajo algún párpado)
y explica algunas cosas
(como si él fuera capaz de escribir acerca del infinito)
y cuenta con dedos y llena el tambor
con nada y con pájaros
y traiciona por una onza
y protege alguna lluvia
(cada objeto siendo muy particular)
y chasquea algún rojo
y cubre algún campo
y deambula alguna plaza
(alguna efervescencia furiosa)
y la deja desintegrar sin ningún ruido
El Poema: Un Modelo de Realidad, un Modelo de Posibilidad escrito para su participación en el 23º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Ingrid Fichtner Esta autora suiza nació en Judenburg, Austria, el 26 de febrero 1954. Estudió Inglés y Artes en la Universidad de Viena. Ha vivido en Estados Unidos y Suiza y ha publicado su obra en Suiza, Austria, Alemania y Estados Unidos, desde 1993. Ha publicado entre otros, los libros de poemas: Genaugenommen. warum rosen, 1995; Fortschrift. Oder das Gesicht, 1998; Farbtreiben, 1999; Das Wahnsinnige am Binden der Schuhe, 2000; Luftblaumesser, 2004; y Lichte Landschaft, 2012. Por su obra poética ha obtenido premios y becas, por parte de la ciudad de Zurich y de Pro Helvetia. Sus poemas en inglés fueron escritos por ella en esta lengua, o traducidos por ella. Ha trabajado en asocio con músicos y compositores (entre ellos Katharina Klement, Daniel Studer, Claudia Binder, y, en particular, con Alfred Zimmerlin).
Publicado en agosto de 2013