Saley Boubé Bali
Nació en Zonkoto Banda, Loga, Níger, en 1963. Es poeta, periodista, novelista y editor. Obtuvo un doctorado en ciencias literarias, especializándose en la tradición oral de la mujer. Es investigador en la Universidad Abdou-Moumouni de Niamey y director del Instituto de Literatura, Arte y Comunicación de la Universidad de Zinder.
Fundó y editó la revista geopolítica Notre Cause, l'Afrique. También es autor de varias novelas en francés. En su novela Sargadji el indomable, publicada en 2013, explora la resistencia del pueblo de Sargadji ante la colonización francesa. Participó en los Juegos de la Francofonía en 2005 y en los Juegos de la Comunidad de Estados Sahelosaharianos en 2010, ambos realizados en Niamey. En 2008 recibió el Premio de Poesía con motivo del 50 aniversario de la fundación de la República de Níger.
Algunos de sus libros: Hawad y la poesía de la errancia, 1993; Tébonsé, o el destino de un niño de la calle, 2009; El hijo del sabio, 2010; Bandado. La niña de los párpados negros, 2010; Gotas de lágrimas, 2018.
Esta es una muestra de sus poemas:
Ni una palabra de paz
Recorrí las palabras de los sabios
Que llenan los libros de historia
Escuché las palabras más bellas
La GUERRA los encanta de maravilla.
Escuché a los viejos, a los jóvenes
Oí a las mujeres, a los hombres
Un sólo grito: “¡Viva la guerra! Amén”
Que arrulla a los recién nacidos en el olvido.
Vagué por los lugares de culto
Que se exhiben en calles sin fin
La guerra divierte a la muchedumbre
Y la convierte en una comedia burlesca.
Deambulé por los laberintos de la vida
Que conducen al horizonte oscuro
Donde se alzan figuras curvas
Mujeres violadas entre lágrimas.
Mi corazón herido me dice:
Poeta, camina sobre las huellas de tus pasos
Escribe en los muros con tu sangre fresca
“Paz” hasta que se agote el aliento.
Traducción de Stéphane Chaumet
Contraluz
Amo la noche por su pudor
Y la serenidad bajo su sombra
Amo el día por su blancura
Y la claridad bajo su luz.
Una cubre el horizonte con su manto
Y nos protege de miradas indiscretas
El otro nos ilumina los túneles
Y nos expone a miradas indiscretas.
Traducción de Stéphane Chaumet
Mi velada
Mi velada, no es noche de caza de espíritus
Ni tambores fúnebres que cantan a la desesperación
De pesimistas esperando un mesías de ultramar
Mi velada, no es noche de llanto incesante
Ni rezos para exorcizar desgracias
Enterradas en los meandros del pasado
Mi velada, no es inventario de pecados
Ni la triste historia de mi sufrimiento
En busca de mi identidad perdida
Mi velada es reconciliación de voces discordantes
A ambos lados de las fronteras asimétricas
Mortificando a la madre África que renace
Mi velada es soplo de energía desbordante
Búsqueda vital exaltando la fuerza de la palabra fértil
Vigilia en los jardines floridos de risas de niños.
Traducción de Stéphane Chaumet
La quintaesencia
Apenas sale el alba en el techo de su cabaña
Sola –cada día– en el camino accidental
En el frío que congela sus venas secas,
Ella cruza llanuras y montañas. ¡Confiada!
Su espíritu en mil fragmentos sobre sus pies
A veces se compadece en el profundo pozo
A veces se arquea sobre la daba raspando el suelo ingrato
A veces se dobla bajo el peso de la pesada gavilla
A veces abraza a su bebé gimiendo de dolor
Así vive la mujer rural
Como un botín de guerra
Mujer de los campos, mujer de los apriscos
Martirio vegetando en las antípodas de las maravillas
Que brillan en los señuelos del progreso cautivador
Víctima sacrificial en las mazmorras de la historia desleal
Eres la quintaesencia de toda alegría eufórica
Esqueje que vuelve a crecer
En la árida parcela de la desgracia
Profeta, emperador, rey e indigente
Todo humano tuvo tu espalda como Pegaso,
tu vientre como paraíso primero
En el crepúsculo cubierto con el abrigo del apacible descanso
Oigo tus lamentos al ritmo de los golpes de mortero
Atenuados por los elogios de tus hijos que vuelven del éxodo
El cántico que anuncia una Nación floreciente.
Traducción de Stéphane Chaumet