7º Festival Internacional de Poesía en Medellín
El 7º Festival Internacional de Poesía en Medellín se celebró entre el 13 y 21 de junio de 1997. La frase emblemática que rigió las lecturas de poemas fue el verso de Jean Cocteau "Una gran primavera enloquece las venas".
Se hicieron presentes 51 poetas de 33 países de cinco: Rodolfo Alonso (Argentina), Peter Boyle, Pi-O (Australia), Werner Hörtner (Austria), Weydson Barros Leal (Brasil), Blanca Wiethüchter (Bolivia), Nedzad Ibrisimovic (Bosnia), Paul Dakeyó (Camerún), José María Zonta (Costa Rica), Norberto Codina y Sigfredo Ariel (Cuba), Yao Shanbi y Jidi Majia (China Popular), Ahmed Hegazy (Egipto), Alvaro García (España), Jean Clarence-Lambert (Francia), Ersi Sotiropoulo (Grecia), Jaap Blonk (Holanda), Ashok Vajpeyi (India), Sutardji Calzoum Bachri (Indonesia), Birgitta Jonsdottir (Islandia), Giuliano Scabia (Italia), Tendo Taijin (Japón), Jean Portante (Luxemburgo), Elsa Cross (México), José Craveirinha (Mozambique), Giovanna Pollarolo (Perú), Carlos Wong (Panamá), Egito Gonçalvez, Rosa Alice Branco (Portugal), Nicola Prelipceanu (Rumania), Pavel Grushko (Rusia), Claude Darbellay (Suiza), Marosa di Giorgio (Uruguay), Eugenio Montejo (Venezuela), los indígenas arhuacos de la Sierra nevada de Santa Marta Juan Marcos Pérez, Manuel Chaparro, Gregorio Pérez, Francisco Zalabata, el indígena mapuche Lorenzo Aillapán y los colombianos Raúl Henao, Guillermo Martínez, Carlos Bedoya, Eufrasio Guzmán, Jorge García Usta, Monique Facuseh, John Sossa, Gloria Posada y Orlando Sierra, Fernando Linero, Wilson Frank y Juan Diego Tamayo.
El VII Festival, con sus 42 lecturas de poemas expandió su programación en sincronía con la II Escuela de Poesía. Los poetas llegaron al corazón de los asistentes. Fue reveladora la presencia de cuatro mamos arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta y su interés en dar a conocer mensajes que son fundamentales para lograr preservar la tierra.
En pleno solsticio de verano Medellín se convirtió entre las 6:40 de la tarde y 10:15 de la noche en un centro poético del mundo. En cada segundo el teatro Carlos Vieco estuvo rebosante de público que se convirtió en la metáfora del "más grande deseo de amar". Los poetas, iluminados con el verbo, dejaron constancia en voz alta de su agradecimiento por haberles permitido penetrar al corazón de una urbe que vive la necesidad de comunicación y tolerancia.
El poeta ruso Pável Grushkó expresó que "en Rusia se acabaron los recitales poéticos en los estadios y me pareció que aquí regresé a algo bello que tuve en mi patria".
Tanta gente reunida en silencio logró conformar un poema que se escribió entre el 13 y el 21 de junio, en pliegos de papel donde iban dejando versos. Al final resultó un poema, hecho por todos, dedicado a la ciudad. Esto permitió una conciencia del poema como creación y patrimonio colectivos, generado por todos.
El poeta italiano Giuliano Scabia expresó en aquella ocasión en un periódico colombiano: "De pronto me viene una imagen: De Vulgari eloquentia de Dante. Sí. Todas las lenguas del mundo con la mediación de las traducciones, son la lengua materna. Mi lengua materna, que aprendo. Y pienso: mi lengua materna es el dialecto de Padua (mi arhuaco) junto con el italiano, pero mi lengua materna es también todo ese cuerpo de lenguas /poemas mezclados, de caminos que se encuentran. Siento ahora toda la nobleza de la poesía (en ser la voz del aula del mundo). Y que ella, la poesía no es aquí un fantasma tímido y triste, sino una diosa joven, que baila dentro del fermento del mundo y mantiene despierta la vitalidad de la lengua. Es esto acaso lo que quiere significar Vajpeyi cuando en el gran teatro metropolitano dice: Es la primera vez que no me avergüenzo de ser poeta, y acaso lo mismo quiere decir el niño que pide el autógrafo, no a un futbolista, sino a un poeta: que antes que nada viene la lengua, guiada por la poesía".
1997
Por Fernando Rendón