Rati Saxena, India
Por:
Rati Saxena
Traductor:
León Blanco
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 88-89. Julio de 2011.
Todos esos pecados
Todos esos pecados
que estoy tratando de olvidar,
apilados sobre mi espalda
crecen como una montaña
Ahora soy
Un caracol
lento, lento y lento
*
El tiempo está cambiando
miro al espejo
El Calendario es
sólo un eco de imágenes
*
Abrazando el cordón umbilical
Quiero dormir
en el vientre
de la eternidad
¿Entonces?
¿debo atravesar de nuevo por entre
punzadas de dolor?
*
Todos en busca
una flauta
para encantar
a todas las ratas
Dice
la astrología china
que éste es el año de la rata
*
Ofrezco mi karma
a los astrólogos
ahora ellos me cuentan todo
lo referente a mi
comer, beber y dormir
¿dónde está mi parte superior
sobre la nuca?
*
mermelada en jarra dorada
el tiempo la está volviendo densa
cucharada
que rueda sobre mi lengua
yo la saboreo
como tu recuerdo.
*
si esta puerta desaparece
estaremos uno frente al
otro de nuevo
¿es éste un TIEMPO?
*
el látigo es cortante
las marcas son dolorosas
él vino a mí
con una suave caricia
se fue el dolor
¿es este el Tiempo?
Cuando un árbol envejece
Cuando un árbol envejece
comienza su jornada hacia el pasado
antes del brote de doble hoja
antes de la planta de hojas blancuzcas, y
antes de la yema de color rosado
Su jornada no se detiene
incluso después de haber alcanzado la semilla
Él desea alcanzar el fruto
la aspereza del pico
que come vigorosamente la fruta
la suave lengua roja
las plumas y su temblor
la lluvia y el calor
el átomo
Cuando inicia el regreso
su jornada no es confortable
los pájaros toman su dedo
las nubes se pegan a sus pies
la hierba se alza sobre el camino
los insectos empiezan a dar vueltas sobre la tierra
un árbol que se envejece
jamás vuelve al presente
El amor de las grandes hormigas negras
Uno no sabe desde dónde las grandes hormigas negras
Se extienden sobre el suelo como negras estrellas en lluviosas tardes
Atacando a su presa
Ellas no creen en
La disciplinada fila de las hormigas rojas
Ni en las órdenes de su reina
Ellas toman y tragan
Cualquier cosa blanca
Como azúcar, arroz, polillas
Si desean cargar un abultado cuerpo muerto
Se juntan como sindicato de obreros
Ellas pueden vivir en cualquier parte:
La corteza arrugada de los árboles
Casas de hojas
Raíces de cualquier cosa.
Aquellos a quienes aman
Se transforman en ellas.
En el árbol donde habitan-
Ni un sólo fruto puede permanecer
Ni un pájaro vivir
Más aguzado que su aguijón,
Es su beso
Que las hace pedazos
¡Ellas son mejores amantes que los humanos!
El ciclo de la bicicleta
Ella era una bicicleta común
de acuerdo a la moda de aquella época
sin ningún maquillaje de salón de belleza
negra de color y pesada de cuerpo
ella sabía cómo seducir.
aunque tomaba largo tiempo
aplicar la grasa de la amistad,
mientras intentaba trepar,
se enojaba como un caballo malcriado:
algunas veces yo la montaba,
algunas veces ella me cabalgaba a mí
pasó el tiempo,
descendíamos por pendientes como una fuente
juntas
trepábamos y nos precipitábamos,
juntas sobre las alas de la rueda,
aterrizábamos ambas en el corazón,
las tuercas y tornillos de los deseos
apretujados;
entonces partíamos e íbamos juntas—
ella al almacén de material de desecho;
y yo al cesto de desecho de la vida.
los huesos desmembrados,
los músculos desgastados,
la campanilla silenciada,
ella se transformó en sus repuestos;
también yo.
Aun está en mí
elevándome
al mundo de la imaginación
a través del ciclo del tiempo.
A ella no le importa
hace casi mucho tiempo
que la conocí
pero ella viene cada vez que se le antoja
extiende la sábana del sueño
yace de espaldas
esparciendo el cabello como sueños
frecuentemente en sus sueños
hay una planta
blancas hormigas sobre su raíz
se arrastran sobre mi cuerpo
en cuanto
salgo de su sueño
las raíces de mi cuerpo
desaparecen
siento temor
de ella, de su sueño
y de mi dormir
que insiste en despertar
entre sus sueños
a ella le importa
ella viene entre mis sueños
esparciendo su cabello
Cuando él toca el tambor
cuando él toma el tambor
el agua del mar
comienza a echar vapor
sobre su amada frente
y las gotas de sudor
cuando él bate
el tambor
una gran estrella se precipita
y la cortina de su amada ventana se estremece
este dulce dolor empapado
es rociado desde el tambor resonante
la tierra olvida el camino
sobre el techo de su amado
calladamente vino y se posó un pajarito
lloviendo desde los cielos
su cabello se riega
y los árboles se bañan
en su dulce perfume
Yo y mis palabras Escrito para el 21º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Rati Saxena nació en la India en 1953. Poeta, editora, traductora y gestora cultural. Dirige el Festival Internacional de Poesía de Kerala, en India. Ha publicado dos libros de poesía en inglés, cuatro libros de poemas en Hindi, uno en Malayalam (traducido) y dos libros de viajes. Ha sido profesora universitaria, especialista en los Vedas. Respecto a las palabras la poeta nos dice: “Las palabras podían atraerme a cualquier hora; incluso mientras barría si ocurría que me topaba un pedazo roto de papel con palabras, el polvo quedaba libre de entrar a la casa mientras mis ojos estuvieran ocupados leyendo aquellas palabras. Luego vino un tiempo cuando las palabras empezaron a emprender vuelo fuera de mi boca. Yo podía emplearlas como un vendedor vendiendo polvo dental. Después de eso entré en un mundo donde las palabras solían acudir como una procesión matrimonial y regresaban sin la novia. En ese mundo las palabras acostumbraban pegarse sobre el vestido como mariposas muertas. Las palabras habían de estallar como globos y reventaban ruidosamente. Yo solía anhelar que las palabras se congelaran en mi boca. Pero bastante desvergonzadamente, tan pronto como obtenían la tibieza de los sentimientos, tenían el hábito de derretirse”.