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Lorca Sbeity

-1979-

Lorca Sbeity nació en Beirut, Líbano, el 21 de diciembre de 1979. Es poeta, narradora, escritora para niños, docente, productora y presentadora de varios programas de televisión y radio, entrevistadora, locutora, con una amplia trayectoria en los medios de comunicación en su país. Obtuvo además una maestría en Filosofía y una licenciatura en Educación Física.

Ha publicado los libros de poemas: Ya eres mío, sé libre; En el primer puerto; Sólo insomnio; Manicomio; Hipnosis; Todo esto está ante ti; y Psicosis, así como los libros para niños: Adán y el sueño; Sumsum dentro del vientre de mamá; Tengo dos casas en lugar de una; ¿Qué es lo que amo?; Sueño con un mundo; Así es como me amo, entre otros.

Sus poemas y cuentos han sido incluidos en diversas publicaciones del mundo árabe. Ha participado en numerosos festivales internacionales de poesía en el Líbano, en varios países árabes y en Europa. Pertenece a la Asociación de Escritores del Líbano y a la Corporación de Editores Libaneses.

Esta es una muestra de sus poemas:

¡Árboles!

Un árbol dijo: soy el peldaño sobreviviente de la escalera de madera
Un árbol dijo: ¡nada queda de mí, excepto la memoria del viento!
Entonces el viento gritó: no lo entierres, sin recuerdos.

Un árbol dijo: soy la mano del manantial,
El pie marcando el compás de una rítmica melodía... La soga que sujeta.
Otro árbol dijo además: y la traición del hacha
Y la desesperanza en la palabra eternidad.

Un árbol inseguro dijo:
No tengo con qué conseguir mi nostálgico alimento.
Un árbol seguro dijo:
Soy desalmado... Soy desalmado

Un árbol silvestre: largo creció mi cabello,
Reemplacé las manzanas con el viento…
La corteza perdura.

Un árbol de jardín: no lo dejes arder
Ella renunciará a éste por quien insiste
En soportar la experiencia
Desde el comienzo.

Un árbol ebrio se mueve, se mece, frente a otro arraigado como una estatua... 
Y un hacha se detuvo entre ambos, confundida
¿Debo talar o podar?

El árbol de la acera dijo su palabra y se marchó
Y los pájaros entristecidos
Cruzaron volando hacia el poste de luz. Del mismo modo.

Un árbol madre... ¿Árboles hijos?
Y esta es el hacha.

Un árbol abuela cuenta 
Una historia antigua sobre un invierno muerto...

Un árbol poeta
Goteó su rocío, revelándolo a la luz.
 
Un árbol partió en otoño
Y volvió en el momento de arder dentro del fogón de leña…

Un árbol vive en el corazón de una carpa
La sostienen lombrices de tierra,
Y la luz, que se le permitió penetrar a veces,
Está hecha de sangre.

Una vida desechada

Estoy viviendo una vida que no es la mía
La tomé prestada de una mujer que se había aburrido de ella
E iba a arrojarla desde lo alto del puente
Hasta un río profundo
Si no fuera por mí que la agarré justo en el momento preciso
Y he estado pensando que si también fuera yo a aburrirme con la mía
¡La reemplazaría con esta vida desechada! 

Vivo actualmente una vida desechada
Hace frío aquí
Ni abrigo ni bufanda
Calientan la sangre,
Ni las luces de los candelabros
Ahuyentan fantasmas de salas vacías. 
Pienso en la mujer
Huyendo del puente a prisa
Ella no esperó el momento de chocar contra el agua del río
Quizá estaba segura de que su vida
Pesada de cadenas se ahogaría definitivamente
De lo contrario podría haber pensado para sus adentros
Que otra mujer la encontraría
Una mujer atraída por el olor del pan
¡Hacia las llamas ardientes!

¡Tristeza!

Yo tenía dos manos
Una, entristecida por las mentiras del abrazo
Y la otra ¡rota por el viento de los adioses!
Yo tenía dos pies
Uno, paralizado por los pasos veloces
Y el otro, perdido
¡En un camino entre la espera y la fuga!
Yo tenía dos ojos fructíferos
Recogidos por transeúntes dentro de poemas tristes
Y un tercer ojo punzado
Por una flecha siguiendo la luz
Yo tenía una mente donde moraban pensamientos bizarros
Yo tenía una imaginación horneando galletas de día
Y trabajando de noche en una discoteca,
En su interior, mora una errancia semejante a alguien parado 
Frente a su espejo.
¡La guillotina de la verdad me decapitó!
Yo tenía un corazón
Semejante a una cesta de pan
Semejante a un paraguas
Una carpa
Una parcela.
Lo serví de cena en el comedor.
¡El gran amor, la gran ilusión!
Era yo…. Estaba allí
Y nunca volví… He desaparecido…
Me he vuelto un mazo en una subasta
Un muro que siente la soledad
¡Y del muro cuelgan todos los cuadros del mundo!

Una traición

Los hombres nunca me han engañado
Son las mujeres las que me han traicionado
Mi abuela 
Que nunca amó a mi abuelo
Aunque con él había dado a luz a una tribu
Y por ella llegué al mundo
Y heredé su ira escondida
¡Detrás de su vientre redondo!
Y aquí estoy, memorizando insultos en todas las lenguas.
¡Y asombrada me detengo frente a mí misma, aturdida, sin respuesta alguna!
Mi madre amó mucho a mi padre
Y heredé su miedo a la pérdida
El miedo que borró en su interior hasta que ella se desvaneció
Y desaparecí con ella.
Aquí estoy con mi entera presencia
Aún no puedo verme
Vivo en la entrada de la casa
¡Y asombrada me detengo frente a mí misma, aturdida, sin respuesta alguna!
La única amiga que tengo
Con quien he compartido mi sostén
Y mi pintalabios rojo
y los hombros
Y de quien he prestado su ternura.
Ella me pidió prestada mi áspera imaginación
Ella se robó las llaves de mi casa
Y se robó mi casa
Y me vendió en el mercado de esclavos
Y me dejó sola, sin amigos
¡Y asombrada me detengo frente a mí misma, aturdida, sin respuesta alguna!
De la escritora aclamé su texto
Y conservé su libro
Y apreté con gratitud su mano contra la mía 
Y alabé su libertad y su rareza…
Ella me vetó cuando la vi ofrecer su corazón
Como comida a su gato callejero...
Cuando la vi meter su rostro en el congelador
Cada noche y lucirlo cada mañana.
¡Y asombrada me detengo frente a mí misma, sin respuesta alguna!

¡Sé libre!

Tu cálido corazón… el torero,
Es un cielo profundo, 
Tu corazón violeta, el bandido de la carretera,
Es una lluvia oscurecida...
Tus ojos son
Monedas de plata
Campos de olivos
Estrellas frescas
Ya eres mío ¡sé libre!
Expándete como el miedo
Como un ventilador que ríe
Como una guitarra que llora.
Es la hora de la oración
Enciende la hoguera
Y baila a su alrededor mientras estés desnudo.
Parte después del viento
O vete a bocinazos de los callejones
Porque mi padre gira los días como mudándose de ropa
Mi madre rompe grilletes desde que comenzó la palabra 
¡Mi horizonte es sólo mío!
Ya eres mío ¡sé libre!
Y no me abraces con todas tus manos,
Sigiloso como el campo abierto... como el azahar...
Como la lujuria del opio
Y no me abraces con todas tus manos
¡Vuélvete un océano!

           Traducción de Arturo Fuentes