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Enrique Sánchez Hernani

-2023-

Nació en Perú en 1953. Es poeta, ensayista, sociólogo, periodista y editor. Pertenece a la denominada Generación del 70. Fundó, junto a otros jóvenes poetas, el grupo La Sagrada Familia, en 1977. Ha publicado los libros de poemas: Por la bocacalle de la locura, 1978; Violencia de sol, 1980; Banda del sur, 1985; Altagracia, 1989; Pena capital, 1995; Música para ciegos, 2001; Vinilo, 42 poemas del rock’n roll, 2006; Quise decir adiós, 2011; Cuaderno extranjero, 2016; y la antología Catálogo del maestro de obras, 2017. Ha publicado además un libro con sus crónicas y perfiles literarios, La manía de escribir, 2017. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías nacionales e internacionales. Ha leído su poesía en múltiples eventos literarios y festivales de poesía en Perú y en el exterior. Es coordinador del Movimiento Poético Mundial en su país.

Esta es una muestra de sus poemas:

Travesía del tiempo y de la letra

¿Los poetas mayores de 60 hablan de la muerte?
¿Entornan los ojos y ven cruzar los nimbos de metal
por el cielo oscuro de golondrinas hambrientas?
¿Frente al mar atraen los caracoles
los cangrejos algunas aves moribundas y les dictan una profecía
a los albatros que tienen como dóciles mecanógrafos?
¿Confunden el rumor de sus enfermedades
con la tristeza de sus vecinos pensando
que la alegría es una cuestión de las Naciones Unidas?
¿Qué oyen exactamente cuando suenan los címbalos 
y los cornos que suelen presagiar las tempestades
que hacen llover abecedarios del casto firmamento?
¿Es verdad que pueden hacer germinar tulipanes
hasta en el hoyo hostil y sagrado de las cavernas? 

Venerables letrados
  poetas disonantes
si aún después de ver nacer escuadras de navíos en el cielo
o a muchachas que levitan desde sus sueños 
agitando pañuelos
siguen pensando en la oscura parca 
ruego que suban a los balcones para que vean volar
los paraguas abiertos
los coros de cien iglesias barrocas
los techos de la risa el sol que se desplaza lento
y cuando quieran escribir echen a rodar una bicicleta dorada
por los prados de la memoria
cuando quieran pronunciar la palabra amor 
que sea de uno auténtico
capaz de calmar las aguas que asedian a la muerte
esa temible conjetura de los magos sometidos al acoso 
de sus desastres rutinarios
pero sin olvidar que mañana podrán escribir más canciones
ensimismados en comprobar que la vida persiste
terca en su voluntad de lavarlo todo
incluso nuestras propias arengas.
Mas el fin nunca acaba completamente.
Peor sería la condena de estar obligados a ver para siempre 
las efímeras secuencias de la vida malgastada
en las tabernas.
Siempre será mejor vivir
       poetas
aunque el dolor insista en hacernos remar 
sobre la charca iluminada del miedo. 
 

Enigma del verso encerrado en una botella

¿Qué busca el lector dentro de un poema?
¿El gato que se extravió 
mientras paseaba por el lado cóncavo de la luna?
¿El muñeco de felpa cuyo color se ha perdido 
y al que le falta un ojo
                                 el brazo 
tal vez un zapato y hasta su propio sueño?
¿Qué es lo que existe entre dos versos 
unidos por un impoluto clavo de carpintero?
¿La sabandija que persigue al peregrino 
en el desierto interminable de su reclusión y su pena?
¿Acaso una fiera? ¿El animal inconforme 
que todos cargamos dentro?

¿Qué puede hallarse en el costado abierto 
de un poema sangrante?
¿La mala letra de quien escribió semejante artimaña 
para ocultar la desaparición de una idea santa?
¿El cadáver del hombre que murió por amor
cuando según Rubén Blades de amor ya no se muere nadie?
¿El conjuro que permita que salten conejos
de nuestros bolsillos mortificados por el miserable salario público?
¿O quizá el sonido de una cantata 
que se apaga ante el resuello de un coro militar 
que hipa toda la noche a falta de poder exhalar
una pacífica cantinela?

¿Y qué es lo que pide el poeta?
¿Qué la multitud le mire los intestinos 
el movimiento obsceno de sus órganos 
el matrimonio poco estable del corazón y su latido?
¿Acaso exige la misericordia del transeúnte? 
¿Una moneda adulterada?
¿La caridad del fraile que peca pegado a la letra?
¿O tal vez la misantropía del dolor 
un animal haciendo equilibrio 
en la cuerda delgada que escapa desde aquí 
hasta el otro mundo?

(Por favor tachar con una línea azul 
lo que a usted menos le convenza).

Madrugada con pájaros

Desde la mañana incierta donde cojo tu recuerdo
y lo pongo sobre el tablero áspero de mi mesa
cuando la luz se abre paso con alguna dificultad
casi renga y desamparada
yo te saludo primer pájaro del alba
te hago una venia y reconstruyo tu figura al vuelo
sobre una página inmaculada
para que no te enfermes nunca
para que me cantes siempre muy despacio
cerca del oído del mundo
para que cualquier estruendo se disipe pronto
y solo podamos ver el fulgor de tu plumaje
agitándose entre esas palabras
que hoy se alejan tan precarias:
valor y refugio 
  sanación y beatitud
y que son las que en verdad necesitamos
para que siempre regrese el bullicio 
de aquellos que han sanado
con su iluminado candor
con todo su regocijo
ahora y en la hora de tu vuelo definitivo.

Chanson de la diosa lírica

Yo que sólo te beso a ti
en tu boca beso a todas las demás
allí donde arden mil imágenes de mármol
aunque solo se consuma mi corazón
como una hiedra que se ovilla
sobre tu cuerpo
para retener el primer y el último quejido.

En tus labios pienso
y a través de ellos resoplo las tonadas
de las mejores estrofas de amor
que inventaron los maestros
y si bien eternamente las recuerdo  
dejo estropearse al tiempo
pues nada sucede 
y ya nadie canta igual que antes.

Tuya es la verdadera poesía
que desnuda corre por un campo 
entre magnolias de hojalata y fantasmas
tuya es el agua que fluye
y te pertenecen también el ardor
los crepúsculos el infatigable mar
que siempre retorna a mí
después de haberte besado los pies

oh limpia estatua de Calíope.