Jan Erik Vold, Noruega
Por:
Jan Erik Vold
Traductor:
Francisco J. Uriz
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.
La piedra que llora de noche en Nissaka
Hay una piedra
en el camino. Ella
llora. Una mujer embarazada, camino
de su
marido, fue asesinada aquí
por bandidos. Es
su sangre
la que humedece la piedra
cada
noche. El niño del vientre materno fue salvado
por un sacerdote
que pasaba. El niño
creció
y se hizo hombre. Buscó a los asesinos
de su madre. Y no se rindió
hasta que consiguió
vengarse. Con una piedra en la mano
les aplastó
la cabeza a todos, uno
tras
otro –eran tres. La piedra
del camino llora.
La luna partida en dos
Así es que es necesario
decir que
la tierra
es redonda. Aunque
veamos que es plana. Tenemos que creer
las fotos
que tomamos
desde la Luna. Igual que por la noche vemos
la Luna partida
en
dos. Cuando sabemos
que está entera.
El poema nos recuerda el mundo
1
Desembarcamos.
Lo primero
que nos encontramos
fue una niña
pequeña. Le preguntamos
que dónde estábamos.
Luego
La matamos de un tiro.
Pensamos
que era demasiado peligroso
dejarla
marchar.
2
Al que van a fusilar
le tapan
los ojos
con una venda. ¿Para qué no
vea
al
verdugo? No
-para que el verdugo
no
lo
vea
a él.
3
El presidente en zapatillas de fieltro
en la sala de control
con su esposa
Rosalyn a su lado, mientras el alcalde
está dispuesto a ocupar
el refugio, donde hay
provisiones para 240 personas
durante cuatro días. ¿Cuánta agua residual
se ha soltado
al río Susquehanna? La leche de las vacas
de la zona crepita. En Portugal
las heridas del hombre florecen.
4
Los campos de concentración reducidos
a ruinas. “Volverán a
reconstruirlos”. Y
el Archivo Nacional trasladado
a Jerusalén. “Ya ha ocurrido
otras veces: Primero
se apodera uno
del pueblo, luego de la memoria
del pueblo” De un país que no
existe
no hay nada
que confiscar.
5
Les atan las manos a la espalda
les ponen una capucha
en la cabeza, los colocan delante del muro.
El pelotón de ejecución
carga
y dispara, con cartuchos
de fogueo. Esto ocurre en el penal Libertad
en Montevideo
capital de
Uruguay. Luego llevan
a los presos
a comer.
Vías de tranvía
Pensaba escribir un poema
sobre vías de tranvía.
Una vez lo empecé: La ciudad yace atada
en su red de vías de tranvía
-no pasé de ahí.
Sal y mira las vías de tranvía, no atan
la ciudad, están hundidas en la calle
con adoquines solidarios a ambos lados, sal
y mira la ciudad, no está atada, las ciudades
no pueden ser atadas. No, las vías de tranvía
están para colocar en ellas monedas de cinco céntimos,
los tranvías desfilaban
sobre monedas marrones subiendo la calle Therese,
nosotros estábamos en los portales
preparados para escaparnos si se paraba
el tranvía, y bajaba el cobrador. Monedas de cinco céntimos
aplastadas, grandes como
peniques ingleses (equivalentes a 8 1/3 céntimos), a menudo
torcidamente aplastadas, en aquellos tiempos
no había alces en los cinco céntimos sino el viejo rey Håkan VII.
¡Vías de tranvía
y bicicletas! una vez me caí de bruces
delante del profesor, fue en la curva de la calle Sporveis
delante de la perfumería y la juguetería, uno sólo estaba seguro
si llevaba ruedas anchas (yo las llevaba
medianas). En primavera la última nieve
desciende navegando por las vías del tranvía en grumos,
empujando agua marrón
que se mueve en oleaje delicado. Luego vienen hombres azules
que limpian bien las vías con sus palas para que el sol
pueda subir sin arena en la boca
la cuesta de Adamstua, donde la tierra está húmeda
y pronto habrá hierba
entre las vías.
Reflexiones al borde del agua
¿Es el alma
una
laguna? ¿Y el mundo una piedra
que hace círculos
en la laguna
a veces? ¿O es el alma
la piedra? ¿Qué se hunde
a través
de las aguas del mundo? Desde las riberas
del mundo, a través de la luz y el aire
del mundo, desciende
a través de las profundidades
del mundo, hasta la oscuridad
del fondo
de la laguna. Mientras
las olas, las olas se ven, un
instante, los círculos del alma
allí donde
cabalgan
hacia tierra.
Hokusai, el viejo maestro, que pintó una ola
como nadie había pintado una ola antes que él
Hokusai
llegó
casi a los 90. Cuando tenía 75
años, dijo
de sus cuadros: Empecé a dibujar
cuando tenía
6 años. Todo lo que conseguí hacer
antes de los 50, no vale
nada. Cuando llegué a los 70
aún no había hecho
nada
bueno. A los 73 años
empecé a comprender
las formas básicas
de animales y plantas.
Cuando llegué a los 80, habré
Comprendido más, y cuando tenga 90
Conoceré
Los misterios del arte
Profundamente –así es que cuando llegue a los 100
Produciré
cosas
elogiables. Para no hablar
de los años siguientes.
Ahora lo esencial es
mantenerse activo.
Jan Erik Vold Este destacado autor nació en Oslo, Noruega, en 1939. En los años 60s, estudió lenguas y literatura en las universidades de Oslo, Uppsala y Santa Bárbara. Escritor, poeta y traductor noruego, miembro de la llamada Generación Profil, es considerado uno de los renovadores de la poesía noruega actual, venciendo la dura resistencia de un medio conservador. Es conocido también por su implicación política. Actualmente reside en Estocolmo. Vold, el poeta vivo más leído de Noruega, ha ganado numerosos premios, como el Glydendal’s Endowment, el Brage, el Ambolt y quedó finalista en dos ocasiones en el Premio del Consejo Nórdico. Ha publicado 25 libros de poemas, dos de prosa, dos de dramaturgia, 10 biografías de autores, 10 libros de ensayo y 27 antologías. También ha publicado una serie de registros en estrecha colaboración con famosos músicos de jazz, entre ellos Chet Baker y Bill Frisell. Como vocalista de jazz ha grabado 17 trabajos discográficos. A través de su interés por el jazz, conoció a los poetas pertenecientes a la Generación Beat norteamericana, y al igual que los poetas beat, también desarrolló una actitud zen-budista hacia la vida y la poesía de Oriente.
Publicado en agosto de 2013