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Mohsen K. Rahjerdi

-1965-

Es un poeta iraní-estadounidense. Completó su formación académica en psicología y lingüística. Su poesía se define como preocupada por las emociones, el amor por la naturaleza, la libertad y los derechos y relaciones humanas. Rahjerdi ha traducido y publicado literatura iraní posrevolucionaria en forma de antologías de libros de poesía e historias con temas relacionados con la vida en la guerra. La forma en que introduce el mundo en su poesía es una mezcla de elementos naturales y sentidos humanos.

Mohsen Rhjerdi vive ahora en Teherán, Irán. Enseña en la Universidad de Teherán como profesor invitado y trabaja como terapeuta psicológico en su clínica privada en Teherán.

En sus palabras: "Han pasado mil siete años desde que los iraníes le deben mucho a Hakeem Ferdousi, por construir una reserva de lengua farsi, escribiendo cincuenta mil coplas en farsi clásico. La mayoría de los iraníes creen que la lengua farsi existe hoy gracias a Ferdousi".

 

Esta es una muestra de sus poemas:

1

La aspiradora
Es una anciana gruñona.
Metiendo su nariz, olfatea
Por cada rincón de mi piso
Cada día.

Cuando hay apagón,
Encoje su cola
Y se recuesta
En un rincón oscuro.

2

Cuando cesan las canciones
El silencio
Es la mejor canción
Que puede oírse.

El silencio,
Aquel estrecho ángulo oscuro
Entre dos
Descansos.

Cuando sólo
Se escucha
La llovizna 
De vino
En un vaso,
Silenciosamente.

3

Lo creas o no,
Cada persona
Tiene un límite.
Incluso esta muy paciente mezcladora
Se rompe
Cuando
Una suma
Particular de
Huevos
Y masa
Se derrite
En la olla.

4

Me siento y me tomo el tiempo
Para observar
La palma de mi mano izquierda
Sus líneas, veo
Que divergen y se cruzan.
Busco en
La palma de mi mano derecha.
Una palmera brota sus ramas
Duras y profundas
En mis ojos.

6

Cuando la soga se estira a lo largo de la noche
El viento sopla con crueldad, sacudiendo hojas colgadas.
Le he suplicado al honorable juez

¡Y eso es lo que no me gusta!


¡Un último ruego!
Por favor concédame la decencia
De ser fusilado, 
Y no colgado de una correa.

Lo he razonado todo.
Porque es tan humillante ser colgado…
Me conoce, soy quien gritaba libertad
en la plaza central
No soy un bandido, en todo caso
La muerte en la horca es demasiado vergonzosa
Incluso para un criminal desvergonzado.

Dispárenme por favor, tengan clemencia.
He añadido felizmente que
Pago las balas rojas brillantes
Pago los servicios de la brigada
Pago la orden de fuego de un
Joven teniente.

Colgar es muy humillante.
Así que viento, por favor cesa de sacudirme
porque ahora mismo
espero la concesión del veredicto.

           Traducciones de Nelson Ríos