Yevgeny Yevtushenko, Rusia
Por:
Yevgeny Yevtushenko
Traductor:
Javier Campos
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.
TE AMO MÁS QUE A LA NATURALEZA
Te amo más que a la naturaleza,
porque tú eres la naturaleza misma.
Te amo más que a la libertad,
porque sin ti la libertad es una cárcel.
Te amo con imprudencia
como un abismo y no como un pequeño barranco.
Te amo más que todo lo posible,
y también más que lo imposible.
Te amo eternamente, incansablemente,
aún cuando esté ebrio y me ponga insolente.
Te amo más que a mí mismo
Te amo más de lo que tú te amas.
Te amo más que a Shakespeare,
más que a todos los libros que lo saben todo
incluso te amo más que a toda la música
porque tú eres la música y todos los libros a la vez.
Te amo más que a la gloria y a la fama,
aún la gloria de los tiempos que vendrán.
Te amo más que a mi Patria
porque mi Patria eres tú.
¿Te sientes infeliz? ¿Qué es lo que tanto te preocupa?
No molestes a Dios con tus rezos y peticiones.
Te amo más que a la felicidad.
Te amo más que al mismo amor.
(1995)
IRONÍA
El siglo veinte se ha burlado de nosotros.
Hemos sido estrujados y engañados como los impuestos.
El respiro de la vida ha erosionado nuestras ideas
tan rápido como ir deshojando hojas de una margarita.
Como los niños acostumbrados a crueles sarcasmos
dependemos ahora de una autodefensa
a través de la ironía no del todo escondida
ni tampoco totalmente evidente.
Ella ha servido como una pared o una represa
una contención para protegernos de la inundación de mentiras,
como manos que se mueren de risa cuando aplauden
y pies que se carcajean cuando marchan.
Pueden escribir sobre nosotros, y nosotros les permitimos
hacer películas sobre la basura de sus libretos,
pero nos reservamos el derecho
de tratarlos a todos ellos con una sutil ironía.
Por ese desprecio nos sentimos superiores.
Todo esto es así, pero viéndolo más profundamente,
la ironía, en vez de ser nuestra salvación,
se convierte en un asesino.
Somos precavidos, hipócritas en el amor.
Nuestras amistades son apáticas, no son poderosas
y nuestro presente no nos parece diferente
de nuestro pasado, tan astutamente enmascarado.
Vivimos con mucha prisa a través de la vida. En la historia,
como cualquier Fausto hemos sido prejuiciosos.
Irónica con una mefistofélica sonrisa,
pegada a nosotros, nos persigue como una sombra.
En vano tratamos de evitar aquella sombra.
Los caminos en frente o detrás de nosotros están cerrados.
Lo irónico es que tenemos que vender nuestra alma
sin recibir de vuelta ninguna Margaret como la de Fausto.
Nos han quemado vivos.
El conocimiento agrio nos ha hecho impotentes,
y nuestra cansada ironía, irónicamente
se ha vuelto contra nosotros.
(1961)
PÉRDIDA
Rusia ha perdido
a Rusia
dentro de la propia Rusia.
Rusia se busca a sí misma
como buscar en la nieve un dedo cortado
como buscar una aguja en un pajar
o como una ciega mujer vieja
alzando enloquecida sus manos en la neblina
busca con esperanzado exorcismo
su extraviada vaca lechera.
Quemamos nuestros íconos.
Dudamos de nuestros grandes libros.
Luchamos únicamente con desconocidas lamentaciones.
¿Es verdad que estamos condenados a vivir
vistiendo solamente un camisón de seda
para dormir y soñar
devorados por la adulación y comidos por las polillas
o vivir como los presos con trajes enumerados?
¿Es verdad que la epilepsia
es nuestro carácter nacional?
¿O un ataque de fantasías
o estremecimientos de auto humillaciones?
Hubo viejas rebeliones para crear un nuevo tipo de kopek,
la hubo contra los frutos de otros países
como las papas por ejemplo,
y ahora todo eso es sólo un sueño inofensivo.
Hoy día las rebeliones inundan todo el Kremlin
como una marea mortal.
¿Es cierto que los rusos
sólo tienen una única opción?
¿el fantasma del Zar Ivan el Terrible?
¿el fantasma del Zar Caos?
Tantos impostores
tanta falsedad.
Cada uno es un líder
pero ninguno guía a nadie.
Estamos confundidos sobre qué slogans hay que tener.
Y hay tanta neblina en nuestras cabezas
que ninguno conoce la verdad
y cada cual es culpable
de todo.
Hemos caminado tanto entre la niebla
con sangre hasta nuestras rodillas.
Oh Señor, hemos sido suficientemente castigados.
Perdónanos,
ten piedad de nosotros.
¿Es verdad que no existimos más?
¿O es que aún no hemos nacido?
Estamos naciendo ahora.
Pero es tan doloroso
volver a nacer de nuevo.
(1991)
CELOS
Te amo cuando tienes celos de mí,
por nuestros pecados terrenales
nos llega la venganza del relámpago,
al comienzo va quemando los árboles,
luego el pasto y después el techo de la casa y la nubes.
Te amo cuando sientes celos de mí,
tu insólita mirada es tan hermosa
que únicamente se puede sentir el paraíso
cuando él te hace cenizas como ocurre
entre las deliciosas llamas del infierno.
Te amo cuando sientes celos de mí
y quebrando todos los platos de la casa
te deshaces de mis brazos
huyendo hacia un nadie imaginario.
Te amo cuando tienes celos de mí,
de mis amigos, de mi país, de la política, del vino,
de mis poemas, y entonces te pareces a un poeta enemigo
que se siente enfurecido porque escribe peor que yo.
Te amo cuando sientes celos de mí,
cuando te celan unos cuerpos anoréxicos
en zapatos de tacones altos,
las gorditas sentimentales prontas
a lagrimear dulcemente,
de las modelos que usan lentes
con incrustaciones de perlas falsas.
Tortúrame con tus celos,
con toda la rabia de tu piel en tus ojos,
atorméntame igual que una avalancha de nieve
o un huracán de piedras,
deja ya de tener celos para
que yo me petrifique de miedo
y aunque no me muera,
sé que me crecerán unos celos salvajes por ti.
(2009)
¿HAS SIDO HERMOSA?
¿Has sido hermosa?
Ni siquiera lo sé.
Tenías miedo de mi
abrazabas con timidez,
con humildad
pero tú fuiste hermosa
desconsoladamente inatractiva
tratando de sonreír en tu dolor.
Fuiste hermosa
porque no sabias cómo acariciar.
¿Has sido hermosa?
Ni siquiera lo sé.
La fiebre de tu ternura te lanzó
al calor o al frío.
No puedo ni imaginar que pudieras ser diabólica.
Tu fuiste hermosa
porque te entregaste al amor.
¿Has sido hermosa?
Ni siquiera lo sé.
Tu piel susurraba
al igual que tu infantil cabellera color del oro.
Incluso todavía soy una herida abierta
por donde una vez voló tu cuerpo luminoso.
¿Has sido hermosa?
Ni siquiera lo sé.
Pero te recuerdo, embrujado,
exactamente igual cuando te vi por primera vez.
Inmortalmente yo seré tu espejo
sepultada en una helada profundidad
donde allí te congelé con ternura, con amor,
para que siempre seas
eternamente joven.
(2004)
CAMINANDO SOBRE EL TEJADO
¿Cómo pude sobrevivir durante el tiempo de Stalin?
Es que una vez muy contento salí disparado
de una ventana del noveno piso
donde con mucho orgullo caminé sobre el tejado
guiado por no sé quién
y llevando en mi mano un vaso de vodka.
Caminaba sobre el techo sonriendo,
me miraban desde abajo asustadas mujeres viejas,
alguna gente rara y gatos envidiosos.
Yo era absolutamente desconocido
y afortunadamente todavía no era un icono.
Dos camaradas borrachos,
manteniéndose sobrios, celosos,
miraban desde la ventana
cómo yo -sorpresivamente- podía
caminar contra todas las reglas
aunque ignorándolas todas
no
pudiera
caerme.
En aquel 1950, bajo el oscuro bigote de Stalin,
nosotros, una generación a la que le lavaron el cerebro
desde el kindergarten,
teníamos la obsesión de subirnos a los tejados,
la obsesión de escalar cualquier cosa que fuera elevada,
pero nunca la obsesión de escalar las alturas del poder.
Jugábamos a hacer el amor en los áticos
aprendimos a besar por un rublo
admirábamos en La Plaza Roja
las alegres muchedumbres con flores y carteles
mirándolas desde nuestros tejados;
mi tejado era mucho más alto que aquel majestuoso mausoleo
donde Stalin, sin ser visto en ese momento,
protegido por los grandes hombros de su guardia personal,
meaba en un balde de lata
(todo eso era perfectamente visible desde nuestro tejado)
¡Qué perspectiva! ¡Qué afortunados!
Aquel tejado estaba muy cerca
de los tejados de Roma y de Paris
y después de algunos años irrumpimos por La Cortina de Hierro.
Nosotros, los hijos de los Tejados de Metal.
En ese extraño comunismo
de vida militarmente organizada
caminábamos sonriendo sin miedo.
¿Pero qué pasa si hoy día, vendiendo conciencias
por una vida mucho más confortable,
caemos en un capitalismo militar?
¿Qué pasa si quedamos atascados en una sórdida farsa?
Quebraré mi ventana -y aún a través de los barrotes-
saltaré fuera de mi propio retrato
¡rompiendo en pedazos el marco y el vidrio!
Ni siquiera en la muerte confiaré en ningún “ismo”,
yo, otra vez joven y siempre libre,
arriesgando la vida, sonriente y fuerte,
volveré a caminar por el tejado,
o de lo contrario, no soy un poeta.
(2004)
VIEJA FOTOGRAFÍA
N.T.
Hace mucho tiempo en Moscú, en una vieja casa de madera,
tú, siempre en silencio,
entrabas de prisa, corriendo feliz
pero luego salías de allí huyendo bastante triste.
Sucedía bajo la lluvia, bajo las nevadas;
era tu frenética llave a lo desconocido.
Siempre comenzabas con una arriesgada salida
y terminabas huyendo de tu casa.
Tus labios me besaban pero no decían palabras.
Me ofreciste tu cuerpo pero escondiste tu alma.
Me apretabas hasta darme dolor.
Y tus ojos no querían mirar los míos.
Yo no sabía nada de tu otra vida.
Amante de día no tenía idea de tus noches.
Tus uñas trataban de hacer pedazos el papel de la pared
rasgando el significado de tu silencio.
Poco después te sumergiste en nuestra ciénaga
en los intestinos de un bus o en el útero de una estación de trenes.
Dejándome solo, luchaba con las yemas de mis dedos
tratando de entender tu código Braille en la pared.
Después de tu huida, quedó en mi cuarto por mucho tiempo
tu aroma de frescas y recién cortadas lilas silvestres.
Pero una vez, ese aroma se desvaneció para siempre.
Envejecimos, cada uno por su lado, casi por medio siglo.
Y por casualidad fui cruelmente castigado
cuando tu marcador de libros cayó de un tomo de poesía de Alexander Blok.
Era la fotografía de tu rostro joven hace cincuenta años
era tu regalo de despedida.
Lo sentí mucho pero abrí ese libro muy tarde
y encontré algo escrito en un lado del marcador:
“No te sorprendas. Te amo. Para siempre.”
Y de tu rostro tu alma apareció por primera vez
pero otra vez tus ojos evitaban mirar los míos.
Y oí tu voz con miedo desde la tumba:
“No te des por vencido. Lograrás muchas cosas.
Yo soy infeliz amado mío,
pero todos mis deseos se harán realidad.”
Dios mío, este libro guardaba tu rostro joven
incluso tu voz estaba cerca de mí
fui un pecador, un muchacho desatento
¿y aún ahora sigo siendo el mismo?
¿Por qué todavía camino con ímpetu
por otras regiones del mundo, océanos, ríos, costas?
Es porque el aroma de una lila silvestre de nuestro pasado
aún permanece conmigo, y continua eternamente fresca.
(2004)
LA EJECUCIÓN DE STENKA RAZIN
En Moscú, en la blanca y amurallada ciudad,
un ladrón calle abajo arranca con un pan de centeno.
No tiene miedo de ser linchado.
No hay tiempo para panes…
¡Es que ya traen a Stenka Razin!
El Zar está bebiendo vino dulce de malvazia,
ante un espejo suizo
se aprieta una espinilla en la cara,
y se pone el anillo real de esmeraldas
y en la plaza…
¡Ya traen a Stenka Razin!
Como un pequeño barril
que sigue a un barril más grande
un bebé corre hacia su madre
mascando un dulce con sus dientes de leche.
¡Hoy día es feriado!
¡Es que ya traen a Stenka Razin!
Un comerciante entra a empujones
echando flatulencias con olor a arvejas.
Dos bufones irrumpen apurados galopando como caballos.
Borrachos pícaros llegan tambaleándose
¡Ya traen a Stenka Razin!
Unos viejos, cubiertos de costras por todo el cuerpo,
casi muertos,
llevando gruesos cordeles amarrados a sus cuellos
murmuran algo,
y caminan casi arrastrándose…
¡Ya traen a Stenka Razin!
Y también muchachas bien despabiladas
saltando un poco ebrias de sus camas
embadurnadas con pedazos de pepinillos en sus caras
entran trotando
con una picazón en sus muslos
¡Ya traen a Stenka Razin!
Y con gritos de las esposas de la Guardia Real
escupiendo para todos los lados
en una destartalada carreta
él
como si estuviera arriba de un barco
aparece en camisa blanca.
Viene en silencio,
cubierto con los escupitajos de la muchedumbre,
que él no se limpia ni le preocupa,
sólo sonríe con sarcasmo
y se ríe de sí mismo:
“ ¡Stenka, Stenka,
tú eres como una rama
que ha perdido todas sus hojas!
¡Y querías entrar a Moscú!
Y pues ahora tú estás entrando a Moscú …
Pues muy bien entonces,
¡escúpanlo
¡escúpanlo!
¡escúpanlo!
Es una farándula gratis después de todo.
Buenas gente,
ustedes siempre escupen
a esos
quienes les desean el bien.
El escribano del Zar me golpea deliberadamente entre sus dientes,
repitiendo,
implacablemente:
“Decidiste lanzarte contra el pueblo, ¿no es así?
¡Tú sabrás ahora contra quienes lo hiciste!”
Me contuve pero sin bajar mis ojos.
Escupí mi respuesta con mi propia sangre:
“¡Contra los dueños de la tierra,
es cierto!
¡Contra el pueblo,
nunca!
No reniego de mí mismo,
¡He elegido mi propio destino!
Ante ustedes,
el pueblo, me arrepiento
pero no por lo que el escribano del Zar desea.
Es mi cabeza la culpable.
Ya lo veo,
y me he sentenciado a mí mismo.
Estuve siempre a medio camino
contra las cosas
cuando realmente debí haber llegado hasta el final.
He pecado en esto,
porque en un mundo guiado por el demonio
yo fui un gran estúpido.
Soy un pecador
porque siendo un enemigo de la esclavitud
fui realmente un esclavo de mí mismo,
He sido un pecador
al querer levantarme en rebelión
para tener un mejor Zar.
¡No hay Zares nobles!
¡fuiste un loco
Stenka!
¡tú ahora morirás por nada! ”
Pero sobre los hocicos,
las caras de cerdos de la gente
las sucias cajas
de los recolectores de impuestos
y los cambiadores de dinero,
como una luz a través de la neblina,
Stenka
vio
los rostros.
Vale la pena verlos sin una lágrima en sus ojos,
estar sobre el patíbulo al lado de la horca,
porque más pronto que tarde
los rostros
crecerán amenazantes
en la propia cara de los rostros anónimos…
Y tranquilamente
(por cierto que él no había vivido en vano)
Stenka dejó caer su cabeza doblada
y su mejilla cayó hacia el hueco cortado de su cuello
y desde la parte de atrás de su cabeza ordenaron:
“cortar, el hacha…”
La cabeza comenzó a rodar,
ardiendo en su propia sangre,
y con una voz ronca la cabeza habló:
“no muero en vano…”
Desde el ensangrentado lugar de ejecución,
allí,
donde estaban los pobres,
la cabeza lanzó una mirada
como hacia unas anónimas cartas…
Espantado,
el pobre sacerdote que temblaba corrió sobre la cabeza
deseando cerrar los ojos de Stenka.
Furiosos,
parecidos a la reacción de una bestia salvaje
sus ayudantes la apartaban de su manos.
La cabeza del Zar
temblaba al ver esos ojos diabólicos,
el capitán de Vladimir Monomakh comenzó a estremecerse
y cruelmente,
regocijándose de su triunfo,
la cabeza de Stenka
explotó en carcajadas
sobre la cabeza del Zar!
(1964)
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N del T: Stenka Razin (1630-1671) fue un líder cosaco que organizó una rebelión en el sur de Rusia contra la nobleza y la burocracia del Zar Aleksey Mikhailovich. Fue apresado y ahorcado en la Plaza Roja de Moscú en 1671. El compositor ruso Dmitri Shostakovich compuso un poema sinfónico basado en este poema de Yevtushenko y con el mismo título: “La ejecución de Stenka Razin”
MANZANAS ROBADAS
Las rejas se fueron abajo por la tormenta
y nosotros, niños ladrones entre las tristes sombras,
éramos entibiados por nuestras camisas
repletas de manzanas robadas.
La manzanas querían arrancarse:
era escandaloso comérselas.
Pero nos queríamos el uno al otro
y ese sentimiento nos salvaba de todo.
Encerrándonos a nosotros, los criminales mellizos,
en un mundo de olas sucias,
la pequeña cabaña campesina nos susurraba:
“Sean valientes y amen… sean valientes…”
Y el paso de la luz de la luna decía,
murmurando a través de las hojas polvorientas:
“Si robar es para el bien de la vida,
Uds. entonces para mí no son unos ladrones…”
El dueño de la cabaña
un ex-famoso futbolista desde su retrato
que estaba sobre una chimenea encendida
insistía: “sean valientes…no descansen…”
Así que corriendo y flirteando
llegamos hasta la zona del penal
resbalándonos dejamos atrás al último defensa
¡e inflamos con el gol la red del arco contrario!
Vino el descanso del primer tiempo. Encima de nosotros
revoloteaba el polvo de la tierra, parecía que era un sueño,
los pequeños zapatos de futbol vibraban
en una cancha invisible.
“¡Jueguen!,” gritaban los hinchas,
“ ¡Jueguen, pero jueguen seriamente.
el pesado globo terráqueo es nada más que una partícula
al igual que todos nosotros”.
Volvimos a jugar otra vez, pateamos la pelota.
El partido quizás era bastante ridículo
pero nos queríamos el uno al otro
y eso era lo más importante.
Drogado por su propio rugido, el mar
balbuceaba algo profundo
y entonces algo como un pez dorado
saltó sobre su frente,
y ni me importaba saber
que al otro lado de la tormenta
y a causa de todo mi salvaje arrojo
me había hundido con la ola del mar.
Deja que la infamia me persiga,
el amor no es para los débiles.
El olor del amor es un perfume
pero no el de las manzanas compradas sino
el de las manzanas robadas.
¿Seremos felices? No mucho…
Pero hemos podido cambiar el curso de las cosas;
si nos hemos robado a nosotros mismos
robar aquellos otros momentos también es posible.
Qué importa el disparo del cuidador
si cuando envuelto por el lejano sonido del mar
puedo acomodar mi cabeza
entre dos saladas manzanas que me robé.
(1967)
SOLEDAD
Qué desdicha es estar sólo en un cine
sin una esposa, una amante o un amigo
¡donde las películas son tan cortas
y la espera es muy larga!
Qué desgracia siente uno
en esa privada guerra de nervios
mientras descorteces parejas en el lobby del cine
se comen un pastel, avergonzados en una esquina
como si lo que hacen fuera algo depravado…
Ultrajados por la desolación
ausentes de anhelos
enceguecidos nos lanzamos a cualquier tipo de gente,
y nos subyugamos a amistades sin ningún valor
que nos siguen hasta en nuestra propia tumba.
La amistad misma se convierte en algo sin sentido,
para algunos es beber y beber,
o mostrar sus trajes de última moda,
mientras para otros
es discutir ideas supuestamente coherentes,
pero si se mira con cuidado
todas tienen la misma características
¡Variados son los tipos de vanidad!
Primero una,
y luego aparece otra molesta amistad…
¿De cuántas he tenido que escapar?
¡la verdad es que he perdido la cuenta!
¿Con cuánta frecuencia en una nueva trampa
he dejado
olvidado mi abrigo de piel?
Oye tú, la libertad en una tierra sin nadie
está más allá..
¡Pero quién demonios necesita de ti!
Tú eres seductora
sin embargo despreciable
como una esposa infiel.
¿Y tú, mi adorada,
cómo te va?
¿Te has desprendido de tu presuntuosa vanidad?
¿A quién pertenecen ahora tus oblicuos ojos
y tus blancos y lujuriosos hombros?
Tú piensas que soy vengativo, sin duda lo soy,
y que ahora me he transformado en un taxi
en una carrera veloz hacia alguna parte
¿pero si de verdad tengo prisa
en qué lugar voy a terminar?
¡Pero a pesar de todo, no puedo librarme de ti!
Conmigo las mujeres se recluyen en sí mismas
sintiéndose
bastante extrañas a mi lado.
Dejo caer mi cabeza en sus rodillas,
pero yo no pertenezco a ellas sino a ti…
No hace mucho cuando entonces salía con una muchacha
en una derruida casa de la calle Sennaya,
colgué mi abrigo en unos patéticos cuernos de animal.
Bajo una parte del árbol de navidad de luces radiantes,
brillando como unas pantuflas blancas en miniatura,
se sentó una austera mujer
como si fuera una niña.
Fui fácilmente aceptado
visitar esa casa
y yo me creía muy seguro de mí mismo
de ser un muchacho totalmente a la moda.
Olvidé las flores,
pero llevé una botella de vino.
Ella permanecía silenciosa
y sus dos aros
dos transparentes lágrimas.
como huérfanos
relucían en sus rosadas orejas.
Y como una inválida, buscando incomprensiblemente algo,
mientras levantaba su cuerpo parecido a una niña pequeña,
dijo algo poco claro:
“Vete….
Por favor, no…
tú no eres mío
sino de ellas…”
Una joven muchacha me amó
de una manera violenta como una niña
con sus cabellos colgando en la frente
y unos ojos como pedacitos de hielo
pálida por el miedo
y pálida por su ternura.
Estuvimos en Crimea,
y la muchacha,
bajo las luces de unos relámpagos
de una noche de tormenta
me susurró al oído:
“¡Mi pequeño,
Mi pequeño!”
cubriendo mis ojos con la palma de sus manos.
Todo allí alrededor era terrorífico
y excitante,
los truenos
el mar ciego y el sufrimiento mudo,
y de repente,
reaccionando con una intuición femenina,
lloró ante mí:
“Tú no eres mío,
No eres mío!
Adiós, amor!
Soy tuyo,
melancólico,
fiel,
la soledad
que se construye con todas las fidelidades es la más fiel.
Que ningún pedazo de nieve de tus guantes
se derritan en mis labios para siempre.
Gracias a las mujeres
hermosas e infieles
las que siempre fueron fugitivas,
las que sus “ ¡Adiós!”
no fueron “ ¡Au revoirs! ”
las que en sus mentiras, de las que se sentían tan orgullosas
pero sufriendo extasiadas, ellas nos dieron al mismo tiempo
los bellos frutos de la soledad.
ARRÚLLAME
Cada idioma tiene una irresistible belleza.
Cada idioma tiene algo ofensivo,
obsceno.
Pero acariciar y bendecir es nuestra única tarea que hacemos
con cierta vergüenza.
Yo admiro la timidez
del que se sonroja pidiendo: “arrúllame”.
Para mi hijo de 15 años
no hay ni Stalin ni Beria.*
Es tan ingenuo
aún cuando es un adolescente que parece un gigante.
Su cabeza de pelo revuelto está en Tulsa, Oklahoma,
y sus piernas en Siberia
como un bebé le ruega a su madre: “arrúllame mamá”.
Y cuando ella, medio dormida,
corrigiendo interminables trabajos,
muerta de cansancio,
batallando con los padres de sus estudiantes
que se disculpan de los malos trabajos de sus hijos,
ella me susurra como nuestro hijo menor: “arrúllame por favor”.
Y cuando la arrullo, yo también bastante cansado y con poca energía,
descubro una primera cana en su pelo,
parecida a una delicada hebra que no había visto antes,
entonces recuerdo a mi propia madre
igual que un huérfano en el día de navidad,
quien ni siquiera pudo susurrar nunca al oído de su madre:
“arrúllame por favor”.
Monumento a mí
No quiero que en el futuro me erijan un monumento
si lo van a poner en una calle oscura, desierta y hedionda
en alguna parte de la Rusia inválida del 4to Mundo,
pulverizada imperialmente primero su lado izquierdo
pero tratando de esconder su miseria con la mano derecha
en sus bolsillos llenos de agujeros
último animal domesticado amarrado a una cuerda de piojos.
No deseo que en el futuro me erijan un monumento
aún si lo pusieran en un jardín de metales oxidados
allí donde nuestras gigantescas bananas rusas
son unos podridos y abollados misiles.
No necesito ningún monumento.
Lo único que quiero es que mi Patria regrese a mí.
(2000)
* Lavrenty Beria (1899-1953). Jefe de la policía secreta de Stalin (KGB). Fue famoso como uno de los más crueles torturadores además de mujeriego. Fue ajusticiado en 1953 sin ningún proceso judicial. Este poema fue escrito en 2006.
TRES FIGURAS
A lo largo de la plataforma cubierta de hielo
resbaladiza como barco de pasajeros,
camina mi amada con nuestros hijos.
Ellos corren a lado de ella
y me ruegan con sus ojos:
“Padre, llévanos contigo…”
Igual que el sentimiento de una esposa de soldado, eso crece en ti.
Toda partida es esconderse como aquel juego de nuestras infancias.
¿Qué ocurre si no nos podemos encontrar el uno al otro?
Dentro de sus almas, nuestras esposas están siempre preparadas,
muy silenciosas, para convertirse en viudas
porque el ruido de las líneas del tren
comenzará a perforar sus almas.
Paradas casi al final de la plataforma,
tres figuras se van empequeñeciendo, derritiendo.
Tres figuras, mi familia completa.
Todos los monumentos son basura,
todos los obeliscos son únicamente colillas de cigarros.
¿Qué es lo que realmente queda? Sólo tres figuras:
mi patria natal a las puertas de la muerte.
(1995)
ANTES DEL ALBA
Me gusta cuando las pálidas estrellas arden sin luz
pero tú podrías apagarlas con sólo la respiración de un niño
y el planeta en puntillas comenzará a entrar en la madrugada,
en el amanecer que no existe todavía.
Me gusta mucho más la llegada de la mañana antes del alba
como si fuera un cosquilleo de mosquitos dorados,
los pinos, las perforaciones de los rayos del sol
tratando de besar un pedacito del cielo.
Me gusta ese momento en el bosque mientras corro
bajo las voces de los pájaros que comienzan a despertarse
ver como sobre la superficie color lila de los hongos nuevos
el rocío recién nacido tiembla.
Es raro ser feliz en la presencia de otros.
Es una costumbre muy astuta esconder la felicidad,
pero déjenme ser feliz antes del alba
porque cuando llegue la auténtica mañana
toda la infelicidad se despertará.
Soy feliz que mi vida transcurra entre las leyendas y los chismes,
sin ser mitos son sólo aventureras y desvergonzadas historias.
Soy feliz que Dios no me haya otorgado ni la envidia ni el odio
que no me haya hundido en el barro ni aplastado por el polvo.
Soy feliz porque seré el ancestro
de mis nietos quienes no nacieron en una jaula.
Soy feliz que fuera insultado y traicionado
porque ellos sólo aullaron por los vivos y no por los muertos.
Soy feliz de tener el amor de los amigos y de las mujeres.
Sus rostros son iconos bajo mi piel.
Soy feliz de haberme casado por la iglesia con una muchacha rusa
quien merecía cerrar mis ojos al morir.
Amar a Rusia es la felicidad más ingrata.
Aún estoy atado a ella con toda mi sangre.
Amo a Rusia pero no sus reglas.
Me gustaría aceptarlas pero lo siento, me dan náuseas.
Amo nuestro planeta verde y con su frente azul
es nuestro trompo de rosadas mejillas infantiles.
Yo también giro como un trompo. No moriré de odio,
sino de amor porque es imposible contenerlo todo en un sólo corazón.
No hay ninguna parte de mi vida que haya sido irreprochable,
claro que no fue siempre sabia pero hay que recordar las culpas no pagadas,
fui un niño con los ojos llenos de vida antes del alba,
ese espacio de libertad que es mucho mejor que la libertad del día.
Soy un criatura imperfecta de la creación,
pero elegí mi más preciado momento, el momento que antecede al alba,
antes que nazca el día Dios volverá a crear todo de nuevo,
los pinos perforados por los rayos del sol,
y yo, perforado por el amor.
(1995)
CASI UN BESO
Pero no era realmente un beso
aunque casi fue un beso
hace mucho tiempo en mi juventud
en aquel lugar que fue nuestro mar
en una noche donde aún la arena estaba azulada
y seguía caliente después de un ardiente día de sol,
ese calor que aún no estaba por todo nuestros labios
aunque sí en la carne más delicada de ellos,
rozándose los unos a los otros por un instante,
dejando caer el cigarrillo
sentí una delicada mordida de mujer,
tenue y fugaz como un insecto luminoso
que cayó cerca de su pequeño pie bronceado.
Pero fue casi un abrazo,
estremeciéndome inesperadamente
mi mano de repente tembló húmeda
y un hueso seco de cereza quedó pegado en su espalda
y todo me pareció una advertencia de la naturaleza
donde yo no tenía ningún derecho
de convertir en amor, y solamente en eso,
algo que era más fuerte que el mismo amor.
Y la mejor mujer del mundo
fumadora, inteligente, a veces como una niña pequeña,
madre, abuela, una come libros,
benefactora de viudas, de disidentes
y de jovenzuelos de la literatura,
mi exigente lectora
y mi gran amiga
evitaba mi cara con su cara
y moviéndose a un lado con todo su cuerpo
habiendo ya tomado una decisión
me dijo en voz alta pero a su vez muy delicada
brusca, pero gentil:
“Tú ya sabes que es muy tarde…”
y esas palabras me hicieron retroceder
de la carne delicada de sus labios
calientes como la arena,
retroceder de mi atrasado y casi un beso.
Es cierto que era muy tarde.
Nos conocimos tanto pero tanto
que éramos como de la misma familia, demasiado.
Nos amamos tanto el uno al otro que era desmedido,
pero tanto que aquello ni era amistad, ni amor
ni lo masculino ni lo femenino
era algo más, algo mucho más grande
que un hombre o una mujer,
mucho más grande que lo más grande
y que probablemente no tiene comparación con nada.
Siempre hablamos con mucha cordialidad
pero nunca existió entre nosotros una relación íntima
y el árbol de cerezas nunca creció
de aquel hueso seco caído en la arena.
Es que todos hemos madurado de los amigos
y las nuevas generaciones también buscan
su propio camino, un poquito, a través de nosotros.
Te extraño como a la vida
pero la vida olvida todo de nosotros.
Vengo a verte en tu tumba
aún cuando yo no venga
¿No sueñas con el Mar Negro?
Aún estoy allí en su orilla y emocionado
y al estilo de los viejos tiempos
escarbo en un basurero de la playa
buscando la botella vacía de vino casero
como si fuera una trasparente frontera que nos acerca
que huele a fresas silvestres
y por casualidad a la belleza de la vida,
y tal vez porque tuvimos nuestros propios misterios
ésos que no fueron solamente casualidad,
como el secreto de lo que casi fue un beso,
y un sentimiento que no tuvo ningún nombre
y que era demasiado poderoso
casi tanto como el mismo amor.
HERIDAS
Para D.G.
Me han herido con frecuencia y con mucho dolor,
regreso a casa arrastrándome y abatido,
lastimado por lenguas venenosas,
es que se puede dañar hasta con el pétalo de una flor.
Y yo mismo me he herido sin ser consciente
por una casual ternura
y luego alguien sintió la herida
y fue como caminar descalzo sobre el hielo.
¿Por qué aumento las ruinas
de aquellos que me quieren y están tan cerca de mí?
¿Por qué yo, que puedo ser fácilmente herido
puedo dañar a otros casi hasta matarlos?
(1973)
INTENTANDO MALDECIR
Acercándome un vez a la búsqueda de lo eterno
una noche en que mi alma era oscura y confusa
susurré el único rezo que sabía:
“Oh Dios, ten compasión de mí, arrúllame por favor”.
Y Dios nos perdona y nos arrulla
sin embargo un poco desamparado se encoge de hombros
de tanta misericordia que él ha otorgado
a la inmensa ingratitud del ser humano.
Es claro que sus propias criaturas asustan a Dios.
Le ponen cualquier nombre que deseen
Jehová, Buda, Alá.
Él es sólo uno y está muy cansado de ser Dios.
Si él pudiera hacerse inmaterial
o estrecharse hasta el tamaño de un ídolo de bolsillo
él tranquilamente se arrancaría y se escondería
en un lugar aislado para no saber de nuestras bocas babeantes.
Pero esconderse no tiene sentido para él
ni menos ser sumiso como un esclavo africano.
Dios siempre necesita creer en Dios
pero en el mundo no hay dioses para Dios.
Y cuando descuidemos nuestras propias obligaciones,
volviendo otra vez a molestarlo con pequeñitas
y podridas peticiones ¿a quién entonces él dirigirá su propio rezo:
“Oh Dios, ten compasión de mí, arrúllame por favor”?
(1967)
CUADERNO DE NOTAS
La memoria de esta vida,
tranvías, sol, gorriones,
frivolidades sin control
parecidas al fluido del mercurio del termómetro,
porque los patos gritan en alguna parte
allá arriba sus últimos gritos, como fino papel delgado,
porque los niños chillan desconsoladamente
(¡recordemos que la vida de los niños es muy apacible!),
porque en la borrachera la luz de las estrellas
aúlla sobre la luna nueva,
las medias molestan un poquito en la rodilla,
con si tuvieran oro en sí mismas con un sonido dado por el sol
como el recuerdo de lo vivido,
porque hay resina en el tronco de los árboles,
porque enloquecido me equivoqué
pensando que mi vida se había acabado para siempre,
como la memoria de mi vida
tú te apareciste ni muy tarde ni muy temprano
exactamente a la hora precisa, como yo,
con mi sonrisa, amputado
de memorias como si estuviera en una tumba.
Y yo otra vez, rodando entre
caballos pintados, con mucho gusto puedo cambiar
un sólo recuerdo de la vida
por todos los recuerdos juntos.
(1974)
EN EL PAÍS LLAMADO MÁS O MENOS (1)
Vivo en el país llamado Más o Menos,
donde,
muy extrañamente,
no hay ningún partido oficial llamado “Masomenosista”…
donde ellos
leen a nuestros escritores clásicos… más o menos.
Donde a veces,
hasta los distinguidos ciudadanos
se enamoran (más o menos),
pero a veces,
después de algunos meses
ya no hay besos,
los unen sólo los pesos.
Entonces no son ajenos,
más o menos.
“¿Es verdad, señor, que todos beben en su país Más o Menos??”
Hay algunas personas que no beben nada…
Más o menos…”
“Difícil de creer, señor,”
Ni siquiera algo así como…
una gota. Más o menos.”
“¿Qué tipo de gente es aquella, la de su amado pueblo
del país llamado Más o Menos?”
Son más o menos agradables…
Más o menos honestos…
Unas veces menos, otras veces más…
“¿Está Usted, señor, orgulloso de su gran país,
llamado Más o Menos?”
Hmmm…
Más o menos...
Por lo general, somos generosos más o menos..
suficientemente amistosos… menos o más...
Por supuesto, todos estamos por la paz…
un tanto más, un tanto menos..
Por supuesto, tenemos algunas pequeñitas,
pero más o menos
desagradables guerras.
En cada esquina,
en cada cocina de cada casa
cuando las esposas y los esposos están algo
así como peleando discretamente,
tenemos nuestra propia Chechenia doméstica,
y un Irak privado,
ondeando un trapo húmedo de cocina
como una bandera nacional,
cuando las sandalias y las planchas
a veces vuelan por encima de las cabezas
como ovnis…
sin embargo, apreciamos nuestros valores de familia..
Más o menos…
En nuestras cortes de justicia tenemos
más o menos incorruptibles jueces,
en nuestros centros de investigación
hay pensadores, más o menos insobornables.
Una más o menos bella mujer me susurró:
“Estoy más o menos enamorada de Ud.
Más o menos para siempre…”
Me gustaría pararme frente a Dios,
así como soy,
no algo así como más o menos.
No estar más o menos feliz
En esta más o menos vida…
En esta más o menos libertad.
(2004)
1. En los últimos años, el idioma ruso fue invadido por una muy pegajosa y ambivalente expresión: “kak bi”,que en español se parece al expresión “Más o menos”. Esta expresión a mucha gente le sirve para más o menos esconder su más o menos conciencia.
EL ESTADO
(Monólogo del primer tipógrafo ruso Ivan Fedorov, 1510-1583)
Por mi fe en el Estado yo trataba de comportarme cortésmente,
haciendo respetuosas reverencias a la autoridad.
Pienso que no he ahorcado al estado
ni tampoco le he disparado de muerte.
Que me cuelgue un poquito
me parece que es su derecho.
En público yo defiendo mis ideas con entusiasmo:
yo no merezco semejante traición desde arriba
yo espero un poquito de justicia en este lugar
pero yo nunca he sido un traidor,
ni nunca he intentado mentir.
Oh, querido Estado
yo siempre he tratado de quererte,
en forma muy obediente, como el trigo
a la guadaña,
como la caña de azúcar al machete…
Pero la obediencia me pone enfermo,
me imagino que he cometido un error,
si trato de agachar la cabeza,
como el perro que es golpeado
y se hace sumiso a los palos.
Oh, querido Estado, estás lleno de mentiras,
explotación y odio:
tú falseas todo descaradamente.
Así que el amor por La Patria y el amor por el Estado
es realmente un divorcio
pero donde nunca hubo antes ningún casamiento.
(1966)
En el país de mas o menos video sobre su participación en el 20º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Otros poemas en Prometeo
Yevgeny Yevtushenko nació en Zima, Siberia, Rusia el 18 de julio, de 1933, falleció el 1 abril, 2017, en Tulsa, EU. Varias veces estuvo nominado al Premio Nobel de Literatura. En 1949 publicó su primer poema y su primer libro en 1952. El fue un pionero en leer en las plazas rusas y en los estadios ante multitudes. Dio a su vez una voz a toda una generación que deseaba expresarse libremente.
Llenó dos veces el Teatro del Kremlin con 6.500 personas. Igualmente ha leído en muchas partes del mundo ante miles de personas. El mismo dijó: "Yo soy un escritor para esos que no lo son". Viajó a más de 94 países y su obra ha sido traducida a 72 lenguas. El abrió el camino a esos otros a quienes le habían "robado el mundo" y ahora millones de turistas rusos visitan todos los rincones del planeta. En 1960 fue el primer ruso en leer su poesía en el Oeste siendo aclamado en Europa, Norte y Sur de América, y África. Fue amigo de Pablo Neruda, Max Ernst, Henry Moore, Federico Fellini, T.S. Elliot, William Golding, John Steinbeck, Pablo Picasso y Gabriel García Márquez.
En 1961 Yevtushenko publicó su poema Babi Yar (incluido en la edición Manzanas robadas de Prometeo) un poema de protesta contra el anti-semitismo. Hoy día, ese poema está grabado en piedra en el Museo a la Memoria del Holocausto en la ciudad de Washington, EE.UU. Ese poema fue la inspiración para la famosa Sinfonía número 13 del compositor ruso Dimitri Shostakovich. Junto con ser poeta, Yevtushenko ha sido también director de cine. Ha escrito y dirigido dos películas: Kindergarden (1982) y Los funerales de Stalin (1990), esta última con Vanesaa Redgrave y Claus Maria Brandauer. También escribió el guión para la película rusa-cubana Soy Cuba (1964). Una de las novelas de Yevtushenko, No te mueras antes que estés muerto (1995) está basada en el fallido golpe de estado de 1991 en Rusia. Su primera novela, Fresas salvajes (1984) es una evocación poética de los campesinos rusos de la región rural de su nativa Siberia.
En sus últimos años Yevtushenko dividió su tiempo entre Rusia y los Estados Unidos. El y su familia residían en Tulsa, Oklahoma donde él enseñaba cine ruso y europeo así como literatura rusa en la Universidad de Tulsa. Como él decía: "Yo no enseño literatura sino enseño a tener conciencia a través de la literatura". Hace muchos años él escribió: "nacer en todos los lugares es por supuesto imposible, pero renacer en cualquier parte depende de nosotros mismos." Dentro de varias distinciones que recibió Yevtushenko en varias partes del mundo, en el año 2006 el presidente de Chile, Ricardo Lagos, le concedió la Medalla "Bernardo O´Higgins" que se otorga a grandes personalidades extranjeras. En junio de 2009 le fue oficialmente entregada por La Presidenta Michelle Bachelet en el palacio de La Moneda, Santiago de Chile.