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Almendra Tello Vega

-1992-

Es estudiante de Química en la Universidad Técnica de Manabí (UTM). En el 2010, por convocatoria del Ministerio de Cultura adelantó un proyecto cultura en zonas rurales de la provincia de Manabí. El 2013, trabajó como asistente de producción y fotografía fija en la película La vida sigue. En 2022, debutó con su libro Vértigo, híbrido de poesías y cuentos, que explora la profundidad y complejidad de las emociones humanas, consolidando su lugar como autora. Actualmente, trabaja en la reedición y lanzamiento de su novela corta Alma y el canto de la serpiente (2024). Reside en El Santuario, en Ecuador, donde equilibra sus estudios universitarios de Química con su pasión por la escritura y fotografía profesional.

Esta es una muestra de sus poemas:

Euler

¿Quién recogerá las lágrimas en la arena cuando la ecuación del universo
resulte incomprensible
y el puente entre lo tangible y lo soñado se rompa?

¿Quién permanecerá sordo a los ecos del tiempo cuando el caos, en su verdad, trace caminos erróneos, y,
la simetría de las cosas se pierda de principio a fin?

¿Quién pondrá a prueba el hechizo en su esencia cuando, perturbado por el silencio que todo lo sabe, o la elegancia de lo simple en el latido de la vida, nos encuentre perdidos?

¿Quién tomará entre sus manos el último vestigio de belleza?

¿Quién dará orden a lo incierto?

¿Quién resolverá el misterio?
¿Quién, dime, quién?

Pájaro brujo

Ante esos ojos que no parpadean, árboles inmóviles y hojas detenidas, como murmullos petrificados
solo está el horizonte que presagia sombras.

Sé muy bien que,
al borde de la noche
el peso del aire te empuja al abismo, y solo encuentras tinieblas.

Sé muy bien que,
si me vieras una vez más,
si el destino te diera esa tregua cantarías el idioma de los bosques.

Como halcón
traza círculos de perfección donde las cenizas no pesan,
donde el polvo se convierte en alas.

Y,
cada verso, un himno
para los que no regresan.

Cazador

Rodeado de millones de estrellas has elegido la menos brillante
ero esta no muere mientras tus ojos sigan la brújula
que devuelve el timón a los navegantes de mares remotos,
como un mapa que muestra tesoros perdidos
a los caminantes de nubes.
Esta estrella de fuego se mantendrá viva para ti
en la vasta inmensidad del cielo roto.
En este tiempo y cualquier otra historia
el cazador de estrellas señala a Venus con la nariz
y nace la lluvia que brota de las entrañas,
se evapora en el tiempo y vuelve el fuego de la madre tierra
a derretir cuerpos,
a fundir almas,
una vez más.

Seré

Dos tazas de café y leche se desbordan en una almohada 
hormonas roban la tranquilidad
olas que ahogan su rostro 
Ella grita el maldito tango 
“Loco mío”
y aunque nadie la sienta
él verá dormido su lengua bailar.
Porque cuando no la escuches
ella será el llanto de un niño perdido 
la anciana sin su único bastón
una paloma que perdió el nido 
aquella planta que olvidaste 
regar el frío viento que toca tu ventana.
Y cuando surques las nubes de algodón
no solo pensarás en los dinosaurios amarillos 
también arderá tu pecho partido
querrás tocar las puertas de la felicidad 
y volver a respirar el cálido aire.
Porque cualquier número impar te recordará 
que hay océanos sin peces, ríos sin caudal 
libros inutilizados, o cuentos sin terminar 
Seré un puñado de arena al vacío
una bala malgastada que revienta sesos 
Cualquier desatino seré.

Ven conmigo a cenar

Solo pondré una condición en mi reino: No mires los espejos.
Y en la mesa hay esperándote en un plato 
una fruta vestida de mujer
Si, ella, tu dama
y la corriente de vino que ahoga la superficie 
empapa sus nalgas blancas de púrpura 
También el plato tiene uvas verdes y negras
en la mesa bananas pequeñas y grandes, verdes y maduras 
fresas, arándanos, duraznos
todo lo que desees poseer será tu alimento 
que entrarán por tus ojos y con el aroma
se mezclarán con desbordante imaginación 
hasta saciar por completo tus sentidos
la observación también es un banquete 
tus manos se atestarán de gozo
hasta que las yemas dactilares perciban la dulzura de la miel 
sobre la sandía desnuda
que los dedos salten como pequeños hombrecitos 
con vida propia
y se deslicen a velocidad por las calles oscuras de las avenidas sin salida 
aliméntate de la jugosa fruta mientras preparas la mesa con rosas y besos 
a toda hora música para equilibrar la energía de los cuerpos
ven y bebe agua de tu fuente 
embriaga la lengua de poesía 
aliméntate de mí.