Gabriel Okoundji (Congo)
Por:
Gabriel Okoundji
Traductor:
Rafael Forero Mendoza
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.
De la pantera
Para Aimé Césaire
Ninguno me hará creer a mí nacido en la sabana
que una pantera
se desviste de su pelaje
para disolver en el anonimato
toda huella de su piel
¿Por qué y a nombre de cuál paga se atrevería ella?
Samurai de planicies siempre de pie
en la selva del tiempo
siempre de pie
en tu mirada que se mira en las tinieblas
ngo=ngo=ngo= tu nombre paralelo al sendero
ngo+ngo+ngo= lo que nadie sabe leer
yo mismo no sé más escribirlo
¡Césaire!
Plegaria a los ancestros
(Fragmentos)
I
Despertad, luciérnagas de mi infancia
yo estimé mal las turbulencias de mi profundo destino
no creáis a esta locura que cubre mi rostro y mis pies
no es de ella, ni de su matriz que yo nací
Perdonadme todas estas esperas infieles
no tengo patria donde grabar mis júbilos
y mi razón, día tras día lentamente se encierra
en la arena de la incoherencia sin límite de mis sendas
II
Ancestros, el sol se ocultó tras la colina de vuestra palabra,
de mis dos manos y del eco de mi voz, os lo ruego
os ruego con todas mis lágrimas en nombre de la Alima
decidme la etnia del valle donde se cultiva la sapiencia
Estrellas vosotras que abrigáis mis ascendientes en el segundo
horizonte
subid la voz, aumentad el hambre de mi vista
y que crezca en mí la esperanza entera de una visión
más allá de los vapores del cielo, del frío y del viento de los océanos
III
Memoria, memoria ¡oh! ¡cuánto ha envejecido el tiempo en mis arrugas!
de un cielo al otro, mis recuerdos se cubren de vejez
hace negro, la noche como un río que fluye ha ganado sobre el día
y las tinieblas se llevan en sus mares los sueños de mi juventud
Éramos cinco y cinco, hijos e hijos, hombres en medio de los hombres
Nicolás cantaba, y el gozo subía para ennoblecer el color del sol
éramos el viento de la mañana que bate sus alas en el horizonte
memoria, memoria, ¡oh! ¡lo que fue el hombre está ahora abolido!
IV
Mujeres con el vientre empobrecido, vosotras madres, vosotras tías, Ampili y Ndzam miradme, vuestro hijo que cae, los pies descalzos, enceguecido por el crepúsculo
mis ojos observan el olvido frente al vacío de los cielos mudos de la errancia
dadle a mi canto los favores de una danza al soplido de mi infancia
Vosotras abuelas, hembras ultrajadas, mujeres honorables, decidme ¿en qué devinieron esos infantes soñadores del lejano paraíso de Okondo
aquellos mismos que danzaban el trance de risas ofreciendo sus voces a los ancestros?
decidme, mi cerebro sin gloria mendiga la luz de vuestra palabra
V
Majestuosa tierra de Mpana con naves cargadas de dolor
tierra nacida de la herida profunda de un corazón traicionado
tierra de cenizas, territorio de inmensos rayos
¿qué han hecho del aliento Tegué de tus maestros feticheros?
Tierra de desgracia, la miseria del Hombre es ciega
los Mwènè anuncian el destino en el trasfondo de las almas
el destino todo silencioso está en la sombra de los ruidos de la noche
pero he aquí que la sabana ha perdido la cara de la pantera
Del canto sobre un aire de silencio
La canción del paseante
El silencio es lugar de todos los lugares
vocablo de todos los vocablos
espacio del vacío
vacío del espacio
conquista del eco…
El silencio es himno
del pensamiento que resiente
de la emoción que piensa
lenguaje en el lenguaje
el silencio entiende
el silencio mira…
El silencio es sin cuerpo
pero su alma más vasta que el tiempo:
¡inconmensurable!
pero su alma muy grande, muy grande:
¡refugio sin refugio!
pero su alma, pero su alma …
no hablemos más …
el arco iris atestiguará
el arco iris atestiguará
el arco iris atestiguará … (¡silencio, por favor! )
(Fragmento de Plegaria a los ancestros)
Viento loco me golpea
¿Dónde estás tú?
¿es de nuevo la errancia?
falta de tierra
el río se esposa con la mar
dentro del arenal de las almas
Aquí o allá
la marcha es nuestra danza
a usar sobre los caminos de nuestro recorrido
agitador del rayo, dime
ilumina mi rumor
¿es de nuevo la errancia?
¿por cuál enigma a resolver bajo el murmullo?
¿por cuál respuesta?
¿del Hombre
al hombre?
¿dónde estás tú?
madera de hierro madera de tierra
nada tan cierto evoca tu nombre
aquí la tierra
mira
es ella, una verdadera dicha…
la tierra que canta por salvas
te jubila de su vigor
de noche en sueño de día
de días parecidos a las noches
con palabras
con palabras que brotan
como río yendo al mar
palabras que saben
palabras que salvan
palabras que soplan
siempre
en las fuentes del aliento
siempre
al horizonte del árbol
el árbol de la palabra
a las raíces de árboles
al tronco de árbol fuera de grieta
vertical como tu nombre
inmóvil como tu historia
y tu voz al borde de la profecía
incansable como una
montaña
abierta en su cumbre
profunda en su zócalo
madre de montañas
¿dónde estás tú?
¿es de nuevo la errancia?
la noche entera me habla
a la hora de lunas estrelladas
la noche me habla
al grito de instinto fraternal
y tú allí no estás
mi aliento se embriaga como una humareda
en la quemazón de mis pulmones
y tú no escuchas
dame tu presencia
yo reclamo tu presencia
entre dos y dos ecos
del corazón
de la sangre
de nuestro aliento
viento loco me golpea
la locura le es infiel a la locura
la mirada del cielo me asombra
la razón es inocente
oh vías sinuosas de mi alma el grito de la pantera no tiene eco
sino en la sabana de sus orígenes
si viento loco me golpea
y mi boca
carece de palabras
no me entregues
al desafío del sol
la última palabra es para la noche
no entregues mi cuerpo
en pleno mediodía de su sueño
en mil pedazos
no me pierdas
al vértigo de la verdad
viacrúcis de pies de tierra
nosotros seremos la presa
nosotros seremos la sombra
nosotros seremos la huella que escribe la huella
nosotros seremos el sueño en el alma del sueño
sobre el gran camino andado
¡mira!
la aurora no está a lo lejos
el cielo está en secreto
el verbo se libera del verbo
y tú
venido al mundo en piel de negro
nacido en el umbral
de una sombra de fuego
en lo invisible de mundos invisibles
en el lugar del alba
donde maduran los crepúsculos
día tras día
sol y luna reunidos
agitador del rayo
he aquí tu huella
al término
de tu marcha
tu pie derecho adelante
de fronteras
tu pie izquierdo abrazando
la eternidad
de tu paso que escucha la estación de tu paso
no retrocedas
ni de lado
ni hacia atrás
tu estrella es favorable
no dudes, no reniegues
la huella es el lugar
de tu lugar
igual que el grano sembrado
que da a su fruto
los colores de su tierra
ella es el zócalo
de tu zócalo
en la sangre de tus venas
en la savia de tu memoria
ella es el camino
de tu camino
desde el universo, desde la fuente
desde el origen
desde el comienzo
a seguir
como una profecía de día
en la palabra del hombre
a seguir como una profecía de noche
entre los enigmas del tiempo
(fragmento de Viento Loco me golpea).
Verso solar
(himno a Mamonomé)
(Fragmentos)
Akila ma akui
ntsiè ma ébaniki
ébanike é yimi ndi
Okundji mi bbila Mppili
ndè mi bbila nki ya léku!
III
Es de la estrella que nacen todas las leyendas
la leyenda de la luz dentro del negro cielo
dentro del claro de la sombra
dentro del rélampago de tormentas
la leyenda de la noche a la hora de las tinieblas
¡Oh hijo mío!
Tú enseñarás al bosque a estar orgulloso del árbol
¡Mamonomè! ¡eh Da!
El alma herida de un elefante negro reconoce en ti su destreza
IV
¡Accidente!
¿quién llora? ¿y por quién se llora?
¿el don de las lágrimas tendrá más encanto que el gusto del gozo?
¿de qué voluntad absurda la huella de este Citroën que conduce al vértigo?
¿quién es la enrolladora? ¿Para cuál salvación del alma? ¿Quién es la
abrasadora?
se anuncia una noche de estruendo en la eternidad de un sueño
¡qué ligereza!
la alerta inminente es aquella de una estrella que se estremece
de humillación
¡oh padre mío! ¡oh Dios de tierras! ¡madre mía!
¿por cuál lluvia inacabada ese espectro de mis suspendidas lágrimas?
V
Por una lluvia que cae cuando todavía no es lluvia
el cielo tiene la espesura miserable de un sueño abortado en una nube
espejismo extraño que desordena el alma e inquieta la memoria
el nocturno de los días ha llegado dentro de la luz del alba
y la noche clama sus tesoros lúgubres sobre los hombros de la esperanza
VI
Se hace noche. La obscuridad impone a la mirada
un paisaje en perlas de tinieblas. El caos
en pleno trance
saborea la dicha de hacer fuego
de todo destino.
se hace noche cuando aún no es la negra noche
y las tinieblas no son
culpables de nada.
VII
Quien no ha escuchado la palabra no conoce la palabra
tú eres un hombre. Tú te llamas Mamonomè. ¡Eh dá!
un alma inmensa en ti respira el amor del don de tu padre
no te obstines en tender la mano al mar de languideces impalpables
el sudor de tu frente ha caído en peligro en el río de la rasgadura
que importa el nombre del dolor que importa la ebriedad del soplo
¡oh hijo mío!
que el odio se borre de tu corazón, que la sed de estar en el mundo no te pierda
VIII
Si tu itinerario te desautoriza
acepta caer sin precaución. La caída
humana es. No llores. Ella es el testigo
de la travesía de senderos. No llores. La experiencia
es el premio
de la marcha eterna.
riega lágrimas si
tu corazón mordido por el dolor
te lo reclama
pero no llores
IX
Con tu mano entera sobre tu corazón, sólo tu mano como señal
tú aprenderás a estar cerca sin confundirte
tú aprenderás a creer en lo que verán tus ojos de hombre
en el desorden ardiente de la obscuridad mortífera
el árbol que se consume dentro de la prueba de fuego no ignora el recogimiento
y no olvides
tu palabra es tu memoria
el silencio es tu cercado
a las almas vulnerables
la paciencia garantiza la eternidad del camino
( fragmento del Alma herida de un elefante negro)
Roma no es sino una escala
Toda la belleza del sueño reside en el elogio de un lugar no alcanzado
Todos los caminos llevan a la muerte. Roma no es sino una
escala. Solo está el grito que la tierra no traga
En medio de las hojas muertas que caen en lo profundo de la selva
la montaña madura su soledad en el ombligo de una estación
estación seca : a cada noche su día
estación lluviosa: a cada día su noche
mañana, la aurora tendrá la edad exacta de los vocablos de la eternidad
En el día de la marcha, en la conquista del eco, está permitido
dudar de la semilla hasta el murmullo del grano- La existencia
no necesita pruebas más allá de lo real. Ella es testigo
de su propio sendero frente a la amplitud de los presagios- pero nunca
duda del suelo. Lugar de huella
El espacio de una vida se estira en la necesidad de existir
entre dos intervalos abiertos (llamados Nacimiento y Muerte)
Imposibles de señalar con copos de estrellas reunidas
en chispas de luz, hasta la exacta
medida del deseo humano:
diez mil años: es mucho tiempo-, un solo instante ajustaría
su gloria al día, esto bastaría
un año: es muy corto-, la llama de una estrella
necesita horizonte y tiempo. Su tarea demasiado preciosa
permanece, una labor inconmensurable
El tiempo enseña al tiempo que el hombre, el animal y el árbol
comparten, por partes iguales, los mismos secretos, la misma mortalidad
el mismo sueño, los mismos enigmas, la misma dignidad del alma
así del árbol, del hombre y del animal
ninguno posee el monopolio del más grande numerador
El tiempo enseña al tiempo que el mundo entero reposa
sobre las rodillas
de una hormiga. El hombre no conoce al sol sino de vista, le
faltan los favores de la experiencia de lo real.
Un sol que se busca en el cielo ya no es un sol
Una luna que se busca en el cielo es una promesa cumplida
Cuestión: ¿cuál de esos dos intervalos arrimados al tiempo
fecunda a perpetuidad la vida en su entera plenitud?
¿Quién del hombre
el árbol o el animal ignora las vanidades del cielo y de la tierra?
A cada ser su respuesta, ¡su no! ¡su sí! ¡su silencio!
no hay sino la ausencia que obliga al olvido de la respuesta
pero está bien que el proverbio sea dicho como un proverbio
La cuestión sola es inmortal. Como el grito de un mortal
en la nobleza de su nacimiento. Cada nacimiento escapa
a todos los saberes, a todos los deseos pero todo nacimiento
es esperanza de vida en su propio camino
La tierra es favorable a todas las savias del universo
ella sólo puede dar al hombre lo que está realmente
disponible en la impermanencia del espacio donde se juega
el orden del mundo
Si la sombra es fiel a la sombra
si la luz está al secreto de la luz
si el grano reconoce su árbol
y si la corteza no niega la humedad de su tronco
la tierra inclinará su órbita para acordarse las alabanzas
de su rotación sobre ella misma
estas alabanzas son una palabra de tierra, una palabra sin rodeos
Una palabra sin rodeos no se desvía
para quien lo sabe, las cosas cambian constantemente
para quien lo sabe, mucho aparece como un gesto frente a la idea
para quien lo olvida, su leyenda de diversos rostros será sin nombre
La existencia entera es una promesa extraordinaria del don
el corazón que habla, habla siempre en su lengua materna
cada ser dispone de una luz floreciendo su propio recorrido
¡ningún mortal puede enseñarle a otro la canción de su vida!
Nacemos solos y se nace solo
los ojos abiertos sobre lo ancho del horizonte
el tiempo nos acoge
el más allá nos interroga
el suelo proclama la evidencia de nuestra venida al mundo
caminamos amamos soñamos y recorremos tan naturalmente
bajo la mirada eterna de ancestros y de dioses
Mirada velada, incierta, donde todo aún se calla en el locutorio de los mortales
mirada perturbadora, obscura pero prodigiosa dentro de la cual
en verdad, se colgó como sol en su bóveda celeste
el enigma de los hombres
inútil interrogar al enigma : ¡él tiene respuesta a todo!
Es al final del camino que comienza el caminar
quien no tiene buen pie no puede reconocer su pisada
la audacia del primer paso despierta la imposible búsqueda del espacio
sólo se llama gloria, el período donde el dolor del cosmos
evita aquel del hombre
Pero cuando surge el ciego y mudo cruce de senderos
en el instante en que el cielo perturbado abandona su escala de luz
¡nosotros morimos! ¡simple caída de la noche!
y se muere solo, apartado del sueño del mundo. ¡Palabra de viviente!
Bajo las cenizas polvo de átomos cuyo destino ignoramos
un homenaje es brindado sin orgullo a la herida de lo carente
lloros, lágrimas, ruegos y lamentaciones son el trofeo de los vivientes
Lo que hace que una piedra permanezca piedra entre las piedras
es una frase aún no mencionada en el imperio de los vivos
la palabra justa que bastaría decir para al fin cumplir el sentido
escapa sin cesar a la bella esperanza del lenguaje que fluye sin rostro
pero poco importa, la decepción pertenece al vigía de las cumbres
el hombre es un todo espléndido, queda por definir el umbral de su leyenda
Toda respuesta es palabra y toda palabra es numerosa
una lagartija llevando a una mariposa, esa es una palabra
un gallo llamando a la gallina, esta es también una palabra
el búho cantando su melopea a la noche esta es aún una palabra
la palabra no tiene padre, ni madre, ni ancestros
ella es inmortalidad divina, embarazo y crianza milagrosos
ella es espíritu del viento: ¡ningún mortal puede pedirle cita al viento!
El silencio es un don armonioso surgido de las esferas del cosmos
un don que –¡Oh maravilla de maravillas! -, ve nacer en su honor
en la inmensidad del vacío y del vértigo, todos los vocablos del lenguaje
entre murmullo y coro, entre parábola y grito, entre fervor y torpeza
El silencio es una epopeya del comienzo de comienzos
una epopeya que permanece palabra de todos: del árbol, del animal
y del hombre
la palabra está pues sin que lo sepa, el humilde valet del silencio curandero
de almas
pero la emoción nacida de la palabra es música vibrante de acordes
infinitos
bajo la dirección del silencio gobernante de la vida hasta el último suspiro
No me digas: todos los caminos llevan a Roma
Roma no es sino una escala entre las escalas, Como Burdeos
como Okondo-Ewo, como,…
todos los caminos llevan a la muerte, concédanme ese axioma
El árbol, el animal y el hombre nacen de la arena: ¡lugar de huella!
ellos se levantan, ellos recorren, ellos caen y regresan por siempre
a la arena- ¡lugar de la nada! – en el respeto de la vida: ¡memoria
de la arena!
Las palabras le hablan a quien posee el don de conocerlas
la vida existe allí donde la muerte no puede acabar
no hay tristeza por un difunto que deja un heredero
el agua de una fuente no llena el río sino a medias
los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo saben
El proverbio dice: «si tú sabes que sabes, tú no lo sabrás,
Si tú sabes que no sabes, tú lo sabrás»
los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo saben
Iniciar, es aprender a dar con la mirada del hombre
es dar el saber en toda la claridad del secreto.
Ser iniciado, es aprender en la luz de una memoria
es aprender a recibir el saber entre el alba y
el crepúsculo
los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo saben
es agradable encontrar agua cuando se tiene sed: decidme
¿qué os dirá mi memoria adormecida en los párpados de las tinieblas?
Solo, alrededor de mi ordinaria soledad
Interrogo a mi alma en su afán de estar en el mundo…
(…)
Gabriel Okoundji Nació en Okondo-Ewo, Congo, el 9 de abril de 1962. Es considerado actualmente una figura prominente de la poesía en lengua francesa. Está presente en destacadas antologías de poesía francófona, entre ellas: Poésie de langue française, 144 poètes d’aujourd’hui autour du monde, 2009; L’Année poétique, 2009; y Poésie de langue française, 30 poètes d’aujourd’hui autour du monde, 2009. Su búsqueda creadora se ha ubicado entre la poesía onírica, la poesía cósmica y el pensamiento filosófico. Obra poética publicada: Cycle d’un ciel bleu, 1996, Premio Pey de Garros; Second poème, 1998; Palabres autour des paroles de Sory Camara, 1999; Gnia, (ma moni mè), 2001; L’Âme blessée d’un éléphant noir, 2002; Vent fou me frappe, 2003; Bono, le guetteur de signes, 2005; Fédérop, 2008, Premio Poésyvelines 2008; Au matin de la parole, 2009; La mort ne prendra pas le nom d’Haïti, 2010; Stèles du point du jour, 2011. Por el conjunto de su obra recibió el Gran Premio Literario del África Negra, en 2010, y al año siguiente, el Premio Especial de Poesía de la Academia de Ciencias, Bellas Artes y Letras de Bordeaux.