Katherine Wiedemann
Nació en Medellín, Colombia, en 1993. Es poeta, psicoterapeuta, conferencista y especialista en gerencia de la salud ocupacional. Heredó de sus abuelos su amor por la poesía. En el presente año publicó el libro Del alma al papel, en la editorial Fallidos Editores, siendo fiel a su íntima conexión con lo místico, la contemplación y la búsqueda estética del habitar en el universo y sus múltiples expresiones.
Esta es una muestra de sus poemas:
Peregrina de la vida soy
Peregrina de la vida soy y a su paso voy echando raíces, desde mis primeros
días soy caminante de terrenos prestados, un tanto extraños, un tanto
familiares.
No cesan de brotar de mí raíces profundas, penetro el cosmos, inclusive los
lugares más recónditos y oscuros de la esencia humana.
Penetro el vientre y el capullo de vida, beso el suelo primigenio a cada
instante plácidamente con mis raíces, dejando a mi paso rastros de paz,
me enraízo en piedra, en tierra, en seres,
penetro el nacimiento de agua fluida y entrelazándome sollozo en gota.
penetro el aliento del viento, el ancho mar del firmamento,
penetro en la ondulación crujiente y flameante de mi espíritu,
penetro la sonrisa, en respiración,
penetro el color de la flor,
penetro el abrazo dulce de mi madre, de mi padre,
penetro el corazón de mi amada,
penetro el tejido del tambor colectivo,
me enraízo más profundo a la verdad,
penetro la creatividad magnánima del universo,
me enraizó al sustrato de mi divina ancestralidad.
Penetro el árbol de la creación y de él brotan dulces manzanas, a ellas las
penetro también y es así como voy sintiendo que soy yo quien es penetrada
papila a papila por las raíces del paraíso y el paraíso aquí está.
Al llamado
Bum bum, bum bum, bum bum,
el llamado a la vida, el llamado al amor.
Bum bum, bum bum, bum bum,
el llamado a la consciencia, el llamado del recuerdo.
Bum bum, bum bum, bum bum,
el llamado a las voces de silencio, el llamado al grito de la sabiduría ancestral.
Bum bum, bum bum, bum bum,
el llamado al rezo del corazón a cielo, de corazón a tierra, de corazón a corazón,
Bum bum, bum bum, bum bum,
el llamado del vientre, el llamado a envolverse en el capullo de ritmo.
Bum bum, bum bum, bum bum,
el llamado a entregarme a su delicada y dulce silueta que sin abandonar su
centro desemboca hacia la izquierda.
¡Shhh!
Que el corazón está cantando, toma una bocanada de aire, expulsa la primera
clave musical del gran misterio,
Bum bum, bum bum, bum bum,
Conservar y difundir vida, el misterio del impulso inicial,
El enigma del corazón unificador que sincroniza de ritmo y dota de sentido la
existencia,
El enigma del corazón unificador que energiza el musculo universal.
¡Shhh!
Que el corazón está bailando, con un impulso generoso que transita cada órgano,
vibración ondulante que asciende rítmicamente con fuerza y energizando cada
átomo en el que habitante rastro de vida.
Bum bum, bum bum, bum bum,
danza armónica entre contracción y expansión, aliento y expiración de vida, de
vida vivida o de vida expirada en vida.
Y el bum bum que te advierte que así te rehúses a escuchar y a bailar, será quien
te dará las pistas para recordar el regreso a casa.
Bum bum, bum bum, bum bum.
Sed de mar
¡Oh, Dios!
Estoy sedienta de beber del agua de tu sabiduría,
estoy sedienta de ti, a qué más puedo estarlo si no es de ti,
de esa fuente purificadora que sacia mi alma, de tu fuente cristalina de amor,
¿qué más puedo yo anhelar?, si en tus aguas puedo beber del misterio,
en tu inmensidad alcanzó a sumergirme en lo profundo de mi existencia, sin un
principio, sin un final.
Navegando en vida, me consagró en eternidad, con un soplo de movimiento,
abduciéndome a un espacio en el que solo habita la tranquilidad de la marea de
tu regazo,
entregándome a los influjos de lunas resplandecientes, aros de luz, vestigios de
cuerpos, sonidos refulgentes, gritos de libertad acuática que retumba la
ensoñación, soledad salada, dulce transmutación, evaporación ascendente de
partículas infinitas.
Beligerantes tormentas del más allá sacudan mi consciencia, solo de esta forma
podré rebosarme de humanidad, para que en algún momento el mar de
incertidumbre, logré tocar el cielo de tu verdad, en el silencio de la tormenta,
hallar tu grandeza, justo ahí como expresión de tu dulce amor en mis aguas
internas, que contienen cielo, tierra y mar.
Hallazgos oníricos
Que el anochecer es la antesala de la muerte, como los primeros rayos de sol son
pintura en lienzo renacentista, por eso durante esta danza transitoria puedo
vislumbrar en ensoñación aquellos seres que ya no se visten de noche, ni de
mañana, que se han despojado de su atuendo transitorio, pero que continúan
danzando con quienes se atreven a transitar el mundo onírico al encuentro con
la verdad, aquellos valientes que, sin siquiera entenderlo, se atreven día tras día
a morir y renacer de nuevo.
Me tardó varias transiciones descubrir que una no es precisamente la
consecuencia de la otra, que la vida contiene a la muerte y la muerte contiene a
la vida, que se funden en la experiencia atemporal de este viaje que han llamado
vida, que quienes se hayan en aquel mundo onírico están despiertos, que quien
va a despertar seré yo en el momento en que reconozca mi verdadera esencia
divina.